La “zona muerta” en el Golfo de México es mayor que el promedio de acuerdo a los resultados de una investigación
La “zona muerta” en el Golfo de México se mantiene por encima del promedio según mediciones de la NOAA. Es una región tan grande como la provincia de Tucumán donde la vida marina es muy escasa o nula por culpa de la contaminación que llega desde la cuenca del río Mississippi.
Un grupo de científicos apoyados por la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) han anunciado la semana pasada que la "zona muerta" del Golfo de México de este año es de aproximadamente 17.365 kilómetros cuadrados, lo que la lleva a ser la duodécima zona más grande registrada en 38 años de mediciones. La “zona muerta” es un área de oxígeno bajo o nulo que puede matar a los peces y la vida marina.
Esta cifra equivale a más de 1.600.000 de hectáreas de hábitat potencialmente no disponible para los peces y las especies del fondo marino, un área aproximadamente del tamaño de la provincia de Tucumán. Científicos de la Universidad Estatal de Luisiana y del Consorcio Marino de Universidades de Luisiana (LUMCON) dirigieron el estudio anual de la zona muerta del 21 al 26 de julio a bordo del buque de investigación Pelican de LUMCON.
Según reporta NOAA en un informe, esta medición anual es una medida clave que informa de los esfuerzos colectivos del Grupo de Trabajo sobre Hipoxia del Río Mississippi/Golfo de México, una asociación estatal/federal que ha establecido el objetivo a largo plazo de reducir la extensión media quinquenal de la zona muerta a menos de 5000 kilómetros cuadrados para 2035. Como se puede observar, queda un largo camino por recorrer.
Objetivos para reducir la zona muerta
Nicole LeBoeuf, administradora adjunta del Servicio Nacional de Océanos de la NOAA indicó que "es fundamental que midamos la hipoxia de esta región como indicador de la salud de los océanos, especialmente en un clima cambiante y una posible intensificación de las tormentas y el aumento de las precipitaciones y la escorrentía. La ventaja de este conjunto de datos a largo plazo es que ayuda a los responsables de la toma de decisiones a la hora de ajustar sus estrategias para reducir la zona muerta y gestionar los impactos sobre los recursos y las comunidades costeras."
La zona muerta se forma por el exceso de nutrientes que llega al Golfo de México a través de la cuenca del río Misisipi-Atchafalaya que estimula un crecimiento excesivo de algas. Cuando estas algas mueren y se descomponen, agotan el oxígeno en el agua a medida que se hunden hasta el fondo. Los bajos niveles de oxígeno resultantes (hipoxia) hacen que los animales, como los peces y los camarones, abandonen el área.
Se ha descubierto que la exposición a aguas hipóxicas altera las dietas de los peces, las tasas de crecimiento, la reproducción, el uso del hábitat y la disponibilidad de especies cosechadas comercialmente, como los camarones. En junio de 2022, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) estableció el Programa de Hipoxia del Golfo para acelerar aún más las acciones de reducción de nutrientes.
Medir para implementar mejores estrategias
Para lograr mejores resultados es necesario, en este caso, que todos los estados por los que transcurre el enorme río Mississippi hagan un aporte para mejorar las prácticas. La contaminación por nutrientes afecta a los cuerpos de agua en todo el país y en el Golfo de México ha resultado en una zona muerta, donde la falta o escasez de oxígeno no sustenta a los peces y la vida marina”, dijo Bruno Pigott, administrador adjunto interino de la Oficina de Agua de la EPA.
El clima y otros factores siempre introducirán variabilidad en la medición de la zona hipóxica de un año a otro, pero el trabajo de implementación de conservación enfocado dentro de cada estado está teniendo un impacto positivo en la calidad del agua. Como la cuenca es tan extensa, cada Estado tiene que aplicar políticas de control a diferentes escalas. Se hace necesario comprobar la calidad del agua en paisajes rurales, suburbanos y urbanos en los próximos años y décadas.
La NOAA, además de su pronóstico y estudio anual de hipoxia, apoya los esfuerzos para desarrollar tecnologías de monitoreo para comprender la zona muerta, así como para estudiar los impactos de la hipoxia en los peces y las pesquerías en el Golfo de México. También se han utilizado vehículos autónomos de superficie (ASV) como una tecnología emergente para mapear la hipoxia en el Golfo de México. Este año, se desplegaron varios ASV en coordinación con el estudio de medición, que se comparará con las mediciones realizadas desde los barcos.