La terrible ironía del aire acondicionado
A medida que las temperaturas aumentan, aumentan las demandas de refrigeración... y esto hace que aumenten las temperaturas, aumentando la demanda de refrigeración. Esa es la terrible ironía del aire acondicionado.
Para el año 2050, si el planeta continúa en la misma trayectoria, más de 1000 ciudades en todo el globo experimentarán veranos con temperaturas máximas superiores a los 35 ºC, casi el triple de las 350 ciudades que ya están sufriendo esas temperaturas. La población urbana expuesta a esas elevadas temperaturas aumentará en un 800 %, llegando a ser 1.600 millones de seres humanos los expuestos a calor inhumano a mediados de siglo.
Esas temperaturas requerirán de sistemas de refrigeración para que sean humanamente soportables. Pero investigadores del Laboratorio Nacional Berkeley, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y el Rocky Mountain Institute (RMI) han llegado a la conclusión de que sólo los aparatos de aire acondicionado -los hogareños Split y de ventana- emitirán más de 130 gigatoneladas de CO2 de aquí a 2050, lo que supone entre el 20 % y el 40 % del "presupuesto de carbono" mundial restante, lo máximo que podemos emitir manteniendo el calentamiento global por debajo de los 2 ºC por encima de los niveles preindustriales, el objetivo fijado en la Conferencia del Clima de París de 2015.
La paradoja del aire acondicionado
En la actualidad hay unos 2 mil millones de equipos de aire acondicionado en uso en todo el mundo, la mitad de esas unidades solo en los Estados Unidos y China. La energía consumida globalmente sólo por los sistemas de refrigeración equivale hasta dos veces y media la electricidad usada en el continente africano.
Según la Agencia Internacional de Energía, aproximadamente 10 equipos de aire acondicionado se venderán cada segundo hasta el 2050. Se espera que India y China combinadas compren miles de millones de aires acondicionados en las próximas décadas, como la única forma para protegerse del aumento de las temperaturas.
Y como no se puede enfriar un espacio sin calentar otro, el calor de los acondicionadores de aire en las ciudades, funcionando de noche, pueden elevar la temperatura localmente algo más de 1 ºC.
Lo paradójico del aire acondicionado respecto del cambio climático es que cuanto más lo necesitamos para combatir sus efectos, más lo potencia.
Daño ambiental
Ya la humanidad experimentó con dureza el costo ambiental del confort térmico, debido al uso de los Clorofluorcarbonos (CFC), gases químicos refrigerantes como el Freón que fueron los responsables de la destrucción de la capa de ozono.
El Protocolo de Montreal de 1987 estableció una hoja de ruta para reducir, primero, y eliminar, más a largo plazo, la producción de cerca de 100 sustancias químicas que dañaban el ozono, incluyendo los CFC. Este protocolo ha sido el único acuerdo global que han firmado y ratificado todos los países de las Naciones Unidas. De esta manera se evitó el deterioro de la capa de ozono, ayudando no solo a protegerla para la generación actual y las venideras, sino también a mejorar los resultados de las iniciativas dirigidas a afrontar al cambio climático. Este ha sido el mayor éxito ambiental de la historia.
En reemplazo de los CFC llegaron los gases fluorados, que si bien no destruyen la capa de ozono, tienen Potencial de Calentamiento Global (GWP) muy elevados en comparación con otros gases de efecto invernadero, y de mayor duración (algunos hasta milenios).
En 2016, casi 200 países firmaron la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal, para la eliminación progresiva hasta 2050 de los hidrofluorocarbonos (HFC), el grupo más común de los gases fluorados que empezó a utilizarse en la década de los 90 para sustituir a las sustancias que agotan la capa de ozono, y que son empleados en aires acondicionados y sistemas refrigerantes cuyo gran potencial de calentamiento tiene un grave impacto en el efecto invernadero.
Más refrigeración, más emisiones… más calentamiento global
La refrigeración es un gran contribuyente al calentamiento global, ya que utiliza mucha energía, lo que sumado al uso de los HFC los convierte en una doble carga para el cambio climático.
Es que las olas de calor que solían ocurrir una vez cada 50 años ahora son casi cinco veces más frecuentes y alcanzan temperaturas más altas. Los registros de calor se rompen tan a menudo que apenas se registran como noticias.
Se espera que las emisiones de refrigeración y aire acondicionado se dupliquen hacia 2030 y tripliquen para 2050, partiendo del 7 % de las emisiones mundiales de GEI en la actualidad.
La demanda de refrigeración representa casi el 20 por ciento de la electricidad utilizada en los edificios y es el uso de energía de más rápido crecimiento en los edificios a nivel mundial, que se triplicará en 2050.
El dilema del aire acondicionado
La paradoja del aire acondicionado es que cuanto más nos enfriamos, más calentamos el planeta. Entonces estamos frente a un dilema, una elección en la que sólo es posible una de dos opciones excluyentes.
El dilema del aire acondicionado plantea que, si lo usamos para combatir las altas temperaturas causadas por el cambio climático lo empeorará, a la vez tendrá un alto costo para el ambiente. Pero si no lo usamos, el perjuicio en la salud y la productividad será sumamente costoso en términos sociales, económicos y políticos.
Por ello es prioritario que las ciudades se adapten, promoviendo soluciones basadas en la naturaleza para hacerlas más frescas. Plantar árboles en las calles puede bajar 1 ºC la temperatura. Los bosques urbanos y los grandes parques brindan un alivio a las altas temperaturas casi 1 km más allá de sus límites al elevar el aire caliente por encima del nivel del suelo y dispersar el aire fresco. Los cinturones verdes favorecen los corredores de viento que reducen las temperaturas locales. Los espejos de agua y toda infraestructura azul, tienen un importante efecto refrigerante.
Y también es necesario desarrollar sistemas de refrigeración más eficientes y no contaminantes.
Si la demanda de refrigeración se dispara con la tecnología y normas de la actualidad, vamos a acabar con nuestro presupuesto de carbono muy rápidamente.