Las lluvias de junio y el estado del suelo
Después de las abundantes lluvias de fines de mayo y comienzo del mes de junio, se presentó un período de calma. Esto cambió el estado de las reservas hídricas en una gran porción del país, y potenció los trabajos de implantación de cultivos de fina.
Las abundantes lluvias de fines de mayo y comienzo del mes de junio, no sólo pusieron punto final a la extrema sequía que se vivió en el período estival, sino que cambiaron rotundamente las condiciones de humedad del suelo, generando incluso, en algunos sectores, importantes excesos de humedad en el suelo.
Pero la situación volvió a cambiar. A partir de la segunda semana de junio las lluvias comenzaron a disiparse y el ingreso de una seguidilla de masas de aire frío a la porción central del país, estabilizaron la situación e inhibieron el ingreso de humedad en las capas bajas de la atmósfera.
Lluvias normales a escasas
A pesar del comienzo de un junio húmedo y lluvioso, la situación cambió radicalmente con el ingreso de aire frío y seco a la mayor parte del país, lo que generó heladas muy importantes en todo el territorio nacional, incluso en sectores del norte argentino, sur de Brasil y zonas de Paraguay.
Cuando se analizan las lluvias ocurridas con los niveles promedios para ésta época del año, se observa que en general, se presentaron dentro de los niveles normales en toda el centro y el oeste del país, y fueron inferiores a los niveles medios en toda la región del Litoral y el extremo este de la provincia de Buenos Aires.
Buenas reservas hídricas
Mayo fue un mes bisagra, en el que se pasó de una sequía extrema a sectores con excesos hídricos. Junio fue un período en el que la situación se normalizó, las reservas hídricas mejoraron notablemente y permitieron el buen ánimo del productor para planificar la campaña de invierno.
En la tendencia de las próximas semanas se observa una actividad relativamente pobre de las lluvias, pero con temperaturas propias de la época, por lo que la pérdida de agua en el suelo por evaporación será muy escasa, lo que garantizará una buena proporción de humedad en las capas superficiales del suelo.