La ruta aérea más turbulenta del mundo pasa por el cielo argentino
Una plataforma especializada analiza los datos de miles de rutas de vuelo y elabora un ranking de las más turbulentas del planeta. El primer puesto es para un trayecto que comienza en Argentina.
Quienes hayan volado entre Mendoza y Santiago de Chile posiblemente hayan tenido que permanecer en sus asientos y ajustarse el cinturón de seguridad para atravesar incómodos momentos de turbulencia.
Esto no ha sido casualidad ni mala suerte. La ruta MDZ-SCL es, efectivamente, la más turbulenta del mundo, según el ranking que elabora Turbli, la plataforma que recopila grandes volúmenes de datos y elabora estadísticas sobre las turbulencias en rutas de vuelo y aeropuertos alrededor del globo.
El trayecto de 196 kilómetros entre la ciudad argentina y la capital chilena se ubica en el primer puesto en la clasificación de rutas más turbulentas en el 2024.
El ranking se elabora en base a la "tasa de disipación de remolinos" (o EDR, por sus siglas en inglés), una medida de la intensidad de la turbulencia en la atmósfera, específicamente relacionada con la disipación de energía de los movimientos turbulentos en el aire.
La tasa de disipación de remolinos es una forma técnica de medir qué tan “agitado” está el aire en el cielo. Si imaginamos que el aire está lleno de pequeñas corrientes que giran y chocan, esta tasa mide qué tan rápido esos remolinos pierden su energía y se calman.
Además de Mendoza-Santiago, en el ranking de 2024 aparecen otras rutas en Sudamérica, como Córdoba-Santiago y Mendoza-Bariloche, lo que se vincula con la influencia de la cordillera de los Andes en la generación de turbulencia. También rankean alto en la lista rutas en Asia, como Katmandú-Lhasa, en los Himalayas.
Cómo se elabora el ranking
Para elaborar estas estadísticas, Turbli recopila una “fotografía” de las condiciones de turbulencia en todo el mundo cada seis horas, en base a los datos de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos) y la Oficina Meteorológica del Reino Unido.
Estas rutas son seleccionadas porque representan los corredores aéreos más transitados a nivel global, donde la seguridad y el confort de los pasajeros son prioritarios. Al analizar estas rutas, se tienen en cuenta los datos históricos de turbulencia registrados a lo largo de un año, cubriendo distancias cortas, medias y largas.
Este enfoque permite ofrecer un panorama integral y preciso sobre las zonas donde las condiciones atmosféricas, como vientos intensos o corrientes ascendentes, generan mayores desafíos para los vuelos comerciales, ayudando a las aerolíneas y a los pasajeros a tomar decisiones más informadas.
“La turbulencia se evalúa tanto en la altitud de crucero como a lo largo del ascenso y el descenso. Al final del año, se combinan todos los datos mensuales para obtener la media anual de turbulencia de cada ruta y se generan las clasificaciones. El número total de rutas de vuelo en las que se evalúa la turbulencia es de aproximadamente 1,4 millones”, explica la plataforma.
La ruta Mendoza-Santiago es particularmente turbulenta debido a su geografía. El vuelo cruza la cordillera de los Andes, una región donde los vientos fuertes chocan con las montañas, y crea condiciones ideales para la turbulencia.
En 2024, esta ruta tuvo un promedio de 24.684 en la escala EDR, por encima de otras rutas famosas por su turbulencia, como las que conectan ciudades en los Himalayas o en los Andes bolivianos.
Aunque la turbulencia puede ser incómoda, los pilotos están entrenados para volar en estas condiciones y los aviones están diseñados para resistir movimientos mucho más fuertes de los que se experimentan en un vuelo comercial.
Lo cierto es que, en la enorme mayoría de los casos, el movimiento del avión no tiene más consecuencias que la incomodidad de tener que abrocharse el cinturón de seguridad.