¡Se estrena Granizo! ¿Similitud con el evento en Buenos Aires en 2006?
Netflix estrena Granizo, la nueva película de Guillermo Francella en el papel central de un meteorólogo. La trama gira en torno a un fallido pronóstico que cambiará su vida… ¿cuánto habrá tenido que ver el emblemático evento de granizo en Buenos Aires en 2006? Nuestro análisis.
Luego de mucha expectativa se estrena este miércoles 30 la nueva película de Guillermo Francella, Granizo, poniendo a la meteorología en el centro de la escena como probablemente nunca antes estuvo en la industria del cine argentino.
“Yo, Miguel Flores, el infalible, lo garantizo”. Con esta frase el meteorólogo estrella de la televisión cierra su segmento televisivo y sentencia su suerte, luego de brindar un pronóstico de cielo despejado para la noche. Según se pudo observar en los avances del tráiler de la película, una tormenta nocturna fuera de los planes cambiará su vida por completo.
Granizo, el eje temático de la nueva película de Francella
Tal como menciona la sinopsis “el meteorólogo más querido y famoso del país se convierte de la noche a la mañana en la persona más odiada por una 'terrible falla' en su pronóstico. Esta situación obligará a Miguel Flores a huir de la Ciudad de Buenos Aires para encontrar refugio en su ciudad natal en Córdoba, lo que derivará en un viaje de redescubrimiento tan absurdo como humano.”
No es un dato menor que el fenómeno meteorológico central de la película, y nada menos que titulándola, sea el granizo. Pudo haber sido una inundación o un tornado, con consecuencias iguales o peores para las personas y los bienes. Pero fue el granizo, un fenómeno que quedó en el inconsciente colectivo desde aquel histórico evento de 2006 en Buenos Aires que cambió para siempre la percepción de la sociedad para con el riesgo ante fenómenos meteorológicos y su interacción con el pronóstico del tiempo. Parece difícil que la elección para la trama no haya tenido que ver con este suceso emblemático...
La histórica caída de granizo en Buenos Aires en 2006
Se van a cumplir 16 años el próximo 26 de julio de aquel evento que se convirtió hasta el momento en la granizada más importante que se recuerde sobre la ciudad más densamente poblada de Argentina. Fue extraordinaria, por extensión temporal y espacial, y por el tamaño de las piedras, precipitando con tamaños de más de 7 centímetros por un lapso de 20 a 30 minutos en la mayor parte de los barrios porteños.
Hay una idea generalizada en la sociedad que aquel evento no fue advertido, sin embargo, aun con muchas menos herramientas con las que se cuenta hoy en día, el Servicio Meteorológico Nacional había emitido en esa mañana un alerta para la ciudad, tal como atestigua esta nota periodística de aquel entonces.
De todas maneras esa información claramente nunca llegó en tiempo y forma a una población vulnerable que no acostumbraba a informarse de pronóstico y riesgos meteorológicos como lo hace hoy en día.
La confianza en los meteorólogos se vio seriamente socavada desde ese entonces y costó años, y sigue costando muchas veces, revertir esa imagen. Pero también hay que decir que sirvió no solamente para concientizar a la población sobre los riesgos a los que estamos expuestos, sino también a visibilizar la carrera universitaria y la profesión como nunca antes.
Pasó más de una década y media, las cosas cambiaron y mucho, esperamos con ansias que Granizo sea un éxito pero sin que se pierda de contexto una idea central: el pronóstico del tiempo no debe ser un show, sino pensarse como ciencia puesta al servicio de la sociedad para una mejor toma de decisiones.