“Mientras más ordeñamos, más rápido nos fundimos”: el triste mensaje de un tambero
La lechería es uno de los sectores más castigados de los últimos meses. El incremento en los costos productivos obligó a pequeños y medianos tamberos al cierre de sus establecimientos.
La crisis de la lechería por falta de rentabilidad lleva al menos 20 años en la Argentina. Esta situación se agravó como consecuencia de las medidas económicas implementadas para aumentar el ingreso de dólares al país y del impacto que tuvo la sequía en la producción de forraje.
Los tambos comenzaron a reducir sus planteles, las vacas se enviaron a faena e incluso algunos establecimientos productivos cerraron definitivamente. Sólo en el mes de octubre pasaron por el Mercado Agro Ganadero de Cañuelas, cerca de 17 mil vacas lecheras y se presume que el doble de esa cifra corrió la misma suerte en el resto de las zonas productivas.
Tal situación se repitió esta semana y lo mismo ocurre desde hace varios meses. Hasta ahora los más afectados han sido los pequeños y medianos productores, pero el quebranto es tan grande en toda la cadena que incluso golpea a los establecimientos más grandes y eficientes.
Los números no cierran
Pablo Tosolini, productor agropecuario de la localidad de Tránsito (provincia de Córdoba), aseguró en diálogo con Meteored que “el litro de leche siempre se valuó en U$S 0,35. Eso a tipo de cambio real (dólares financieros) son aproximadamente $ 350".
El tambero detalló que "producir el litro de leche equivale a lo que pagamos por 2 kilos de maíz o 1 kilo de expeler de soja. En nuestra zona -con dos años de sequía- nos piden de $100 a $130 mil la tonelada de maíz, de $300 a $350 mil por el expeler. ¿Cómo hacemos para ordeñar con esos costos altos y cobrar la leche $120? Mientras más ordeñamos, más rápido nos fundimos. Es un negocio insostenible en el tiempo”.
La familia de Tosolini se dedica a la industria tambera desde hace 40 años y debido a la crisis, redujo sus planteles, cerró uno de los tambos y se quedó sólo con las vacas más productivas. Con ellas mantendrá una fábrica de quesos y otra de dulce de leche que son de la familia.
La historia de un establecimiento productivo se destruyó en un abrir y cerrar de ojos. “Lo desarmamos en minutos. En una hora no quedó una sola vaca. Se cargaron 18 camiones y no quedó nada”. Según explicó Tossolini, “nos tenemos que dedicar a hacer otra cosa, porque si seguíamos apostando a la lechería, nos fundíamos trabajando”.
Una cadena productiva en crisis
Desde la industria advierten que son los más interesados en que aumente la producción de leche ya que sin materia prima no hay fábricas. Sin embargo aseguran que no dan los números para pagar el valor que debería percibir el tambero.
La implementación de programas como el "dólar soja" o "dólar maíz" generaron distorsiones en el mercado de granos que le dieron de lleno a la estructura de costos de los productores. Es que tras la sequía -que no permitió contar con pasturas como recurso forrajero- la suba de precio de los granos incrementó gran parte de los costos operativos con los que el tambo debe lidiar día a día.
Es cierto que a modo de compensación, el Gobierno planteó dos instancias de ayuda (Impulso Tambero) y que en el último tramo del año permitió a la industria exportar con un tipo de cambio diferencial. Eso no fue suficiente para el rescate porque la asistencia llegó tarde y cientos de productores ya estaban sentenciados.
En octubre, según el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), la industria pagó a los productores $ 130 por litro de leche, es decir U$S 0,12. La diferencia de U$S 0,23 que surge al calcular el costo menos lo que efectivamente perciben, es la pérdida que tiene cada tambero cada vez que decide enviar un litro de leche al mercado.
Desde el sector plantean que los números nunca serán positivos mientras las vacas "coman dólares" y se les ordeñen pesos. Por eso advierten que el tambo esta en crisis y que urge encontrar respuestas para evitar el cierre de más establecimientos.