Operación 90: la hazaña argentina que conquistó el Polo Sur
Hace más de medio siglo, un grupo de soldados del Ejército Argentino se embarcó en una misión histórica que dejó una huella indeleble en la historia del país y consolidó los derechos de soberanía territorial de Argentina en la Antártida.
Bajo el liderazgo del intrépido coronel de caballería Jorge Edgar Leal, en 1965, diez valientes exploradores argentinos desafiaron los extremos del clima antártico para llevar a cabo la Operación 90, la primera expedición terrestre de Argentina al Polo Sur. La campaña lleva el nombre de la latitud 90 grados sur, que es el punto más austral de nuestro planeta y el destino de esta aventura.
La Patrulla de Asalto al Polo Sur partió de la Base Belgrano I el 26 de octubre de 1965, enfrentando condiciones climáticas extremas y desafiando la hostilidad de la Antártida. Equipados con vehículos snowcat, trineos de arrastre y perros de trineo, los valientes expedicionarios avanzaron hacia el Polo.
La travesía no fue fácil. La meseta antártica presentaba desafiantes temporales con temperaturas que descendían hasta los -30 o -40 °C. En su diario, el coronel Leal escribió sobre las dificultades que enfrentaron y la importancia de administrar sus recursos cuidadosamente. A pesar de los obstáculos y el constante peligro, los expedicionarios perseveraron, avanzando paso a paso hacia su objetivo. En el camino, realizaron observaciones científicas y técnicas, incluyendo estudios geológicos, gravimétricos y meteorológicos. Estas investigaciones en medio de las adversidades climáticas proporcionaron valiosos datos que contribuirían al conocimiento de la región antártica.
Después de 45 días de ardua marcha, sin apenas dormir durante 28 horas, el 10 de diciembre de 1965, los exploradores argentinos alcanzaron finalmente el anhelado Polo Sur. En ese histórico momento, plantaron con orgullo la bandera argentina en el punto más austral de la Tierra, proclamando el éxito de la Operación 90 y el triunfo de la voluntad y el coraje argentinos. Pero ese punto recóndito del planeta era celosamente vigilado y el festejo no pasó desapercibido.
A medida que los expedicionarios celebraban su logro, fueron detectados en el radar por el operador de la Base Amundsen-Scott de los Estados Unidos, ubicada a 3.000 metros sobre el nivel del mar en el Polo Sur. Sorprendidos por la apariciónde un grupo de personas, que llevaban ropa de color naranja casi rojo, similar a la de URSS, fueron interrogados hasta que lograron demostrar que eran argentinos y qué estaban haciendo.
Pronto se aclaró la situación y fueron recibidos con hospitalidad por los estadounidenses, quienes los invitaron a pasar, a ducharse y los agasajaron con una comida. Esta inesperada reunión subrayó la trascendencia de la expedición argentina y la atención que había despertado en el ámbito internacional.
El regreso con la gloria
El camino hacia la Base Belgrano fue el último tramo de una travesía épica que abarcó un total de 2.980 kilómetros y 66 días sobreviviendo a los peligros del continente blanco. El 31 de diciembre de 1965, los valientes exploradores arribaron triunfalmente a su punto de partida, completando así la Operación 90 con éxito y dejando un legado imborrable en la historia de la exploración antártica.
Los nombres de los expedicionarios que hicieron posible esta hazaña merecen ser recordados. Bajo el liderazgo del coronel Jorge Edgar Leal, el capitán Gustavo Adolfo Giró, el suboficial principal Ricardo Bautista Ceppi y los sargentos ayudantes Julio César Ortíz, Alfredo Florencio Pérez, Jorge Raúl Rodríguez, Roberto Humberto Carrión, Adolfo Oscar Moreno, Domingo Zacarías, y el cabo Oscar Ramón Alfonso, demostraron un coraje y una determinación inquebrantables.
El regreso triunfal a la Base Belgrano el 31 de diciembre de 1965 fue recibido con júbilo y orgullo en Argentina. Los expedicionarios, agotados pero victoriosos, habían completado una travesía histórica que quedará grabada en la memoria colectiva del país. Su valentía, determinación y espíritu de equipo demostraron la capacidad argentina de alcanzar metas aparentemente inalcanzables.
Pero también hay que recordar a todos los que contribuyeron a que se haga historia. La expedición requirió una intensa preparación e involucró a decenas de personas. Como el personal en la Base Belgrano I que llevó a cabo tareas de relevamiento para encontrar vías de acceso hacia el Polo Sur e instaló una base secundaria de operaciones, con víveres y combustibles. O el grupo de la Fuerza Aérea Argentina que evaluó el terreno desde el aire con un bimotor Douglas C-47, logrando otro hito, el primer vuelo transpolar desde América.
La Operación 90 marcó un antes y un después en la historia de la exploración polar argentina y afirmó los derechos de soberanía territorial de Argentina en la Antártida. Los valientes expedicionarios enfrentaron desafíos extremos, superaron obstáculos inimaginables y dejaron un legado duradero que inspira a las generaciones futuras.