Océano sano, planeta saludable
Los océanos son esenciales para la vida en el planeta. Ellos son los verdaderos pulmones del planeta, nos dan alimento, son aliados en la lucha contra el cambio climático y el motor de la economía de muchos países.
Los océanos, esa gran masa de agua que cubre dos tercios de la superficie terrestre, constituyen pilares fundamentales de la vida del planeta. Cubren más de 70% de la superficie del globo y, a pesar de su importancia, sólo el 1% de la superficie oceánica está protegida. Entre un 50 y un 80% de la vida en la Tierra se encuentra bajo la superficie del océano, que constituye el 90% del espacio habitable del planeta. Menos del 10% de este espacio fue explorado hasta ahora por el hombre.
Ellos nos dan alimentos, nutrientes, oxígeno, medicinas y regulan el clima. Pero la sobreexplotación pesquera y la pesca ilegal, desconocida o sin regular, así como las insostenibles prácticas de acuicultura, la polución marina, la destrucción del hábitat, las especies invasoras, el cambio climático y la acidificación están causando un grave daño a los océanos y los mares. En el día internacional de los océanos queremos recordar por qué estas enormes masas de agua son tan esenciales para la vida en el planeta y por qué es necesario promover acciones urgentes para su conservación.
Las profundidades son todo un misterio
Hay 5 océanos en la Tierra: Atlántico, Pacífico, Índico, Ártico y Antártico. Se estima que la profundidad media es de aproximadamente 3900 metros, pero la parte más profunda se encuentra en la fosa de las Marianas, donde la profundidad alcanza los 11.034 m.
Los océanos constituyen una región tan desconocida para los humanos, que en una investigación de solo 4 semana en Tasmania se identificaron un centenar de nuevas especies, que incluían crustáceos, moluscos y corales. De hecho, se estima que conocemos menos del 2% del fondo de los océanos y que quedan todavía por descubrir entre 500.000 y dos millones de especies animales sólo en el mar.
Los pulmones del planeta
Unos pequeños organismos marinos, que conocemos como fitoplancton, son capaces de realizar fotosíntesis, un proceso por el cual obtienen sustancias orgánicas a partir de dióxido de carbono y luz solar y producen oxígeno que devuelven a la atmósfera. Son tan productivos que el 50% del oxígeno que respiramos proviene de esos seres oceánicos.
Además, existen ecosistemas costeros que actúan como sumideros de carbono, como los manglares, las marismas salinas y las praderas submarinas, las que pueden contener una cantidad de carbono cinco veces superior a la de los bosques tropicales. El océano absorbe anualmente cerca del 25% del CO2 que se agrega a la atmósfera debido a la actividad humana, reduciendo así el impacto de este gas con efecto de invernadero en el clima.
Reguladores del clima del planeta
Los océanos, más precisamente las corrientes del océano, son mecanismos de distribución del calor en el planeta. El agua puede almacenar calor, y cuando se pone en movimiento lleva esa energía hasta otros lugares del planeta, modificando las temperaturas de las costas a las que se acerca. Gracias a esto, algunos lugares tienen un clima más templado del que deberían tener sin estas corrientes.
Sin embargo, el cambio climático provocado por nuestras actividades está afectando a los ecosistemas marinos, que podrían ser mucho más sensibles de lo que pensamos a este fenómeno y modificar la forma en la que estas corrientes se desplazan.
Proveedores mundiales de alimentos
Según cifras de la ONU, 2.600 millones de personas en todo el mundo dependen directamente del océano como fuente de alimentación. Para esta gigantesca porción de la población mundial supone la forma directa de acceder a un nutriente esencial para el desarrollo: las proteínas animales.
Además, el sector pesquero es también una importante fuente de beneficio económico de la que dependen millones de personas. De hecho, esta industria proporciona trabajo a 200 millones de personas en todo el planeta, según datos de Naciones Unidas.
En el Día Mundial de los Océanos es necesario recordar que son la clave de la vida en la Tierra y de la supervivencia de nuestra especie, pero están sufriendo las consecuencias de una actividad y un desarrollo humano no controlado y extremadamente perjudicial. Es hora de que seamos conscientes de nuestra huella y de que nos esforcemos por promover un desarrollo sostenible para poder desentrañar todos los misterios submarinos de nuestro planeta y preservar la vida que ya conocemos.