Satelites geoestacionarios detectan bólidos ingresando a la atmósfera
Las imágenes entregadas por uno de los módulos integrados a los satélites GOES 16 y 17 han resultado útiles para detectar y describir bólidos que ingresan a la atmósfera. Esta información es útil para conocer más sobre los peligros a los que se expone nuestro planeta.
Aunque las dimensiones no fueron las del asteroide de la película Dont Look Up, de Leonardo di Caprio, en Pittsburgh, Pensilvania, un bólido ingresó a la atmósfera los primeros días del año y generó una gran explosión. Según un informe de The Washington Post, que cita fuentes de la NASA, el meteorito que explotó el sábado 1 de enero por la mañana en los cielos del oeste de Pensilvania produjo una explosión equivalente a 30 toneladas de TNT.
El día de Año Nuevo se escuchó y se sintió un fuerte estruendo en toda la región, y algunas personas informaron de estruendos en sus casas y de golpes en las ventanas de acuerdo a lo informado por Pittsburgh Post Gazzette. Las imágenes de satélite tomadas por el Geostationary Lightning Mapper del National Weather Service mostraron signos de relámpagos que no parecen estar relacionados con ninguna actividad convectiva real que ocurriera en esa área en ese día y hora.
Pero los informes de personas que escucharon el estruendo o sintieron temblores llegaron de todo el suroeste de Pensilvania e incluso de partes de Ohio y Virginia Occidental. Según la información de NASA, el meteoro tenía un metro de diámetro, pesaba 450 kilogramos y chocó contra la atmósfera a la asombrosa velocidad de 72.000 km/h. Muchas personas asustadas llamaron al número de emergencias 911, y ante las primeras consultas, las autoridades dijeron que no sabían de qué se trataba.
Bólidos y destellos
Quien confirmó de qué se trataba fue el programa Meteor Watch de NASA. Utilizando imágenes satelitales se concluyó que este bólido que ingresó a la atmósfera alcanzó un brillo superior al de Venus. Una estación de infrasonido cercana a Pittsburgh detectó que la explosión liberó una cantidad de energía equivalente a 30 toneladas de TNT.
Aunque existen algunos programas de detección de bólidos desde el espacio en todo el mundo, la mayoría son terrestres, como la Red de Seguimiento y Recuperación de Meteoritos de la NASA y la Red de Bolas de Fuego Cósmicas de la NASA. Sin embargo, la mayoría de los bólidos entran en la atmósfera sobre el 70% de la Tierra que está cubierto por el océano.
Jeffrey C. Smith, científico del instituto SETI e investigador relacionado con el Proyecto de Evaluación de la Amenaza de Asteroides en el Centro de Investigación Ames de la NASA indicó a Earth Observatory que "los bólidos son raros y, debido a las limitadas áreas de observación de los sistemas terrestres, se detectan muy pocos bólidos desde la Tierra, quizás sólo un par al año. Las explosiones de bólidos también son muy rápidas, suelen durar sólo una fracción de segundo, por lo que se necesitan detectores muy rápidos".
Así conocemos más al sistema solar
En En 2018, el astrónomo Peter Jenniskens, también del SETI y de NASA, y sus colegas demostraron que el Geostationary Lightning Mapper (GLM) a bordo del satélite meteorológico GOES-16 de la NOAA podía utilizarse para observar los fugaces destellos de los bólidos. El GLM muestrea la luz transitoria a una velocidad de 500 fotogramas por segundo. Puede detectar bólidos de 1 decímetro hasta unos 3 metros de ancho.
Hace dos años, Smith y sus colegas comenzaron a desarrollar y entrenar un algoritmo de aprendizaje automático para que los ordenadores detectaran automáticamente los bólidos en los datos del GLM. Su objetivo era crear una base de datos de eventos de bólidos y sus curvas de luz, es decir, las trayectorias y la intensidad de las rayas de luz que dejan en el cielo. Smith y su equipo describieron su trabajo en la revista Icarus en noviembre de 2021.
Los GLM a bordo de GOES-16 y GOES-17 detectaron más de 3000 bólidos entre julio de 2017 y enero de 2022. La detección permite a los investigadores reconstruir las trayectorias de los bólidos a través de la atmósfera. Estos datos, junto con las curvas de luz, son útiles para modelar cómo los asteroides entran en la atmósfera, se rompen e impactan contra la Tierra. Estos datos alimentan modelos que evalúan el riesgo de impactos de meteoros de mayor tamaño, al tiempo que ayudan a los estudios de la población de asteroides que mejoran nuestra comprensión de la evolución del Sistema Solar.
Volviendo al caso de Pittsburgh, nadie pudo ver al bólido que produjo la explosión. Pero sí fue detectado por el GLM. Los eventos son chequeados y luego se integran a una base de datos.