Los impactos negativos del clima
Las características meteorológicas durante el mes de septiembre y primera parte de octubre le jugaron una mala pasada a las expectativas de la producción de los cultivos de invierno en Argentina.
Un septiembre y primera parte de octubre que se caracterizaron por una gran disparidad de precipitaciones, con algunos sectores en donde prevalecieron los excesos, como en la provincia de Buenos Aires, donde hubo registros superiores a los 150mm en pocas horas y otros donde la falta de agua es imperiosa, como el caso de las provincias de Córdoba y parte de Santa Fe, donde hay sectores que no recibieron lluvias desde hace más de 45 días.
Por otra parte, los sectores que recibieron precipitaciones, también tuvieron importantes inconvenientes, ya que el granizo fue uno de los aspectos más destacados en esta primavera, especialmente en sectores de la provincia de Córdoba, pero también de Santa Fe y Buenos Aires, sectores en donde se registró una gran cantidad de eventos de granizo en amplias zonas del centro del país.
Pero no sólo las precipitaciones, tanto en forma líquida como sólida, fueron protagonistas en esta primavera, también la temperatura fue un factor determinante. El registro de valores muy bajos de temperatura generó el desarrollo de heladas de variada intensidad en un amplio sector de la franja central del país, abarcando a las 5 provincias de la región pampeana. Además, no sólo fue un evento aislado, en general se observaron varios episodios en períodos críticos de la evolución de los cultivos, generando un impacto negativo en el rinde esperado.
Recorte en la estimación de la producción
Las características meteorológicas de los últimos meses han provocado una caída en la expectativa de producción de los cultivos de invierno, fundamentalmente del trigo. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, en Córdoba, la caída es estrepitosa, y se calcula un rendimiento de 7 quintales menos de lo proyectado previo al inicio de campaña, ubicando el rinde final en 27,5 quintales. Esta situación contrasta fuertemente con la situación que vive la provincia de Buenos Aires, donde se prevé un rinde potencial de 37,6 quintales por hectárea.
Mientras tanto, sobre la provincia de Santa Fe, también se observa una caída del rinde esperado, ya que ahora los cálculos prevén una disminución potencial de casi 5 quintales por hectárea, bajando de 35 a 30,7 quintales por hectárea. Esto daría un promedio nacional de 31 quintales, 3 menos que lo esperado en el inicio de campaña.
Problemas en los cultivos de verano
Los inconvenientes meteorológicos no sólo están afectando a los cultivos de invierno, sino también a la siembra y evolución de los cultivos de verano, especialmente a aquellos de ciclos más prolongados.
La siembra de maíz está retrasada un 6% respecto del promedio de las últimas 5 campañas, cubriendo 1,21 millón de hectáreas de 6,6 millones proyectadas. Esta situación se debe especialmente a la falta de humedad en el suelo, debido a las escasas precipitaciones que se están desarrollando en Córdoba y la provincia de Santa Fe.
Esta situación podría generar un cambio en la planificación, destinando áreas de siembra de maíz a la implantación de soja, esperando la llegada de las lluvias a partir del último tramo de octubre o incluso, primeros días de noviembre.