Ola de calor: preocupación en el campo por la cosecha de soja y maíz
El pronóstico para los próximos días indica temperaturas elevadas y sostenidas por encima de los 35 °C en gran parte de la región centro y oeste del país. Hay alerta en el agro por la suerte que puedan correr los cultivos de verano.
Las altas temperaturas llegaron hace algunos días y comenzaron a marcar el día a día en varias ciudades de nuestro país, donde incluso marcaron récords históricos o bien estuvieron a punto de hacerlo. El calor se hizo más intenso y esto también afectará la producción agrícola, fundamentalmente en zonas donde no se cuenta con la holgura que se pensaba desde el punto de vista del estrés hídrico.
Si bien hay provincias que ya transitan una ola de calor y otras que podrían sufrirla durante esta semana, muchas de ellas son netamente productivas tanto de cultivos intensivos como extensivos.
Efectos de las altas temperaturas en los cultivos
Un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierte que la temperatura afecta el desarrollo de las plantas. Destaca además que con temperaturas altas los cultivos necesitan más insumos para poder mantener su nivel de metabolismo.
Según el organismo internacional, para evitar pérdidas importantes de rendimiento a medida que aumenta la temperatura se debe ser muy preciso en el suministro de agua y de nutrientes. Aún bajo condiciones óptimas de manejo, el rendimiento se puede reducir hasta 4 % por cada 1 °C que aumente la temperatura media (Stapper y Fischer, 1990) debido al acortamiento del período de llenado del grano”.
Por otra parte, asegura que "si el agua es un factor limitante, las hojas pueden morir a 40 °C ya que las plantas estresadas intentan conservar agua cerrando sus estomas y reduciendo así el beneficioso enfriamiento producido por la transpiración".
Impacto de la ola de calor en el ciclo 2023/24
Los productores aún recuerdan el “soplete” que sufrieron el año pasado a esta misma fecha, cuando sufrieron varias olas de calor consecutivas -en medio de un contexto de sequía- que provocaron la pérdida de más de la mitad del cultivo de soja y una porción similar en el caso del maíz. La campaña 2022/23 fue la peor desde el punto de vista climático en los últimos 60 años y las heridas aún siguen abiertas.
A partir de febrero, los cultivos de verano comenzarán a definir los futuros rendimientos, pero antes deberán atravesar un período de elevadas temperaturas y la ausencia de precipitaciones. Bajo estas condiciones, los rindes se desploman, cae el número de granos por metro cuadrado y se afecta drásticamente el peso de los granos.
El riesgo es real, ya que hay zonas donde el agua en suelo no abunda y por lo tanto, podrían “quemarse” lotes con maíz o soja, fundamentalmente los que se ubican en la franja oeste del país, donde las precipitaciones no fueron generosas durante los últimos meses. Vale la pena recordar que en casos donde hay escaso crecimiento de los cultivos debido al estrés constante, las temperaturas altas no ayudan porque favorecen el proceso de evaporación de la poca agua que queda disponible.
¿Cuándo vuelven las lluvias?
El último reporte del Instituto de Clima y Agua (INTA) indica que el contenido de agua útil en suelo se ubica entre 90 y 100 % en la mayor parte del este de la región. Aunque en algunas áreas de Buenos Aires el contenido desciende por debajo del 50 %.
En áreas puntuales de Córdoba (noroeste), San Luis (norte y centro-oeste), La Pampa (oeste) y Buenos Aires (centro-oeste y suroeste), el contenido de agua útil se encuentra por debajo del 40 % con mínimos cercanos al 10 % en algunas áreas.
Para hablar de precipitaciones habrá que esperar, ya que recién llegarían comenzando el mes de febrero. Si bien el sector agrícola recibió varios eventos con abundante caída de agua desde noviembre y hasta la primera mitad de enero, durante esta época del año las lluvias siempre son bienvenidas.
El último tramo de enero sería seco, con elevada radiación solar y altas temperaturas, por lo tanto son condiciones que lejos de se beneficiosas, afectan a los cultivos. Las lluvias de febrero serán determinantes, porque con ellas se definirán los rendimientos, el estado y la condición de la soja y el maíz de la campaña 2023/24.