Nuevo informe IPCC: retrasar la acción climática “significa la muerte"
Robusto informe del IPCC advierte que la mitad de la población mundial ya es "muy vulnerable" a los impactos del calentamiento global. Mientras, el tiempo se agota para la adaptación con una temperatura global que pronto alcanzará el umbral de 1,5 °C.
De mal en peor. Mientras los tomadores de decisiones a nivel mundial enfocan su atención en menesteres de características medievales, el calentamiento global avanza con consecuencias catastróficas para la vida de todos en todo el planeta.
Así le reveló el nuevo informe (II) del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) titulado “Cambio climático 2022: Impactos, adaptación y vulnerabilidad” y que fue presentado el 28 de febrero.
Las conclusiones del trabajo, en el que participaron 270 autores de 67 países, fueron calificadas como “un atlas del sufrimiento humano y una acusación condenatoria del liderazgo climático fallido” por António Guterres, secretario general de Naciones Unidas (ONU), quien advirtió que el retrasar la acción climática “significa la muerte”.
“Esta abdicación del liderazgo es criminal”, enfatizó Guterres, quien subrayó que “los mayores contaminadores del mundo son los culpables del incendio en nuestro único hogar” para agregar que “los combustibles fósiles se deben acabar. Las energías renovables son la única vía".
Catastróficas consecuencias
“Este trabajo es una seria advertencia sobre las consecuencias de la inacción”, manifestó Hoesung Lee, presidente del IPCC. “Se demuestra que el cambio climático constituye una amenaza cada vez más grave para nuestro bienestar y la salud del planeta”, afirmó.
Ya la mitad de la población mundial es "muy vulnerable" a los impactos del cambio climático con un aumento de 1,2 °C, por lo que la humanidad afrontará inmensas catástrofes con un calentamiento de 1,5 °C, el cual se alcanzará en lo que resta de la presente década de seguir al ritmo actual. Y de superarse esa marca, aunque sea de manera temporal, se generarán impactos graves adicionales e irreversibles.
Para evitar una mayor pérdida de vidas, biodiversidad e infraestructura, es preciso tomar medidas urgentes y ambiciosas de adaptación y, a la vez, lograr reducciones rápidas y pronunciadas de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
De acuerdo con el nuevo informe, los avances en materia de adaptación son dispares, y las brechas entre las medidas adoptadas y lo que se necesita son cada vez más profundas, especialmente, entre las poblaciones de menores ingresos.
¿Qué hacer?
“Los ecosistemas sanos son más resilientes al cambio climático y prestan servicios indispensables para la vida, como el suministro de alimentos y agua limpia”, aseveró Hans-Otto Pörtner, copresidente del grupo de trabajo II del IPCC.
“Al restaurar los ecosistemas degradados y conservar, con eficacia y equidad, entre el 30% y el 50% de los hábitats terrestres, marinos y de agua dulce, la sociedad puede beneficiarse de la capacidad de la naturaleza para absorber y almacenar carbono, y podemos acelerar los avances en la consecución del desarrollo sostenible, pero es fundamental contar con el apoyo financiero y político adecuado”, agregó el experto.
Los científicos señalan que el cambio climático interactúa con distintas tendencias mundiales, como el consumo no sostenible, la creciente urbanización, las desigualdades sociales, las pérdidas y daños provocados por los fenómenos extremos y la pandemia.
“La creciente urbanización y el cambio climático en conjunto crean riesgos complejos, especialmente, en aquellas ciudades que tienen un crecimiento urbano mal planificado, altos niveles de pobreza y desempleo, y una falta de servicios básicos”, dijo Debra Roberts, copresidenta del grupo de trabajo II del IPCC.
“No obstante, las ciudades también brindan oportunidades para la acción climática: los edificios verdes, el suministro fiable de agua limpia y energías renovables, así como los sistemas de transporte sostenibles que conectan las zonas urbanas y rurales pueden contribuir a una sociedad más inclusiva y justa”, sostuvo la científica.
“La evidencia científica es inequívoca: el cambio climático constituye una amenaza para el bienestar de la humanidad y la salud del planeta. Si se sigue retrasando la puesta en marcha de una acción concertada a nivel mundial, se agotará el plazo breve y en rápida disminución del que disponemos para asegurar un futuro digno”, concluyó Hans-Otto Pörtner.