Las grandes ciudades a través del mundo se han vuelto más húmedas en las últimas décadas
Un reciente estudio ha logrado demostrar que las grandes ciudades han generado condiciones que en la práctica las han hecho más lluviosas en términos generales. Las más contaminadas han tenido eventos de más lluvia.
Bien sabemos que los edificios y las grandes extensiones de pavimento en las ciudades pobladas densamente atrapan y generan calor, formando islas de calor urbanas. Es el eje central de lo que indica Eos. De manera similar a ello, el desarrollo urbano estaría generando condiciones que permitan un aumento en las precipitaciones sobre las ciudades. Con ello, comenzamos a hablar de islas húmedas urbanas que han visto cómo las precipitaciones casi se duplicaron en promedio en los últimos 20 años.
La densidad de población, los aerosoles y la tendencia de las ciudades a elevar las temperaturas contribuyen a que los niveles de precipitaciones sean más elevados en las zonas urbanas que en las zonas rurales circundantes.
Todo este concepto es al que se arriba en un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America a principios de septiembre último. En diálogo con Eos, Jorge González-Cruz, un climatólogo urbano de la Universidad de Albany en Nueva York que no participó en el trabajo, indica que “lo que sabíamos hasta ahora se ha centrado mucho en ciudades particulares”.
Lugares como Beijing y Houston han servido como estudios de caso que muestran que las ciudades pueden influir en la temperatura, las precipitaciones y las tormentas. Pero el nuevo estudio muestra que el fenómeno ocurre a escala global. El análisis reveló ciertos factores que influyen en el efecto de isla húmeda. Los investigadores utilizaron observaciones diarias de satélite y radar desde 2001 hasta 2020 para determinar la diferencia en las precipitaciones entre las ciudades, o las áreas directamente a sotavento, y sus áreas rurales circundantes.
Ciudades más grandes con más lluvia
Marshall Shepherd, un reconocido científico atmosférico de la Universidad de Georgia en Atenas (ciudad de ese estado), indicó que de las 1.056 ciudades estudiadas, el 63 % eran islas urbanas húmedas, y que están bastante generalizadas. La diferencia entre las precipitaciones urbanas y rurales, conocida como anomalía de precipitación urbana, fue más extrema en lugares cálidos y húmedos. Las ciudades costeras también tenían más probabilidades de experimentar una anomalía de precipitación urbana más alta que las ciudades del interior.
Sin embargo, el autor principal Xinxin Sui, estudiante de doctorado que estudia el clima urbano en la Universidad de Texas en Austin, también señaló que algunas ciudades eran más secas que las áreas rurales circundantes. En estos lugares, los aspectos del medio ambiente a menudo eclipsaban la influencia urbana. Por ejemplo, las ciudades en regiones montañosas tienden a construirse en valles, mientras que la lluvia tiende a caer en las altitudes más altas circundantes.
Para estudiar los factores que impulsan la precipitación en las ciudades, los investigadores analizaron la urbanización y los factores ambientales, incluida la temperatura, la topografía y la población. Las ciudades con grandes poblaciones, en el orden de millones de personas, tendían a tener una mayor precipitación en relación con sus alrededores. Lo mismo ocurrió con las ciudades con niveles elevados de aerosoles, que pueden provenir de la contaminación y contribuir a la formación de nubes.
Islas de calor y más lluvia van de la mano
El hecho de tener un gran efecto de isla de calor hizo que las ciudades tuvieran más probabilidades de sufrir una mayor anomalía de precipitaciones. Los autores demostraron una gran correlación entre las islas de calor urbanas y el régimen de mayores precipitaciones. Esta información es importante para los planificadores urbanos, según el climatólogo urbano Dev Niyogi, también de la Universidad de Texas en Austin, que formó parte del equipo de investigación.
Las ciudades que reciben más lluvia pueden necesitar planificar para las inundaciones, mientras que los lugares que son más secos que las áreas circundantes pueden necesitar considerar cómo las precipitaciones impactan los recursos hídricos. Como siempre, conocer mejor los procesos ayuda a planificar mejor la vida de las ciudades, y en fin mejorar la de sus habitantes.
Las ciudades en general se han vuelto más húmedas. En 2001, las ciudades del estudio recibieron alrededor de 38 milímetros más de lluvia que las áreas circundantes. En 2020, esa cifra había aumentado a alrededor de 64 milímetros de precipitación. Esto está ocurriendo porque la gente ha estado construyendo más ciudades y más grandes. Hay una relación directa entre el tamaño de las ciudades y cómo estas generan consecuencias en algunas variables meteorológicas.
Referencia de la noticia:
Sui, X., Yang, Z., Shepherd, M., & Niyogi, D. (2024). Global scale assessment of urban precipitation anomalies. Proceedings of the National Academy of Sciences, 121(38), e2311496121. https://doi.org/10.1073/pnas.2311496121