Los astronautas varados en la Estación Espacial Internacional volverán en un cohete de Elon Musk: otro golpe para Boeing
La NASA ha confirmado que los astronautas atrapados en la Estación Espacial Internacional, por culpa de los fallos de la nave Starliner de Boeing, volverán en febrero en una nave de Elon Musk.
La NASA ha anunciado que los dos astronautas que forman parte de la primera misión tripulada de la nave Starliner de Boeing hacia la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés ) permanecerán allí otros 80 días debido a problemas técnicos en la nave.
Según la agencia espacial, los astronautas Butch Wilmore y Suni Williams, originalmente programados para regresar a mediados de junio tras el lanzamiento desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida, se verán obligados a esperar hasta febrero de 2025 para retornar a la Tierra.
El administrador de la NASA, Bill Nelson, ha confirmado que la decisión se ha tomado después de semanas de evaluaciones y discusiones internas. Según esto, los dos astronautas regresarán a la Tierra a bordo de una nave Dragon, acompañados por otros dos miembros de la misión Crew-9 de SpaceX. La NASA prevé que la nave Starliner complete su regreso de manera segura, con un aterrizaje controlado y totalmente autónomo a principios de septiembre.
La complicada trayectoria de la Starliner
El viaje de la Starliner de Boeing ha estado plagado de desafíos desde el comienzo. Tras múltiples retrasos y dos misiones no tripuladas (la primera en 2019, cuando la nave no logró alcanzar la Estación Espacial Internacional, y otra en 2022, que enfrentó problemas durante la reentrada), finalmente se lanzó el 5 de junio.
Durante el vuelo, la nave sufrió varias fugas de helio, pero lo más alarmante fue el fallo en varios propulsores, lo que obligó a la tripulación a abortar el primer intento de acoplamiento con la ISS.
A partir de ese momento, se llevaron a cabo exhaustivas pruebas tanto en la Starliner, que permanecía acoplada a la Estación Espacial Internacional, como en una réplica de los propulsores en las instalaciones de la NASA en White Sands, Nuevo México. El objetivo era determinar la causa de los fallos.
Aunque Boeing se mostró optimista tras los primeros ensayos, incluso llegando a anunciar agosto como la posible fecha de regreso, la NASA adoptó un enfoque más prudente en todo momento.
La nave Starliner le sale muy cara a la NASA
El desarrollo de la Starliner ha representado una inversión considerable para la NASA. A comienzos de 2010, la agencia destinó 18 millones de dólares (16,5 millones de euros) a Boeing para iniciar el diseño de una nave que pudiera llevar astronautas estadounidenses a la Estación Espacial Internacional. Con esta inversión buscaba reducir la dependencia de las naves rusas Soyuz, que en ese momento eran las únicas capaces de cumplir esa misión.
Posteriormente, en una segunda fase, la NASA inyectó otros 93 millones de dólares (85 millones de euros) para avanzar en el mismo proyecto. En 2012, se anunció una nueva asignación de 460 millones de dólares (423 millones de euros) para continuar con el desarrollo.
La inversión no se detuvo ahí. En 2014, la NASA eligió al vehículo CST-100, que más tarde sería conocido como Starliner, como el principal beneficiario del programa Commercial Crew Transportation Capability (CCtCap), otorgándole un financiamiento de 4.200 millones de dólares (más de 3.900 millones de euros). Esta cifra duplicaba lo que SpaceX recibió como segundo beneficiario del contrato, con 2.600 millones de dólares (2.400 millones de euros).
SpaceX pone en evidencia a Boeing
Aunque en un principio la experiencia y el prestigio de Boeing parecían darles ventaja, los logros de SpaceX, especialmente con los lanzamientos exitosos de los cohetes reutilizables Falcon y la nave Crew Dragon, han transformado el panorama.
Actualmente, SpaceX se ha convertido en el principal socio de la NASA. Ahora confían en sus vehículos no sólo para misiones a la Estación Espacial Internacional, también para objetivos más ambiciosos, como el regreso a la Luna con el Programa Artemis, utilizando el megacohete Starship, e incluso futuras misiones a Marte.
Este reciente revés para Boeing sólo ha servido para consolidar aún más la posición de Elon Musk en la exploración espacial y para fortalecer su alianza con la NASA.