Roland Garros: ¿por qué el torneo lleva el nombre de alguien que tuvo poco que ver con tenis, y mucho con aviación?
Vivió menos de 30 años pero su nombre está en lista de los héroes de Francia y es reconocido en todo el mundo cómo sinónimo de tenis.
Roland Garros es sinónimo de tenis. Es uno de los cuatro Grand Slams del mundo y el único conocido popularmente con un nombre propio. Sería lógico pensar, entonces, que el torneo se llama así en homenaje a un grande del tenis también.
Sin embargo, su nombre tuvo poco que ver con raquetas y polvo de ladrillo. Y aunque es cierto que en su juventud practicó varios deportes, incluido el tenis, Garros pasó a la historia por su heroísmo en un ámbito completamente distinto: la aviación.
Su nombre completo era Eugéne Adrien Roland Georges Garros y nació el 8 de octubre de 1888 en Saint-Denis, capital de la isla Reunión, territorio francés cercano a Madagascar. A los 12 años, y para recuperarse de una neumonía, sus padres lo enviaron a Cannes, y ya nunca volvería a su tierra natal.
En Cannes realizó sus estudios secundarios y se había decidido a estudiar abogacía. Pero en 1909, cuando tenía 18 años, asistió a un evento que cambiaría su destino: la Grande Semaine d’Aviation de la Champagne, donde se exhibían los últimos adelantos de la pujante industria aeronáutica. Fue allí que tomó la decisión: iba a ser piloto.
Con 19 años aprendió a volar e hizo sus primeros despegues en un monoplano Demoiselle. En siete meses obtuvo su licencia y continuó juntando horas de vuelo y experiencia. En poco tiempo comenzó a competir en las carreras que había por toda Europa, como la de París-Madrid y el Circuito de Europa (París-Londres-París), donde obtuvo el segundo puesto. Además alcanzó, dos veces, el récord de altitud.
Su espíritu competitivo lo llevó a encarar una hazaña histórica: cruzar el mar Mediterráneo en un vuelo sin escalas. El 23 de septiembre de 1913, Garros, de 24 años, despegó en un monoplano Morane-Saulnier desde Saint-Raphael, al sur de Francia, rumbo a Túnez. Un vuelo en línea recta de 756 km sobre el agua, a 3 mil metros de altura.
Pese a que tuvo problemas con el motor a poco de despegar, Garros siguió adelante y consiguió la hazaña. Luego de casi 8 horas de vuelo aterrizó en Túnez, con sólo 5 litros de nafta en el tanque del avión. Su apellido se consolidaba en la lista de ídolos de la época.
Pero un año después, en 1914, estalló la primera guerra mundial y Garros, fiel a su espíritu, se enroló en la Fuerza Aérea Francesa, donde se consagraría como héroe nacional.
Enemigos abatidos y un invento que cambió la industria de la aviación
A diferencia de la mayoría de los pilotos –que volaban biplanos- Garros comenzó combatiendo en un monoplano. Por aquel entonces, la aviación aún no había encontrado la manera de instalar ametralladoras que dispararan al enemigo sin impactar antes en la hélice del propio avión.
Por eso, los pilotos de guerra llevaban consigo armas para disparar ellos mismos. Esto incluía revólveres e incluso piedras y otros proyectiles que se arrojaban manualmente.
Con este sofisticado mecanismo Garros despegó al combate y se convirtió en una amenaza letal para los enemigos de Francia. En abril de 1915 derribó tres aviones alemanes, un número impresionante para los combates de la época.
Pero el día 18 de ese mes, su avión fue alcanzado por la artillería antiaérea alemana y cayó a tierra. Garros salvó su vida. Pero los alemanes lo capturaron y también capturaron su avión, que escondía el mecanismo secreto que el piloto había ideado.
Fue el ingeniero belga Anthony Fokker –apellido emblemático de la aviación- quién descifró y replicó el sistema ideado por Garros, y en pocas semanas la fuerza aérea alemana contaba también con el mecanismo de sincronización.
Mientras tanto, y durante tres años, Garros permaneció como prisionero en un campo de Magdeburgo. Consiguió escapar de prisión junto con su colega y compatriota Anselme Marchal, disfrazándose de soldados alemanes y engañando a los guardias de la prisión. Cuando regresó a París, fue recibido como héroe. Sin embargo, la guerra seguía y Garros quería volver a volar.
Faltaban sólo cinco semanas para que la guerra terminara y tres días para que Garros cumpliera 30 años. El 5 de octubre de 1918 despegó por última vez. Un Fokker D VII alemán lo derribó y esta vez el piloto no logró salvar su vida. La guerra terminó y nació la leyenda.
Estadio Roland Garros: un nombre para la gloria de Francia
En 1927, el equipo francés de la Copa Davis, liderado por "Los Mosqueteros" René Lacoste, Henri Cochet, Jacques Brugnon y Jean Borotra, se impuso sobre Estados Unidos en suelo norteamericano. Al año siguiente, ambos países volvieron a enfrentarse en la final, que en esta ocasión debía realizarse en Francia.
Por entonces, París no tenía ningún complejo deportivo que albergara una final de semejante prestigio y convocatoria. Así que, rápidamente, la municipalidad de París comenzó la construcción de un estadio que, además, pudiera albergar al Abierto de Francia, torneo de tenis que existía desde 1891.
¿Cómo se llamaría el lugar? Emile Lesieur, viejo amigo de Garros, propuso que llevara el nombre del legendario piloto. El complejo se llamó, entonces, Stade Roland Garros.
En la final de 1928, Francia derrotó a Estados Unidos por segunda vez consecutiva, esta vez en territorio francés y rindiendo homenaje a uno de los máximos héroes de la historia del país.
Desde entonces, el Abierto de Francia, cuyo nombre completo es Championnats Internationaux de France de Tennis de Roland-Garros, comenzó a llamarse, a secas, el torneo de Roland Garros.