Revelan el poder destructivo de los incendios en la provincia de La Pampa
Un estudio utilizó imágenes satelitales y logró demostrar el impacto creciente de los incendios sobre los ecosistemas en provincia de La Pampa. Se enfocó en los grandes incendios y en su capacidad de daño.
El objetivo del estudio es aportar información para manejarlos y prevenir incendios en la provincia de La Pampa. Para ello, un grupo de investigadores hizo uso de imágenes satelitales que permitan demostrar su impacto. Los incendios son fenómenos muy peligrosos y devastadores, en especial aquellos de gran magnitud, capaces de modificar profundamente los sistemas socioecológicos. En la mayoría de ellos las actividades humanas tienen un impacto significativo.
El daño producido por incendios en el ecosistema puede ser considerable. Un estudio realizado por una investigadora de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) basado en datos satelitales, señala que entre 2001 y 2017 se quemó un promedio anual de 520.000 hectáreas en la provincia de La Pampa, con numerosos incendios mayores a 10.000 hectáreas, de gran poder destructivo.
Pablo Roset, a través de Sobre La Tierra (SLT), el órgano de divulgación de FAUBA, señaló que esta información es de utilidad para mejorar el manejo de los incendios. Para tener una idea de la magnitud de estos eventos, la ciudad de Buenos Aires tiene una superficie de 20300 hectáreas. O sea que en período estudiado se han quemado el equivalente a casi 26 veces la ciudad de Buenos Aires. Ahora, con el aporte de esta información buscan contribuir al diseño de sistemas de prevención, alerta temprana y control del problema en la región.
Superficie quemada en aumento
La frecuencia de incendios en el planeta está en constante aumento, al igual que su magnitud. Milagros Sanchez, licenciada en Ciencias Ambientales de la FAUBA indicó que los datos muestran que la superficie quemada “equivale al 43% de la superficie total quemada en la Argentina en ese período. Si bien en La Pampa los fuegos son recurrentes, en los últimos años crecieron en extensión y en poder destructivo. Eso nos decidió a estudiar el caso”.
En su trabajo de tesis, Sanchez trabajó especialmente el tema de los grandes incendios en esas 16 campañas. Para ello se basó en datos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MAyDS) y, sobre todo, en el uso de sensores remotos. “Identificamos los incendios y los caracterizamos usando unos sensores llamados MODIS, a bordo de los satélites Terra y Aqua. Todos los días envían muchos datos, lo cual es clave para hacer el seguimiento de los incendios”.
Milagros Sanchez demostró que, de todas las campañas, las últimas cuatro presentaron un aumento notable de la superficie total quemada y del número de eventos mayores a 5.000 hectáreas. En particular, la última campaña que analizó tuvo la mayor superficie quemada, unas 67.500 hectáreas, y un total de 10 incendios mayores a 10.000 hectáreas, el mayor número registrado.
Sólo 5% fueron de origen natural
La información proporcionada por esta investigación es fácilmente accesible ya que se encuentra publicada totalmente en la revista científica Ecología Austral, perteneciente a la Asociación Argentina de Ecología. Un dato muy importante es que se detectó que la superficie quemada total en cada campaña dependió de las precipitaciones de la campaña anterior. “Nuestra interpretación es que esas lluvias potencian el crecimiento de la vegetación, que después, al secarse, se vuelve material combustible disponible para quemarse.
Es más, cuando las precipitaciones en las campañas previas fueron superiores al promedio, en las siguientes ocurrieron incendios de vastas extensiones”, afirmó Sánchez.
La Pampa es una provincia típicamente ganadera, donde la quema prescrita de pastizales es una herramienta de manejo habitual para estimular el rebrote de las especies forrajeras. Entonces la pregunta es, ¿qué rol tenemos los seres humanos en la ocurrencia de estos eventos?.
La cuestión es que esas quemas se realicen según las disposiciones legales y en condiciones adecuadas para encender fuego. Si hay condiciones meteorológicas predisponentes como alta temperatura, baja humedad y alta velocidad del viento, es muy difícil frenar después el fuego. En la región, los eventos grandes se caracterizaron por avanzar muy rápido, unas 7.500 hectáreas por día en promedio, unas 1.462 veces más que los eventos pequeños.
Carlos Di Bella, docente en FAUBA, indicó también que a nivel país, “si bien los incendios siempre estuvieron presentes, ahora son mucho más intensos y graves, tanto en duración como en extensión. Por ejemplo, los ocurridos recientemente en el Delta del Paraná”.