¿Por qué los perros tienen miedo irracional a los truenos y las tormentas?
Si tienes de mascota un perro, es posible que experimentes su stress y miedo con los truenos y las tormentas. O que tu perro se esconda en algunos sitios de la casa. En la nota te contamos por qué nuestros amigos peludos tienen esa conducta, y cómo ayudarlos.
El miedo que sientes muchos perros a las tormentas y los truenos tiene un nombre específico en la ciencia veterinaria, y se denomina brontofobia, término que también se aplica a los seres humanos que lo padecen. Según indica el Hospital Veterinari Garbí, de Barcelona, entre un 15 y un 30 % de los perros tienen miedo irracional a las tormentas. Este resultado se obtuvo de un estudio realizado por la Universidad de Pennsylvania, en los Estados Unidos.
En algunos casos los niveles de ansiedad alcanzados por algunos perros pueden resultar peligrosos para ellos mismos, y en situaciones extremas se mezclan con agresividad incluso a su entorno más cercano. Según un informe de National Geographic, la disminución de la presión barométrica que antecede a una tormenta, algo que los perros tienen capacidad de sentir, y en algunos casos sumado al oscurecimiento del cielo, el viento y el ruido de los truenos, pueden provocar reacciones de miedo en perros.
Algunos perros suman también aversión al ruido, lo que puede hacer que se sientan incómodos o que incluso le tengan pánico a los sonidos fuertes. Esta patología parece crecer con los años en algunos perros en especial. La acumulación de electricidad estática en su pelaje es otra explicación probable, según explica a este medio Nicholas Dodman, analista veterinario de la conducta en la Universidad de Tufts y director científico del Centro de Estudios sobre la conducta canina.
Ellos detectan cambios en la presión atmosférica
La sensación de la carga estática que tienen los perros y que pueden experimentar, hace que se disparen sus receptores neurológicos del miedo, explican algunos especialistas. Los perros grandes y los que tienen pelajes largos o dobles acumulan fácilmente electricidad estática, algo que experimentamos los humanos con alguna vestimenta o cuando recibimos la descarga al tocar la puerta del auto.
Si estamos ante un perro ya nervioso de por sí durante las tormentas puede darse una descarga al tocar un objeto metálico con la nariz, lo que empeora los casos. Para los casos de perros ya miedosos a los ruidos fuertes, una leve incomodidad puede intensificarse y convertirse en una fobia.
La capacidad tan desarrollada de las narices de los perros hace que facilmente puedan “oler” cambios en el ambiente cuando se aproxima una tormenta. Algunos perros se asustan incluso con truenos lejanos casi imperceptibles para el oido humano. A eso hay que sumar que existen algunas pruebas que señalan algunas predisposiciones genéticas para que los animales desarrollen fobia al ruido, como ocurre en los border collies y en los pastores australianos.
Cómo ayudarlos
En medio de una crisis por miedo, en medio de una tormenta, muchos perros buscan lugares donde esconderse y protegerse de las descargas eléctricas, especialmente en el baño, dentro de las bañeras, o detrás del indodoro. Es interesante que el baño es el lugar que elige una mayoría de perros para esconderse ante una tormenta, o con ruidos extremos de pirotecnia. Varios sitios especializados coinciden en sugerir a los dueños que compren una chaqueta antiestática para mantener al perro tranquilo.
Otra técnica que podría ayudarlos, lo que no significa que se erradique el miedo, es frotarlos con un limpiador antiestático, o colocarles abrigos cómodos que les otorga una sensación de protección. Lo que no es recomendable es no permitir al animal que se refugie en el lugra que elija, porque puede aumentar incluso su sensación de miedo y desprotección disparando sus niveles de stress.
En casos más extremos, un veterinario podrá recetar medicación contra la ansiedad, y siempre es recomendable hacer una visita para buscar estrategias que ayuden a la mascota a sobreponerse, especialmente en lugares donde las tormentas son mucho más frecuentes. Es fundamental que nosotros le transmitamos tranquilidad, porque si sumamos ansiedad todo puede ser peor. Jamás hay que castigarlos por estar nerviosos, y no es recomendable acariciarlos en demasía porque esa conducta les enseñaría que su miedo puede resultar agradable. Es importante estar tranquilo y actuar con normalidad.