¡Los hombres prehistóricos también fueron verdaderos chefs!
Un nuevo estudio demuestra que hace al menos 70.000 años ya se intentaba cambiar el sabor de los alimentos añadiendo semillas y plantas. ¿Qué había en el menú de nuestros antepasados?
El estudio que traemos hoy, publicado en Slate, rompe con todos los estereotipos relativos a los hombres prehistóricos: no, no se limitaban a desgarrar la comida con sus propias manos y asar al fuego animales apenas cazados. De hecho, el amor por la cocina ya estaba presente entre nuestros antepasados lejanos.
Según este nuevo estudio publicado por investigadores de la Universidad de Cambridge, sazonar y condimentar las comidas es en realidad un hábito que se remonta al menos a 70.000 años atrás. Los neandertales y los homo sapiens ¡eran casi chefs!: además de semillas, sazonaban sus platos con plantas amargas o picantes.
Semillas de mostaza y hierbas silvestres para sazonar
Los investigadores, dirigidos por Ceren Kabukcu, estudiaron los restos de comida encontrados en dos sitios del Paleolítico superior que cubren un período de 6000 años, en la cueva de Franchthi en Grecia (donde los fragmentos de comida datan de hace 1300 a 11.500 años) y en la cueva de Shanidar en Irak (donde los restos datan de hace 70.000 a 40.000 años). Estos restos, observados a simple vista o al microscopio, parecían migas o trozos carbonizados, acompañados de semillas. Todo ello permitió determinar las dietas de los hombres de la época.
En Grecia, en el sitio donde vivió el Homo Sapiens, los investigadores han encontrado fragmentos de pan molido rebozado y una especie de papilla, así como alimentos molidos gruesos ricos en semillas de leguminosas. En la cueva iraquí, donde vivieron los neandertales y los primeros humanos modernos, encontraron rastros de mostaza y pistacho silvestres mezclados con otros alimentos. También se han encontrado semillas de hierbas silvestres en los restos, mezcladas con legumbres, ¡pero también en el sarro de los dientes de neandertal!
Volviendo a las legumbres... en las dos cuevas era arveja amarga, garbanzo y guisante silvestre, todo molido o machacado, al que nuestros antepasados añadían semillas o mostaza, antes de calentarlo todo con agua. El sabor de estas mezclas era amargo, porque los hombres prehistóricos, a diferencia de nuestros cocineros modernos, no quitaban la cubierta de la semilla (el tegumento). Sin duda, se trataba de un deseo de realzar el sabor de los platos preparados conservando este sabor amargo.
La base de la cocina moderna
Nunca se había documentado tanta complejidad en la cocina entre estos hombres llamados cazadores-recolectores del Paleolítico. Anteriormente, los restos de alimentos vegetales más antiguos descubiertos en 2018 procedían de Jordania y databan de hace 14.400 años. Ya se había visto mostaza silvestre en ciertos restos encontrados en Asia y que datan de hace 10.500 años.
En cuanto a plantas como el almendro silvestre, el pistacho silvestre y otras frutas a veces ácidas o picantes, todas ellas estaban presentes en restos vegetales encontrados en Asia y Europa y que datan del Paleolítico Superior (hace unos 10.000 años).
Una forma de cocinar que ha durado decenas de miles de años en regiones a veces a miles de kilómetros de distancia: esto sugiere que esta forma de cocinar se ha extendido por toda la Tierra y está en el origen de la cocina moderna del Homo Sapiens Sapiens. Así, los primeros humanos modernos solían triturar y tostar las semillas de las hierbas silvestres y machacar los tubérculos, con herramientas desarrolladas a mano, cabe recordar.
Mientras que estudios recientes muestran que los neandertales de Europa eran carnívoros, otros muestran que el Homo Sapiens tenía una dieta más diversa, que incluía muchas más plantas. Lo cierto es que la búsqueda del gusto en la elaboración de los platos ya estaba muy presente en la época, y que los primeros cazadores-recolectores fueron sin duda los precursores de la cocina moderna que aún hoy degustamos.