¿Por qué en Argentina no se cambia la hora en verano, y en otros países sí?

Cuando las noches se acortan y los días se alargan, muchos países establecen horarios diferentes, como una forma de aprovechar la luz solar durante la primavera y el verano.

La persistencia de la memoria
Los relojes que se derriten representan el tiempo que transcurre de manera diferente, como en los momentos en que cambiamos de hora. Salvador Dalí: La persistencia de la memoria, 1931, MoMA

Este cambio de hora que algunos países o sus distritos aplican al menos una vez al año, hacen que del horario estándar (o de invierno) se pase al horario de verano, para poder realizar la mayor cantidad posible de actividades bajo la luz natural del sol.

La primera ciudad que adelantó sus relojes una hora fue Port Arthur en Canadá, al límite de los Estados Unidos. La medida fue tan exitosa para sus residentes, que otras ciudades canadienses como el caso de Regina (en el centro sur de Canadá), copiaron la medida y la adoptaron el 23 de abril de 1914.

Pero en la actualidad, no es una medida que siguen todos los países, y que está perdiendo popularidad.

Argentina hace más de una década que no cambia su huso horario. La última vez fue entre octubre de 2008 y marzo de 2009.

Retrocediendo en el tiempo... ¡literalmente!

El cambio de hora es un proceso en el que los relojes se adelantan una hora para realizar la transición al horario del verano y posteriormente se retrasan para volver al horario de invierno.

El cambio de hora no está bien visto por todo el mundo. De hecho, inclusive en los países donde se aplica, siempre ha sido un acto polémico que despierta diferentes opiniones dentro de la sociedad. Algunos defienden la lógica de este cambio en función a las horas de luz aprovechables y sus beneficios económicos, y están aquellos que dudan de su utilidad y resuelven que lo más útil y saludable sería eliminarlo por completo.

reloj biologico
Sumar o restar una hora más puede parecer un cambio pequeño. Sin embargo, esas modificaciones en el reloj, tienen efectos sobre la salud.

Desde la I Guerra Mundial y a manos del Imperio Alemán, la costumbre del cambio de hora se expandió al resto del mundo. El argumento era que adelantar el reloj contribuiría en la reducción del uso de combustibles para iluminar ambientes, al aprovechar la mayor disponibilidad de horas de luz solar. En una economía de guerra el ahorro era significativo, y la medida fue adoptada por otros países europeos como Francia y el Reino Unido. Si bien luego de la contienda se dejó de usar este cambio de hora, la II Guerra Mundial volvió a forzar el cambio de huso horario.

En definitiva, el horario de verano es un sistema para reducir el uso de electricidad aprovechando las horas de luz natural. Durante ocho meses al año, alrededor de 65 países en todo el planeta adelantan una hora sus relojes para realizar la transición al horario del verano durante ocho meses para luego retrasarlos para volver al horario estándar de invierno durante los cuatro meses restantes, para así aprovechar al máximo la luz solar.

Un cambio en minoría

En el hemisferio norte muchos países -no todos- utilizan el horario de verano, que suele comenzar en marzo-abril y terminar en septiembre-noviembre, cuando los países vuelven al horario estándar.

Casi en cada ocasión en que se cambia la hora, en el Congreso de los Estados Unidos se presentan propuestas para mantener la hora estándar o pasar al horario de verano a tiempo completo. En 2019, los miembros de la Unión Europea votaron a favor de suprimir el cambio de hora en todos los países de la UE, pero hasta el momento se mantiene la práctica del horario de verano.

Parque de relojes
En el mundo, sólo el 40 % de los países adelantan una hora el reloj para aprovechar las horas de claridad del verano.

Los países más próximos a la línea del ecuador tienen mínimas diferencias entre sus horas de luz y oscuridad a lo largo del año, por lo que allí se mantiene siempre la misma hora.

En el hemisferio sur, Australia, Nueva Zelanda, la mayor parte de Sudamérica y en el sur de África hay países que suelen iniciar el horario de verano entre septiembre y noviembre, para finalizarlo en marzo o abril.

Argentina es uno de los 174 países del mundo que no cambian a la hora de verano.

Un cambio con polémica

Numerosas sociedades científicas han expresado su postura en contra del cambio de hora. La Sociedad de Investigación del Sueño de los Estados Unidos, publicó una investigación que recomienda que los Estados Unidos deberían abandonar el cambio de hora y permanecer definitivamente en el horario de verano. Para ello, se apoyaron en un amplio número de estudios basados en las consecuencias para la salud y para la economía.

Cambio de hora
Los críticos al horario de verano indican que no vale la pena el cambio en base a la cantidad de energía ahorrada al implementar el sistema. En Argentina, no ha habido ahorros que lo justifiquen.

Sin embargo, otros científicos opinan que adelantar o atrasar el reloj en función del momento del año permite optimizar el uso de la luz solar, aprovechando la mañana para conseguir más horas de ocio diurno. Sugieren que son más los beneficios que los inconvenientes, aunque las encuestas realizadas en la Unión Europea señalan que el 80 % de los 4.6 millones de encuestados estaba a favor de establecerse en un único horario todo el año.

Un caso atípico pero lógico es el de Rusia, el país más extenso del mundo: en 2011 eliminó el cambio de hora, estableciendo 11 husos horarios permanentes para asegurar el máximo aprovechamiento de luz natural en cada zona.

¿Sirve o no sirve?

Otra de las polémicas en torno al cambio de hora es su aporte real a la reducción del consumo de energía.

En 2008, el Departamento de Energía de Estados Unidos determinó que el ahorro de energía en ese país equivalía al 0.5 % del total de electricidad utilizada en el verano, casi como la cantidad de electricidad utilizada por más de 100.000 hogares durante todo un año. Sin embargo, otro estudio halló que el horario de verano aumenta la demanda de electricidad: si bien reduce el uso de luz artificial, aumenta la demanda de calefacción y refrigeración, por lo que el consumo de electricidad es aproximadamente el mismo.

Nocturnidad en BA
La nocturnidad es un asunto cultural en Argentina, y es uno de los motivos por los cuales los cambios al horario de verano no han generado el ahorro esperado de energía eléctrica.

Lo mismo sucede en nuestro país: hay contradicciones en los estudios que analizaron los beneficios económicos del cambio de hora. Si bien se ahorraría más energía en la mañana, aumentaría el consumo durante la tarde o noche. Y esto tiene una importante base cultural, ya que somos un país de costumbres nocturnas.

Sin embargo, los estudios coinciden en que los beneficios biológicos de cambiar el horario mejorarían la productividad y la cantidad y calidad de horas de sueño, pero ese tema lo dejamos para más tarde…