Revolucionario: construirán una gran planta de energía solar espacial
En los años cuarenta la idea de construir una central eléctrica espacial era pura ciencia ficción, hoy se está por convertir en ciencia real de la mano de los científicos chinos, y de otras naciones con similares intenciones. Mirá de que se trata este mega proyecto de energía limpia para 2030.
Isaac Asimov fue un científico y escritor norteamericano de origen ruso, muy famoso por sus obras en el género de ciencia-ficción. Una de sus ideas futuristas fue plasmada en el cuento corto "Razón" (1941), allí los humanos recolectaban energía solar en el espacio para abastecer las necesidades en la Tierra. Ahora, en 2021, esa “alocada” idea de Asimov de construir una enorme central eléctrica espacial ya no parece un cuento; los científicos aseguran que con las tecnologías actuales serán capaces de construir una planta de energía solar gigante y mucho más eficiente en el espacio, para el abastecimiento de energía en la Tierra.
Los científicos armarán una estación espacial con paneles solares para convertir la energía solar en energía eléctrica; luego, a través de un transmisor de microondas (o un emisor láser), dicha energía se envía a un colector en nuestro planeta. Una vez recibida aquí, será reconvertida de energía de microondas a energía eléctrica nuevamente, ahora sí finalmente para su distribución y uso.
Es un proceso que demandará tiempo y muchos esfuerzos, China ya planea lanzar una flota de paneles solares de más de un kilómetro de largo al espacio para el año 2030, comenzando así a armar este gran proyecto. Según los científicos chinos, esta enorme planta espacial podría estar en plenas funciones dos décadas después de comenzados los trabajos.
Medios locales como South China Morning Post, informaron que el apoyo al programa solar en órbita no convencional aumentó, después de que China anunciara su objetivo de carbono neutral para el año 2060.
Ventajas y desventajas de esta nueva tecnología
Por supuesto que construir una planta de energía solar en la superficie terrestre es muchísimo menos costoso que hacerlo en el espacio, pero también es menos eficiente. Recordemos que la posibilidad de capturar energía solar desde la superficie de la Tierra está limitada al ciclo diurno de cada punto del globo, y también depende fuertemente de las condiciones meteorológicas locales, porque con la presencia de nubosidad y nieblas la llegada de los rayos solares hasta los paneles se bloquea.
Otro punto a favor de construir una planta espacial, es que ahora gracias al cohete parcialmente reutilizable que desarrolló la empresa Space X de Elon Musk, y los satélites más pequeños, las cosas se facilitaron bastante. La posibilidad de construir una planta en una estación espacial ya se analiza como un posibilidad real; de hecho, la NASA en un estudio de 2018 especificó que el costo de un lanzamiento se redujo en un factor de 20 durante la década anterior. Es preciso mencionar que en el proyecto chino para construir esta planta necesitará hasta cien lanzamientos, pero del cohete super pesado Changzheng-9 (Larga Marcha 9) hecho en China.
Esta revolucionaria tecnología podría cambiar las reglas del juego frente a la emergencia climática global, pero proyectos grandes como este requieren que su desarrollo esté dentro de una asociación internacional, resultaría muy complicado que una sola nación emprenda este esfuerzo a gran escala por sí sola.
Por supuesto que aventurarse a implementar toda esta tecnología en el espacio genera una gran controversia, y se necesita de un renovado marco legal internacional que contemple estos nuevos y revolucionarios desarrollos tecnológicos. Frente a la creciente crisis de los derechos espaciales, el "Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre" de 1967, queda prácticamente obsoleto para las oportunidades comerciales que están surgiendo aceleradamente.
Otros países también tienen planes
Además de China, varios países como: Estados Unidos, Japón y algunos países europeos, están desarrollando proyectos con intensiones similares. Por ejemplo, en Gran Bretaña estudiaron cómo la energía solar del espacio podría ayudarlos a alcanzar una economía de emisión neta cero para 2050. El informe de los consultores Frazer-Nash (con asistencia de otras empresas europeas), exponen que la energía solar recolectada en el espacio y “trasladada” a la Tierra no sólo es tecnológicamente posible, sino que además económicamente les resulta una alternativa interesante.
Otras tecnologías que habilitarían este desarrollo también avanzaron, por ejemplo, una empresa de Nueva Zelanda ya está probando la transferencia inalámbrica de electricidad a lo largo de varios kilómetros, esto claramente contribuye a que el proyecto general de la enorme planta de energía limpia espacial se haga realidad.