Mar del Plata: ola gigante ya había hecho historia en 1954
Mar del Plata experimentó una ola gigante sobre sus playas en el verano de 1954. Ahora científicos han podido certificar su ocurrencia y trabajan para conocer el mecanismo que las formó.
La ola gigante que arrasó con todo en un balneario de Mar del Plata el pasado jueves 8 de diciembre, si bien fue un fenómeno extraordinario, ha tenido antecedentes en el pasado. Según señala un informe publicado por el diario La Capital de la ciudad feliz, en 2019 tres científicos de Argentina presentaron un trabajo que aportó una hipótesis para entender qué fue lo que pasó a las 11 del 21 de enero de 1954 en la costa de Mar del Plata.
En ese día de 1954 una sucesión de olas gigantes, en plena temporada de verano, golpeó la playa dejando una cantidad importante de heridos. Si bien en aquel momento se habló de un tsunami o un maremoto, el conocimiento aportado por la tecnología actual permite saber que este tipo de olas erráticas son más comunes de lo que se suponía.
Rubén Medina, licenciado en Geología y Geografía; Walter Dragani, licenciado en Oceanografía, y Roberto Violante, licenciado en Geología, fueron los autores del trabajo que se publicó en la revista Ciencia Hoy, titulado “Un tsunami no reconocido en Mar del Plata”. Este tipo de olas tienden a aparecer fuera del flujo promedio de olas en un momento dado.
De la calma a la ola gigante
Según indica La Capital, el 21 de enero de 1954 era un día de buena temperatura y un mar calmo. Gran cantidad bañistas se habían acercado a las playas populares del centro y también de la zona costera más próxima. Centenares de esas personas estaban en la Bristol, en cercanías del muelle de pescadores y en Punta Iglesia. Una lancha de mediano porte navegaba a menos de 100 metros de la costa. Entonces todo cambió repentinamente.
Los testigos relataron que en el horizonte comenzó a verse una ondulación importante que se amplificaba a medida que se aproximaba a la costa, para transformarse en una ola robusta y potente. El primer impacto antecedió a otro de dos olas casi similares que arrasaron con quienes tenían el agua por las rodillas o caminaban por la arena húmeda.Lo que siguió fue el caos en la playa.
Cientos de personas comenzaron a gritar y alejarse del mar. Las olas alcanzaron a la primera línea de sombrillas y toldos. Una lancha que navegaba cerca de los pescadores a punto estuvo de desaparecer en el remolino formado por la diferencia de oleaje. Cuando el mar se retiró quedó a la vista el saldo de heridos quejosos, algunos con principio de asfixia y magullones. Las madres de los niños se desmayaban al no poder localizarlos.
Teorías detrás de las olas erráticas
Poco tiempo después de este tren de olas extraordinarias el mar retomó la calma que tuvo todo ese día, aunque los bañistas habían abandonado la playa, y algunos heridos fueron trasladados por precaución a un hospital. Ni el Instituto Nacional de Previsión Sísmica ni el USGS registraron sismos submarinos significativos ese día, lo que descartó la hipótesis del terremoto submarino. Tampoco hubo erupciones volcánicas explosivas ni caídas de meteoritos.
Todo indica que las la zonas de mayor riesgo tienden a observarse cuando una fuerte corriente corre contra la dirección primaria de las olas. Es probable que el fenómeno se genere cuando una ola inestable absorba energía de otras y se potencie dando lugar a una ola gigante errática.
Otra teoría señala que el proceso se inicia con una tormenta que fuerza a las olas a dirigirse en contra de la corriente. Con ello se genera una disminución de la longitud de onda de la ola causando el incremento de la altura de la ola y a las series de olas que la siguen a comprimirse juntas formando una ola gigante