¡Lluvia de estrellas! Llegan las Delta Acuáridas
Un nuevo espectáculo lumínico sucederá en las próximas madrugadas, mientras nuestro planeta atraviesa el rastro de polvo del Cometa 96P Machholz. Los expertos nos explican de qué se trata y qué hay que hacer para verlo.
¡A pedir deseos! La tradición cuenta que pedir un deseo al ver una estrella fugaz es garantía de que se cumple. Así que esta semana hay que tener una lista bien larga, porque llegan las Delta Acuáridas, la lluvia de estrellas que poblará el cielo de las noches que le quedan a julio.
Este bonito fenómeno espacial tiene fechas fijas en la agenda de eventos astronómicos. Sucede todos los años, más o menos a finales de julio, y esta vez tendrá su punto de máxima visibilidad entre el 28 y el 30, desde la medianoche hasta que comienza a salir el Sol.
¿Están lloviendo estrellas?
Sin embargo, aunque las llamamos lluvia de estrellas, técnicamente, ni son estrellas ni tampoco llueven. “El nombre correcto es meteoro. Las lluvias de meteoros están asociadas al momento en que la Tierra atraviesa los ríos de polvo que dejó un cometa”, explica Mariano Ribas, Jefe de Divulgación Científica del Planetario de Buenos Aires.
Estos ríos de polvo están compuestos por fragmentos de material (hielo, rocas) que cada cometa va dejando tras sus pasos. Las Delta Acuáridas vienen a ser el rastro de polvo que deja tras de sí el Cometa 96P Machholz, que pasa una vez cada 5 años.
Javier Feu, Profesor en Física y Astronomía, suma detalles: “Cuando la Tierra se lleva por delante este rastro, los fragmentos ingresan en la alta atmósfera terrestre, y lo hacen a gran velocidad y en trayectorias paralelas. Debido a la fricción, se desintegran y producen el haz luminoso que conocemos como “estrella fugaz”.
Estrellas fugaces y constelaciones
Dado que las partículas luminosas viajan en trayectorias paralelas y a la misma velocidad, desde la Tierra parece que todas se irradian desde un solo punto en el cielo. Esta zona se conoce como radiante y en este caso, se ubica en la constelación de Acuario, lo que le da -medio- nombre al evento. El “Delta” se refiere a una de las coordenadas que utilizan los astrónomos para medir la ubicación del radiante.
Hay unas 40 lluvias de meteoros por año, pero sólo algunas son lo suficientemente intensas como para deslumbrarnos. Las más conocidas son las Gemínidas, en diciembre; las Oriónidas, en octubre; las Eta Acuáridas en mayo; las Perseidas (que se ven mejor desde el hemisferio norte), y las Delta Acuáridas en julio.
Las mejores ubicaciones para ver el show
Tanto Ribas como Feu coinciden en que lo mejor es estar lejos de las grandes fuentes de luz, como las ciudades. El cielo abierto, en el campo, brinda las mejores ubicaciones. Y por supuesto, “paciencia, chocolate caliente y silla”, que es casi un dogma de la observación astronómica en invierno, según cuenta Feu.
No es indispensable contar con telescopios ni binoculares. Como las trazas de luz cruzan el cielo de lado a lado muy rápidamente, se necesita un campo visual completo del cielo. “Es mejor verlas a simple vista”, sugiere Ribas.
Algunos astrónomos estiman que “caerán” alrededor de 30 estrellas por hora. Y el fenómeno se extiende desde la noche hasta el amanecer, entre el jueves y el sábado. Son muchas horas, muchos días, y muchas luces. Así que, si es cierto que al ver estrellas fugaces hay que pedir deseos, vayamos armando una lista bien larga y muy bien pensada, porque ¡ojo!, a veces se cumplen.