Se conocen nuevos hallazgos sobre el núcleo de la Luna
Nuevos hallazgos sobre el núcleo lunar indican que sería sólido con una densidad similar a la del hierro. Los sismógrafos instalados por las misiones lunares Apollo brindaron gran parte de la información geológica de nuestro satélite natural.
Conocer más sobre nuestro satélite natural, la Luna, es uno de los temas que siempre interesó al ser humano. Hallazgos recientes permitieron afirmar que la Luna cuenta con un núcleo sólido que tendría una densidad similar al hierro. Mucho sabemos de ella vista desde afuera, pero con ello poco podemos inferir como está conformado su interior.
La Teoría del Gran Impacto indica que la Luna se formó de los trozos desprendidos por el golpe de un objeto enorme contra la Tierra, tal como lo relata Ecoosfera. O sea que la Luna, según esa teoría, no sería mas que una parte de nuestro propio planeta que se desprendió y quedó atrapada dentro del campo gravitatorio terrestre. Aceptando esa teoría, se podría pensar en cómo está dispuesto su interior.
Las pruebas más cercanas con las que contamos de la Luna, son las muestras que el Apollo tomó en su viaje a la Luna, y los meteoritos lunares que han caído en la Tierra. Ese material nos indica que está formada mayormente por rocas de 4,5 mil millones de años. Son rocas magmáticas, creadas a partir de volcanes que hicieron erupción hace 3.85 mil millones de años, rocas basálticas y brechas, rocas que se formaron por el impacto de asteroides y meteoritos.
El débil campo magnético
Pero su interior ofrece mucho más que lo que conocemos de su superficie. El núcleo lunar está formado por manto de hierro, seguido por otro semi sólido, un manto rígido y la corteza dura en el exterior. Si comparamos el interior de la Luna con el de la Tierra, podemos ver que es mucho más frío. Como es mucho más pequeña, pierde el calor fácilmente en el espacio.
La Luna sólo contiene de 2 a 4% de la masa en comparación a la Tierra, por lo que la cantidad de hierro sea aún menor. Es por ello que a diferencia del de la Tierra, no crea un campo magnético muy grande. Si quisiéramos usar una brújula en la Luna, no podríamos, porque no hay suficiente magnetismo.
Arthur Briaud de la Agencia Nacional Francesa para la Investigación Científica utilizó estos datos para crear un perfil de las características de la Luna, así construir simulaciones de varios tipos de núcleos y ver cuál se parecía más a las observaciones conocidas. “Los perfiles seleccionados”, escribió el equipo, “representan el 0.12 por ciento de un total de 120 mil simulaciones” creadas, alrededor de 144 instantáneas simuladas del núcleo de la Luna.
Su investigación apoya la existencia de desplazamientos de material a través del manto lunar, un fenómeno conocido como la ‘inversión del manto’ que permite explicar la presencia de una alta abundancia de compuestos ricos en hierro en la superficie.
Las capas internas de la Luna
Los resultados de esta investigación dan una explicación a la desaparición del campo magnético lunar. En el origen el campo magnético de la Luna era cien veces más intenso que el terrestre, pero hoy es prácticamente nulo, algo que relacionado con la estructura del núcleo. Los sismógrafos instalados por las misiones Apolo, permitieron estudiar la estructura lunar en función de los sismos producidos por el efecto de las mareas terrestres o por la caída de grandes meteoritos.
Con esa información hoy se sabe que la Luna satélite está cubierta por una fina corteza de unos 50 kilómetros de espesor de composición química bien diferenciada. Bajo esta cáscara se encuentra un manto muy grueso, de unos mil 300 kilómetros de espesor, y muy heterogéneo, en el que abundan los óxidos de hierro y magnesio. Finalmente en el centro, tenemos un núcleo del que se sabe mucho menos.
En términos comparativos, Ecoosfera indica que la Luna posee un gran tamaño. Si dejamos de lado a Caronte, el satélite del planeta enano Plutón, la Luna, es el mayor satélite natural del sistema solar. Su diámetro, de 3500 kilómetros, y es mayor que la cuarta parte del terrestre que es de unos 13000 kilómetros. Si la Tierra tuviese el tamaño de una pelota de básquet, la Luna sería como una pelota de tenis y ambos cuerpos estarían separados por 7 metros de distancia.