Preocupante: la lluvia en el Ártico antes era muy rara, ahora es cada vez más frecuente
A medida que la región se calienta, los fenómenos de lluvia sobre nieve son cada vez más frecuentes. Las lluvias aceleran la pérdida de hielo, provocan inundaciones, corrimientos de tierras y avalanchas.
Los meteorólogos recuerdan a agosto de 2021 por lo que ocurrió en Groenlandia. En aquel momento llovió en la cima del casquete glaciar de la isla a 3000 metros de altura. El fenómeno fue tan intenso como para provocar un deshielo enorme y un retroceso de la línea de nieve de más de 2.000 metros.
Tal como relata Yale Environment 360, este acontecimiento sin precedentes recordó a Joel Harper, glaciólogo de la Universidad de Montana que trabaja en la capa de hielo de Groenlandia, una extraña anomalía en sus datos, que sugería que en 2008 podría haber llovido mucho más tarde en la estación, en otoño, cuando la región suele estar helada y a oscuras durante casi 24 horas al día.
Cuando Harper y sus colegas examinaron detenidamente las mediciones que habían recogido de los sensores situados en la capa de hielo hace tantos años, se quedaron asombrados. No sólo había llovido, sino que había llovido durante cuatro días mientras la temperatura del aire subía 30 ºC, cerca y por encima del punto de congelación. Había calentado la capa de la cumbre, con nieve que está en transición para convertirse en hielo. El agua de lluvia y el deshielo superficial que siguió penetraron en el firn (nieve granular no compactada) hasta 6 metros antes de volver a congelarse, creando una barrera que alteraría el flujo de agua de deshielo al año siguiente.
El resultado de todo ese trabajo fue publicado en Geophysical Research Letters. Toda esa lluvia es importante porque el deshielo de la capa de hielo de Groenlandia, como el de otros glaciares de todo el mundo, es uno de los factores más importantes de la subida del nivel del mar. Según Harper, cada vez que se produce un episodio de lluvia sobre nieve, la estructura de la capa de firn se altera y se vuelve un poco más susceptible a los impactos del siguiente deshielo. "Esto sugiere que sólo un pequeño aumento de la frecuencia e intensidad de episodios similares de lluvia sobre nieve en el futuro tendrá un impacto desproporcionado", afirma el investigador.
Lluvia cada vez más frecuente
Hay un dato concreto que menciona Yale Environment 360: la lluvia era rara en la mayor parte del Ártico: las regiones polares eran, y siguen siendo, demasiado frías y secas para que se formen nubes que absorban la humedad. Cuando precipitaba, lo hacía en forma de nieve. Hace veinte años, las precipitaciones anuales en el Ártico oscilaban entre unos 10 centímetros en las zonas meridionales y tan sólo 2 centímetros o menos en el extremo septentrional.
Pero como las temperaturas del Ártico siguen calentándose tres veces más deprisa que las del planeta en su conjunto, el deshielo del hielo marino y el aumento de las aguas abiertas provocarán, según un estudio reciente publicado por European Geoscience Union, hasta un 60 % más de precipitaciones en las próximas décadas, con más lluvia que nieve en muchos lugares. Según Mark Serreze, director del National Snow and Ice Data Center de la Universidad de Colorado, estos cambios tendrán profundas repercusiones en el hielo marino, los glaciares y el casquete glaciar de Groenlandia, que ya se están derritiendo a un ritmo sin precedentes.
Las precipitaciones provocarán más inundaciones, una aceleración del deshielo del permafrost, profundos cambios en la calidad del agua, más corrimientos de tierras y avalanchas de nieve, más sufrimiento para los animales del Ártico, muchos de los cuales ya están en franco declive debido al cambio climático, y graves problemas para los pueblos indígenas que dependen de esos animales.
Ya se aprecian cambios. Por caso, ahora se producen tormentas en lugares donde históricamente eran raras. En 2022 se registró en Siberia la tormenta más larga de la historia de la observación del Ártico. La tormenta duró casi una hora, el doble que las tormentas típicas del sur. Pocos días antes, una serie de tres tormentas eléctricas había pasado por una parte de Alaska que rara vez las experimenta.
Deshielos y avalanchas
La formación de grietas en la superficie, que permite la entrada de agua en el interior del casquete glaciar, se está acelerando gracias al rápido deshielo. Y las avalanchas de aguanieve, que movilizan grandes volúmenes de nieve saturada de agua, son cada vez más frecuentes: en 2016, un episodio de lluvia sobre nieve desencadenó 800 avalanchas de aguanieve en el oeste de Groenlandia.
Rick Thoman, climatólogo de la Universidad de Alaska Fairbanks, afirma que las precipitaciones en cualquier época del año han aumentado un 17 % en el estado en el último medio siglo, provocando inundaciones que han cerrado carreteras y corrimientos de tierra que, en un caso, enviaron 180 millones de toneladas de roca a un estrecho fiordo, generando un tsunami que alcanzó los 190 metros de altura, uno de los mayores tsunamis jamás registrados en todo el mundo.
Pero las lluvias invernales también van en aumento. Mientras que en Fairbanks solía llover sobre la nieve unas dos o tres veces por década, dice Thoman, ahora ocurre al menos una vez en la mayoría de los inviernos. Eso es un problema para los conductores locales porque, con poco calentamiento solar, el hielo que se forma en las carreteras por las lluvias de noviembre suele permanecer hasta la primavera. Fueron los cazadores los primeros en informar, en 2003, de que unos 20.000 bueyes almizcleros habían muerto de hambre en la isla de Banks, en el Alto Ártico canadiense, tras un episodio de lluvia sobre nieve en octubre. Volvió a ocurrir en los inviernos de 2013-2014 y 2020-2021, cuando decenas de miles de renos murieron en la península siberiana de Yamal.