Lo que pasa en la Antártida, no queda en la Antártida: ¿cómo impactará el récord de calor antártico en Sudamérica?
Lluvias abundantes, calor en la Antártida, frío extremo en la Patagonia y calor en regiones del cono sur sudamericano: estos son algunos de los impactos del calentamiento estratosférico antártico.
Sobre la Antártida, entre 15 y 50 km por encima del polo sur, cada invierno austral se forma un centro de bajas presiones que hace girar a los vientos en sentido de las agujas del reloj, con velocidades promedio de unos 300 km/h. Se lo conoce como “vórtice polar estratosférico”.
Cuando este vórtice es fuerte y estable, hace que los vientos de la corriente en chorro polar -que se encuentra en la tropósfera, a una altura de entre 8 y 15 km-, se presente casi sin ondulaciones y un poco más al sur de lo habitual, conteniendo el aire frío polar sobre el continente helado.
Pero cuando el vórtice polar estratosférico se debilita, hace que la corriente en chorro polar se vuelva ondulada, lo que permite que el aire cálido de regiones tropicales avance sobre la Antártida en algunos sectores, y que el aire frío polar llegue a latitudes medias fácilmente.
A mediados de julio, desde Meteored Argentina advertimos sobre un evento de calentamiento estratosférico súbito en desarrollo, lo que debilita el vórtice polar. En este artículo actualizaremos la evolución y los impactos observados y esperados, que no sólo se limitarán a esta parte del planeta.
Raro impulsor de eventos atípicos
A principios de julio, se detectó un proceso de calentamiento en la estratosfera sobre la región antártica, lo que generó un foco de atención sobre este infrecuente fenómeno, que hasta ahora sólo ha sido observado en tres ocasiones en la era satelital (septiembre 2002, septiembre 2010 y agosto-septiembre 2019), aunque sobre el Ártico esto ha sucedido con mayor frecuencia.
Sobre el continente antártico, los primeros veinte días de julio fueron particularmente fríos, pero luego comenzó una prolongada secuencia de días con temperaturas de hasta casi 30 ºC por encima del promedio. Este hecho sorprendió a la comunidad científica en una mal denominada “ola de calor antártica” (con -30 ºC no podemos hablar de calor), que continuará hasta mediados de agosto.
Esta anomalía de temperaturas es equivalente a tener varios días con temperatura media diaria cercana a los 42 ºC y máximas de hasta 50 ºC en Buenos Aires, Rosario o Córdoba en el mes de agosto, cuando las temperaturas medias diarias son, en promedio de 13 ºC y las máximas medias entre 18 ºC y 22 ºC.
Si bien es difícil identificar una causa única como responsable de los eventos atmosféricos, todo indica que el calentamiento estratosférico sobre la Antártida sería el disparador de todas estas anomalías.
¿Cómo sabemos que es así?
En un artículo anterior de Meteored Argentina, hicimos referencia a que el impacto del calentamiento estratosférico antártico puede hacerse evidente entre unas semanas y hasta varios meses después del inicio del debilitamiento del vórtice polar, que inició a fines de julio.
Si bien identificar una única causa como la disparadora de algún evento climático es complicado, más lo es en la actualidad, con temperaturas medias globales que han sido mucho más altas que lo normal en los últimos meses. Pero, así como tenemos indicios de que la estratosfera está influyendo el clima del hemisferio sur este invierno, aún no hay consenso de que el calentamiento de la estratósfera sobre la Antártida esté vinculada al calentamiento global antropogénico (CGA).
Al momento de escribir estas líneas, el evento aún no califica como un calentamiento estratosférico súbito, aunque se estima que la estratósfera seguirá calentándose en los próximos días. Sin embargo, la configuración de los vientos australes es la esperada en presencia de un calentamiento estratosférico súbito: se observaron entradas de aire más cálido hacia los polos, y el aire frío polar avanzó a latitudes medias. Esto es indicio del debilitamiento de la corriente en chorro polar, que lo identificamos mediante la Oscilación Antártica (OA) o Modo Anular del Sur (SAM).
El SAM es uno de los índices más importantes en las previsiones meteorológicas para el hemisferio sur. Tiene una fase positiva y otra negativa: cuando el SAM se encuentra en fase negativa, esos vientos del oeste se ubican más al norte de lo habitual para esa época del año, facilitando el avance hacia el norte de los frentes de aire frío. Cuando el SAM es positivo, los vientos del oeste se retraen hacia la Antártida, haciendo que los frentes de aire frío no se desplacen mucho hacia el norte.
¿Cómo sigue?
Con la fase negativa, la circulación de los vientos oeste se debilita, los sistemas de baja presión llegan más al norte con mayor facilidad y frecuencia a las latitudes medias, y esto favorecerá las entradas de aire frío alcanzando latitudes medias en Sudamérica, Sudáfrica y Oceanía.
Para los próximos días, sobre Argentina, el sur de Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, la fase negativa del SAM favorecerá las entradas de dos pulsos de aire frío definidos: uno hacia finales de esta semana y otro a mediados de la próxima, de acuerdo con nuestro modelo de referencia.
Y para los próximos meses, todo dependerá de si los vientos y las temperaturas estratosféricas recuperan su normalidad o si continuará el calentamiento estratosférico y los vientos polares seguirán debilitándose. De ocurrir lo último, tal como lo indica el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Mediano Plazo (ECMWF) el SAM se mantendría en su fase negativa por más tiempo.
Esto significaría que al menos durante la primera mitad de la primavera es altamente probable que se registren irrupciones de aire frío sobre Argentina, el sur de Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, junto con anomalías positivas de precipitación, además de esperarse un "agujero de ozono" de menores dimensiones a las habituales.