¿Puede la vitamina D prevenir el parto prematuro? Nuevos hallazgos revelan su importancia durante el embarazo

Investigaciones recientes indican que niveles bajos de vitamina D en las primeras semanas de embarazo aumentan el riesgo de parto prematuro y complicaciones en el desarrollo.

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Las mujeres embarazadas con deficiencia de vitamina D tienen hasta un 60 % más de probabilidades de dar a luz antes de la semana 37, según un estudio de Harvard.

Mantener niveles adecuados de vitamina D durante el primer trimestre del embarazo es crucial para el desarrollo saludable del bebé y la prevención de complicaciones materno-fetales. Investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania confirmaron que una deficiencia de esta vitamina en las primeras 14 semanas de gestación se asocia con un mayor riesgo de parto prematuro y alteraciones en el crecimiento fetal.

Según el estudio, las mujeres con insuficiencia de vitamina D tienen un 60 % más de probabilidades de dar a luz antes de las 37 semanas de gestación.

Ocurre que la vitamina D juega un papel fundamental en la absorción de calcio y fósforo (minerales esenciales para la formación ósea del bebé), participa en la función del sistema inmunológico y en el correcto desarrollo de la placenta. Su deficiencia no solo afecta al feto, sino que también incrementa el riesgo de padecer preeclampsia, diabetes gestacional e infecciones maternas.

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La suplementación con vitamina D en mujeres gestantes permitió reducir en un 36 % el riesgo de parto prematuro y mejorar el peso al nacer, según The Journal of Clinical Endocrinology

El estudio, publicado en The American Journal of Cardiology, revela además que la falta de vitamina D en el embarazo puede contribuir a enfermedades cardiovasculares en el bebé a largo plazo. Estas evidencias refuerzan la necesidad de monitorear y corregir los niveles de esta vitamina desde el inicio de la gestación.

¿Cómo obtener vitamina D durante el embarazo?

La principal fuente de vitamina D es la exposición al sol, ya que el cuerpo humano la produce de manera natural cuando la piel se expone a la radiación ultravioleta B (UVB). Sin embargo, diversos factores pueden reducir esta síntesis, como la estación del año, el uso de protector solar y la ubicación geográfica.

Un trabajo anterior, publicado en Scientific Reports, advierte que el 50 % de la población mundial tiene niveles insuficientes de vitamina D, siendo las mujeres embarazadas uno de los grupos más afectados.

Para compensar esta deficiencia, se recomienda incluir en la dieta alimentos ricos en vitamina D, como pescados grasos (salmón, atún y sardinas), yema de huevo, hígado de res y productos lácteos fortificados. No obstante, la cantidad de vitamina D obtenida a través de la alimentación suele ser insuficiente, lo que hace que la suplementación sea una opción recomendada en muchos casos.

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La principal fuente de vitamina D es la exposición al sol, pero factores como la estación del año, el uso de protector solar y la contaminación pueden limitar su producción en la piel.

Acerca de este punto, la Sociedad de Endocrinología de EE.UU. sugiere que las mujeres embarazadas consuman entre 600 y 800 UI de vitamina D al día, aunque en casos de deficiencia severa se pueden indicar dosis más altas bajo supervisión médica. El disparador fue un metaanálisis publicado en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism que encontró que la suplementación con vitamina D reduce en un 36 % el riesgo de parto prematuro y mejora el peso al nacer.

El impacto del clima en los niveles de vitamina D

El clima juega un papel determinante en la producción natural de vitamina D en el organismo. En regiones con inviernos prolongados o poca exposición solar, las personas tienen una mayor predisposición a la deficiencia de esta vitamina.

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Investigaciones publicadas en The American Journal of Obstetrics indican que niveles bajos de vitamina D aumentan un 40 % el riesgo de preeclampsia en el embarazo.

Otro factor climático que influye es la contaminación atmosférica: en ciudades con altos niveles de polución, las partículas en suspensión en el aire pueden bloquear la radiación UVB, limitando la producción de vitamina D en la piel. Esto representa un desafío adicional para las embarazadas que dependen de la luz solar como fuente principal de esta vitamina.

¿Cómo evitar la deficiencia de vitamina D?

Para garantizar niveles óptimos de vitamina D durante el embarazo, los expertos recomiendan:

  • Exposición solar segura: se aconseja tomar el sol entre 10 y 20 minutos al día en horarios seguros (antes de las 10 a. m. y después de las 4 p. m.), exponiendo al menos cara, brazos y piernas.
  • Incluir alimentos ricos en vitamina D: consumir pescado graso dos veces por semana, además de huevos, hongos y productos fortificados.
  • Monitoreo médico: realizar análisis de sangre en el primer trimestre para determinar si es necesario suplementar.
  • Suplementación bajo supervisión médica: en caso de deficiencia, seguir la dosis recomendada por un profesional de la salud.

La prevención es clave para evitar complicaciones. Un embarazo saludable comienza con una nutrición adecuada, y la vitamina D desempeña un papel crucial en este proceso.