Las concentraciones de gases de efecto invernadero alcanzan máximos históricos
Aunque la tasa de crecimiento ha mermado algo en los últimos dos años, las concentraciones de gases de efecto invernadero siguen mostrando récords históricos. Los valores de estos días de noviembre están 2,2 ppm por encima de las mismas fechas del año pasado.
Las concentraciones medias mundiales de dióxido de carbono (CO2), que es el gas de efecto invernadero más importante de todos, se situaron en 2022 por primera vez un 50% por encima de la era preindustrial. En 2023 siguieron aumentando, de acuerdo a lo que indica un reciente informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Por caso, el martes 21 de noviembre de 2023 la concentración medida en el Monte Mauna Loa en Hawái alcazaba las 420,61 partes por millón (ppm), unas 2,2 ppm más que el mismo día del año anterior.
La tasa de crecimiento de las concentraciones de CO2 fue ligeramente inferior a la del año anterior y a la media de la década, según el Boletín de Gases de Efecto Invernadero de la OMM. Según el análisis que hacen los investigadores, esto se debió probablemente a variaciones naturales a corto plazo del ciclo del carbono y aunque las nuevas emisiones derivadas de las actividades industriales siguieron aumentando.
Las concentraciones de metano, otro importante gas de efecto invernadero, también crecieron, y los niveles de óxido nitroso, el tercer gas principal, experimentaron el mayor aumento interanual registrado de 2021 a 2022. Estos datos se conocen a pocos días de la Cumbre del Clima (COP28) que se desarrollará en Dubai entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre. El saliente Secretario General de la OMM, el profesor Petteri Taalas es contundente al señalar que "a pesar de décadas de advertencias de la comunidad científica, miles de páginas de informes y docenas de conferencias sobre el clima, seguimos yendo en la dirección equivocada".
De cara a la COP28
La comunidad científica alerta que el nivel actual de concentraciones de gases de efecto invernadero nos sitúa en la senda de un aumento de las temperaturas muy por encima de los objetivos del Acuerdo de París para finales de este siglo.
Algunos récords, especialmente relacionados con la temperatura, se batieron mucho antes de lo que se esperaba. Que la atmósfera guarde más energía que no puede liberar al espacio hace que el comportamiento como el de la corriente en chorro sufra algunas variaciones.
Esta secuencia, entre otras tantas, irá acompañado de un aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, como el calor y las precipitaciones intensas, el deshielo, la subida del nivel del mar y el calentamiento y la acidificación de los océanos. Pero al mismo tiempo, los contrastes se observan mucho más marcados, con lugares que pasan de sequías extremas a excesos de lluvias en períodos de tiempo mucho más acotadas. Un caso fue el de Grecia este año.
Aunque el objetivo aparece complejo, Taalas indica que hay que buscar las formas para poder reducir urgentemente el consumo de combustibles fósiles. Es interesante comprender el proceso atmosférico que hay detrás de los gases de efecto invernadero, que son esenciales para la vida, siempre que se mantengan dentro de un equilibrio que es el que hace posible que las temperaturas de nuestro planeta permitan la vida.
Las mismas concentraciones que hace más de 2 millones de años
Del total de las emisiones de CO2, un poco menos de la mitad permanecen en la atmósfera. El CO2 emitido permanece en la atmósfera hasta 1000 años, mientras que otros gases de efecto invernadero como el metano y el óxido nitroso lo hacen 10 y 120 años respectivamente. Algo más de una cuarta parte del CO2 es absorbida por el océano, mientras que algo menos del 30 % por ecosistemas terrestres como los bosques, aunque existe una considerable variabilidad interanual en este sentido.
Mientras continúen las emisiones, el CO2 seguirá acumulándose en la atmósfera, lo que provocará un aumento de la temperatura global ya que la radiación de onda larga emitida desde la superficie no es liberada proporcionalmente al espacio. Dada la larga vida del CO2, el nivel de temperatura ya observado persistirá durante varias décadas, incluso si las emisiones se reducen rápidamente a cero neto.
La última vez que la Tierra experimentó una concentración comparable de CO2 fue hace entre 3 y 5 millones de años, cuando la temperatura era 2 a 3 °C más cálida y el nivel del mar estaba 10 a 20 metros más alto que ahora. "No existe una varita mágica para eliminar el exceso de dióxido de carbono de la atmósfera. Pero tenemos las herramientas para reforzar nuestra comprensión de los motores del cambio climático", afirmó el profesor Taalas.