Se desarrolla un fuerte vórtice polar estratosférico en el hemisferio norte
El comportamiento del vórtice polar estratosférico en el hemisferio norte permite estimar potenciales escenarios para el próximo invierno en un momento sensible ante la escasez de gas.
Un importante enfriamiento estratosférico ha comenzado a desarrollarse sobre el polo norte, dando lugar a que un vórtice polar se defina. Esta configuración de la circulación de la alta atmósfera podrá tener impacto sobre los fenómenos que ocurran en el hemisferio norte especialmente durante el otoño e invierno próximo. No es un dato menor teniendo en cuenta el impacto que está teniendo la guerra en Ucrania sobre el costo de la energía y el flujo de gas hacia Europa.
Según indica Severe Weather Europe, el vórtice ha comenzado a formarse y continuará fortaleciéndose hasta bien entrado el invierno de 2022/2023. Los servicios meteorológicos de Europa y Estados Unidos están monitoreando de cerca este evento ya que saben del impacto que puede tener. Y también sobre Rusia, donde su influencia puede jugar un papel importante. Sus impactos pueden ser variados, desde leves a fuertes sobre el comportamiento del tiempo en superficie.
A medida que avanza el otoño, las latitudes polares reciben menos luz y se enfrían rápidamente, descendiendo los valores de presión en superficie pero también en la estratósfera. Mientras, más cerca del Ecuador se mantienen temperaturas relativamente cálidas. Esto genera una gran diferencia de presión entre las latitudes polares y subtropicales, generando una gran circulación que comienza a delimitar un vórtice alrededor del polo. Finalmente el vórtice tiende a ser mucho más simétrico en las altitudes estratosféricas, alrededor de los 30 kilómetros de altura, respecto de lo que ocurre en niveles más bajos influenciados por la orografía y la superficie del planeta.
¿Cómo se desarrolla el vórtice polar?
El comportamiento del viento, tanto en intensidad como en dirección es un dato fundamental para los meteorólogos que lo estudian, porque sus cambios juegan un papel muy importante en las reacciones de la circulación en niveles más bajos. En los niveles medios de la troposfera, alrededor de los 5 kilómetros, el vórtice más irregular, suele definir ejes de baja presión o vaguadas extendidos hacia el sur. Estas zonas conllevan irrupciones de aire muy frío en superficie con nevadas o fenómenos invernales más extremos.
Por su parte, las ondulaciones en ese nivel pueden permitir que en otros puntos el aire cálido se cuele hacia latitudes mayores. La circulación del vórtice polar en la estratósfera define el movimiento de masa de aire en niveles más bajos, por lo que entender su dinámica ayuda a mejorar el pronóstico. En algunos casos esta gran circulación excede los 50 kilómetros de altura.
Promediando el mes de septiembre, ya ha comenzado el enfriamiento en el polo norte, a días del equinoccio que dará inicio al otoño astronómico. Para fin de año, entre noviembre y diciembre es cuando el vórtice alcanza su máximo enfriamiento, a las puertas del invierno boreal. Las menores temperaturas se desarrollan sobre el polo y el gradiente de temperatura con las zonas subtropicales darán cuenta de su intensidad.
Su importancia en el tiempo de superficie
La intensidad del vórtice no es un dato menor, puesto que cuando más intenso resulte, más influencia tendrá sobre el tiempo en niveles bajos. Es por ello que la intensidad de los vientos es un parámetro fundamental para analizar su comportamiento. En los bordes del vórtice estratosférico se desarrollan los vientos más intensos llamados corriente en chorro estratosférica, que este año ya aparece prácticamente definida.
La corriente en chorro en el nivel de 10 hPa define la intensidad del vórtice, y los primeros datos de septiembre indican que parece indicar un vórtice especialmente enérgico, aunque habrá que ver cómo evoluciona entre finales de octubre y noviembre. De momento aparece más desarrollado en la estratósfera y más desorganizado en la troposfera media. El vórtice puede resultar fuerte o colapsarse. En el primer caso contiene el aire más frío alrededor del polo, por lo que las irrupciones más al sur son menores, o no ocurren.
En el caso de un vórtice colapsado, o más débil, no logra contener al aire más frío que se expande hacia menores latitudes. Un vórtice más fuerte y profundo genera más efectos en las condiciones en latitudes medias del hemisferio norte. Cuando el vórtice más desarrollado bloquea el aire más cerca del polo, se dan condiciones más cálidas desde América del Norte hacia Europa y Rusia.
Escenarios posibles para el próximo invierno del hemisferio norte
Cuando ocurre un calentamiento súbito en la estratósfera, el vórtice se desorganiza, colapsa, y el aire más frío no se contiene cerca del polo y avanza hacia regiones de latitudes medias. Un evento especial fue el de inicios de 2021 que dio lugar a la mega tormenta de nieve Filomena que colapsó a gran parte de España durante varios días. En esa oportunidad el vórtice se dividió en dos.
El próximo invierno del hemisferio norte podría tener una mayor chance de irrupciones de aire frío.
Ese esquema de circulación termina generando áreas de alta presión sobre el Ártico, que desplazan el aire más frío hacia el sur, dando situaciones asociados a grandes irrupciones de aire frío en Estados Unidos, Europa y Rusia. Como ya publicamos en Meteored, es alta la chance de que La Niña persista para el invierno del hemisferio norte, y en ese esquema, estadísticamente la posibilidad de que el vórtice polar colapse o se debilite es de entre un 60 y un 75 % de acuerdo a lo que indica Severe Weather Europe.
Es por ello que algunos meteorólogos que siguen el comportamiento del vórtice polar no descartan ese escenario para la próxima temporada invernal en el hemisferio norte, lo que podría suponer una mayor chance de irrupciones de aire muy frío hacia menores latitudes, aunque el desarrollo final también depende de muchas otras variables.