Noche mágica: las auroras también brillaron en el cielo de Argentina
Las redes sociales colapsaron de imágenes y videos de auroras, que pudieron verse desde diferentes puntos del mundo, ¡y también en la Patagonia y la costa bonaerense!
Hoy es un día de esos que no se olvidan fácilmente. Desde diferentes rincones del planeta, las auroras bailaron en el cielo y regalaron un espectáculo único. Lo especial de esta jornada radica en que el fenómeno luminoso se pudo ver con claridad desde lugares donde no es habitual presenciarlo. Así que miles de personas fueron testigos privilegiados de esta belleza.
En la región del sur de la Patagonia, tanto en la parte argentina como en la chilena, las auroras sorprendieron en la noche del viernes 10 de mayo. Las miradas - y las cámaras- se alzaron maravilladas hacia el firmamento para capturar este momento único. Desde Ushuaia hasta Punta Arenas, la danza de luces coloreó de morados y verdosos a la noche de un modo que pocas veces se ha visto en estos parajes.
Numerosos videos y fotografías capturaron la majestuosidad de este evento astronómico desde tierras patagónicas. Desde las orillas del Canal Beagle hasta los miradores de la cordillera, cada registro refleja la emoción y la sorpresa de quienes fueron testigos de este acontecimiento.
Pero el fenómeno también fue una sorpresa en la Península Antártica. En muchas de las bases argentinas, este fenómeno también resulta algo extraño, especialmente en las que radican más al norte.
Y eso no fue todo. Cerca de la medianoche, las tenues luces rojizas pudieron verse muy nítidas desde distintos sectores de la costa bonaerense, como Villa Gesell y Pinamar, y desde la costa uruguaya. Más tarde, llegarían reportes de lugares tan inesperados como la laguna de Chascomús, Córdoba y San Luis.
Tormenta solar G5
En lo que respecta a las tormentas geomagnéticas, existe una clasificación en función de su intensidad que contiene 5 clases. Las menos intensas pertenecen a la clase G1, mientras que las más intensas pertenecen a la clase G5. Esta categoría se relaciona con la alteración en el campo magnético de la Tierra provocada por corrientes anómalas del viento solar que atraviesan el ambiente terrestre.
Estos fenómenos pueden pronosticarse con horas o días de anticipación. La NOAA, organismo que se encarga de su monitoreo, ya había avisado de que una tormenta geomagnética G4 llegaría a la Tierra y que podría provocar problemas generalizados en el control del voltaje. Pero el fenómeno resultó ser mucho más intenso y a último momento elevó su categoría a G5, el más intenso de todos.
Las G5, se denominan extremas, y pueden provocar cortes en el sistema de energía, problemas generalizados en el control del voltaje y sistemas de protección, y daños en transformadores. También ocasionan un mal funcionamiento en los satélites espaciales o cortes en las comunicaciones y propagación de ondas de radio de alta y baja frecuencia.
¿Por qué no se ven auroras en otras provincias de Argentina?
Las auroras tienen una explicación tan maravillosa como compleja. Se forman cuando el campo magnético terrestre actúa como un escudo, atrapando las partículas cargadas del Sol y dirigiéndolas hacia los polos.
Estas partículas, al interactuar con la atmósfera polar, desencadenan un espectáculo luminoso al emitir fotones. Sin embargo, aquí viene el detalle: las partículas solares no se dirigen al polo geográfico del planeta, sino al polo magnético.
El polo geográfico, inmutable y definido por el eje de rotación terrestre, permanece fijo en el mapa, siendo el punto de convergencia de todos los meridianos. En contraste, el polo magnético, aquel que orienta nuestras brújulas, es nómada, moviéndose constantemente.
Así, las auroras se materializan en las cercanías del polo magnético. En el hemisferio norte, ambos polos están relativamente próximos, pero en el sur, ¡la situación es muy diferente! Hay una brecha de casi 3.000 kilómetros entre el magnético y el geográfico. Y, para desgracia nuestra, el que produce las auroras se halla en el punto más distante posible de Argentina.
La esperanza no está perdida, sin embargo. El polo magnético se desplaza aproximadamente 15 kilómetros al año y se prevé que, eventualmente, se invertirá con su contraparte del hemisferio norte. En varios miles de años, quién sabe, podría estar mucho más cerca de nosotros.