La Niña acecha y ya se siente en el campo: con sequía y bajas reservas de agua se complica el desarrollo de los cultivos

Las decisiones de siembra para la campaña gruesa se demoran por la falta de lluvias en las principales zonas productivas. Sobra optimismo, pero faltan precipitaciones.

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El trigo sufre la falta de agua mientras transita la etapa de macollaje: lote en Carlos Tejedor, provincia de Buenos Aires - Gentileza: Dante Garciandia y Bolsa de Cereales de Buenos Aires

Las condiciones meteorológicas no jugaron a favor del campo, al menos durante los últimos dos meses. El panorama de sequía y de reservas de agua regulares en la mayor parte de la región centro del país es probablemente la variable negativa de mayor peso en un contexto que preocupa no sólo por lo agronómico sino también por lo económico.

El escaso nivel de agua en los perfiles comienza a ser predominante en la mayor parte de la zona núcleo y la transición estacional todavía está lejos.

El frío intenso, las heladas -intensas y recurrentes- y el pobre comportamiento pluvial que mostró la primera quincena del mes dejaron sin aliento a cada productor que esperó lluvias para comenzar con las labores de siembra. Al día de hoy, las condiciones hídricas adecuadas continúan retrocediendo semana a semana y apenas se ven confinadas a la franja este bonaerense.

El maíz la tiene complicada

Ante este panorama, desde la Bolsa de Comercio de Rosario indican que en la campaña 2024/25 se dejarían de sembrar 590.000 ha de maíz en región núcleo. ¿Por qué? Temor a la chicharrita, necesidad de lluvias en septiembre, “Niña” acechando y márgenes ajustados.

Lo que estaría ocurriendo con el maíz en la zona centro se agravaría aún mas en la región norte, donde la plaga arrasó y dejó rendimientos tan bajos que ni siquiera se levantaron los lotes. El recorte en la intención de siembra, según encuestas, oscila entre un 20 y un 50 % dependiendo de la zona en la que se consulte, más aún si se piensa en las siembras tardías, que son “la debilidad” de la chicharrita.

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La combinación de bajos precios y falta de lluvias provoca una demora en las decisiones de siembra.

Pero para sembrar de manera temprana, se necesitan al menos 20 a 50 mm en septiembre y según la BCR, “en las capas más profundas hay buena reserva de humedad, pero falta en la superficie”. Las reservas de agua van de sequía a regulares en la mayor parte de la región considerando el consumo de una pradera permanente con lo cual le va a costar mucho comenzar el ciclo al cereal que tanto creció en los últimos años.

Mientras se piensa en la campaña venidera, aún no terminó la cosecha del ciclo 2023/24. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la recolección de maíz grano comercial alcanzó el 97,8 % del total estimado con un rinde medio hasta la fecha de 64,9 qq/Ha.

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Lote con maíz tardío con daño por Spiroplasma kunkelii: los productores temen que la chicharrita vuelva a ser un problema en la nueva campaña.

Aún resta por cosechar superficie en el sur del área agrícola, que, por el momento, mantienen altos niveles de humedad que no permiten avanzar con las labores. Los resultados que se esperan para estos últimos lotes, no modificarían las últimas estimaciones y se mantiene la proyección de producción en 46,5 MTn.

El trigo da batalla y mantiene la esperanza

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires confirmó en su último Panorama Agrícola Semanal que “de las 6,3 MHa estimadas para trigo, el 85,5 % presenta condición de cultivo entre normal y buena. Tras las lluvias de la semana pasada sobre el centro-este y sur del área agrícola la condición hídrica adecuada / óptima mejoró en 3 puntos porcentuales.

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Trigo en macollaje en la zona de Vedia, provincia de Buenos Aires - Gentileza: Heber Caseres y Bolsa de Cereales de Buenos Aires

Aquí es donde radica la esperanza del cultivo, porque esta mejora se concentra en las provincias de Buenos Aires y La Pampa, donde más del 90 % del área mantiene una condición de cultivo normal a buena. El dato no es menor, porque los trigos del sudeste bonaerense son los de mejor performance y los que suelen impulsar al alza los rendimientos a nivel nacional.

De todas maneras, es importante destacar que la oferta hídrica todavía es una limitante, especialmente en los lotes más avanzados en fenología, que manifiestan síntomas de estrés como amarillamiento, daños en hojas y crecimiento reducido, producto de las heladas alternadas con temperaturas altas.

La entidad porteña confirmó que “del 55,6 % del área que transita desde macollaje en adelante, más de la mitad se concentra en las regiones NOA, NEA y provincias de Córdoba y Santa Fe, con más del 70 % del área en condición hídrica regular a mala. De no revertirse este contexto previo a la espigazón podría impactar negativamente en su potencial de producción.

Tramo final para la campaña de sorgo

La cosecha avanzó 3 puntos porcentuales en los últimos quince días, alcanzando un 98,8 % del total estimado para la campaña actual. El rinde medio nacional se ubica en 36,5 qq/Ha, lo que representa un aumento del 23,7 % en comparación con la campaña anterior.

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El área sembrada con sorgo granífero podría crecer un 30 % para la próxima campaña, por ser una gran alternativa frente al maíz.

Se da por finalizada la cosecha en el norte de La Pampa, el oeste de Buenos Aires y en la provincia de San Luis, con rendimientos medios de 38 qq/Ha y 40 qq/Ha, respectivamente. Al igual que maíz, quedan unas pocas hectáreas en el sur del área agrícola que serán cosechadas en las próximas semanas pero no modificarían el estimado total llegaría a las 3 MTn.

¿Qué pasará en la primavera?

Mientras el campo necesita lluvias importantes, los pronósticos no traen buenas noticias. Habitualmente el mes de septiembre no suele traer demasiadas precipitaciones y eso podría complicar aún mas el escenario productivo.

Con este panorama y teniendo en cuenta que los precios de los granos en el mercado internacional no permitirían cerrar un ejercicio económico positivo, es probable que no sólo se incremente la superficie de soja y se reduzca la del maíz sino que además habrá menor inversión y un notorio retroceso en el paquete tecnológico. El productor espera señales que mejoren su rentabilidad, pero lo más importante siempre es el agua.