Sequía en la Amazonía: el río Negro llega a su nivel más bajo y hace reaparecer antiguas pinturas rupestres
La grave sequía que padece la región amazónica ha provocado la reaparición de antiguos grabados rupestres en las paredes rocosas de un yacimiento arqueológico de Manaos, debido al bajo nivel del río Negro.
La grave sequía ha tenido diversos impactos en la región norte de Brasil. El pasado lunes 16 de octubre, Manaos, la capital de Amazonas, registró su peor sequía en 121 años, con el río Negro a 13,59 metros. Según datos del Puerto de Manaus, se trata del nivel más bajo desde 1902, cuando comenzaron a realizarse mediciones.
La sequía en el Amazonas va camino a ser la peor jamás registrada en esta región. La gran mayoría de los municipios ya se han visto afectados, más de 112.000 pescadores están sufriendo pérdidas y se espera que unas 500.000 personas se queden sin acceso a agua potable y alimentos. La central hidroeléctrica de Santo Antônio ha dejado de funcionar tras registrar un caudal un 50% inferior a la media histórica del río Madeira.
Emergen grabados milenarios por el bajo nivel del río Negro
Debido a su bajo nivel, el río Negro en Manaos ha dejado al descubierto varios grabados rupestres antiguos, que están reapareciendo a medida que el agua retrocede. Los expertos estiman que los petroglifos, como también se conocen estos grabados, tienen entre 1000 y 2000 años.
Los grabados son formas de rostros humanos en las paredes rocosas del yacimiento arqueológico de Lajes, a orillas del río. La última vez que fueron visibles fue durante la sequía de 2010. Otro bloque de roca de estos grabados sigue bajo el agua, pero debería aparecer en los próximos días si el caudal del río sigue descendiendo.
Además de estos grabados, en la parte superior del roquedal también se pueden ver imágenes de animales y representaciones del agua, así como cortes en las paredes rocosas, posiblemente fruto de talleres líticos, lo que significa que las herramientas para los grabados se realizaron allí mismo.
Los grabados se encuentran en extensas paredes y bajo el agua, lo que hace complejo su estudio. Según los expertos, no es posible saber cómo se realizaron los grabados, si fue durante una época de gran sequía o si el río, hace más de mil años, tenía un nivel más bajo que el actual.
El yacimiento arqueológico de Lajes abarca un área que incluye taludes de tierra negra, fragmentos de cerámica y urnas funerarias, así como grabados. Sin embargo, gran parte de ellos han desaparecido debido a la actividad humana y a las obras de construcción ilegales.
"Los grabados sólo aparecen de vez en cuando. Hay dos hipótesis. O se hicieron en un momento de gran sequía o se sucedieron varios episodios secos en el pasado. Pero las sequías actuales se producen en un contexto de cambio climático, acompañado de los impactos de la acción humana", afirma el arqueólogo Eduardo Goes Neves.
Según Neves, el yacimiento arqueológico de Lajes es un patrimonio "superimportante", pero poco estudiado. Para colmo de males, el yacimiento se ve afectado y amenazado por urbanizaciones, como el proyecto Porto da Lajes, y también por los grafitis, ya que la gente tiene libre acceso a las instalaciones de pesca y baño y acaba escribiendo sus nombres en las rocas y dejando restos de comida en el suelo.
"Volvimos a ver estos petroglifos, pero esta vez con mucha contaminación atmosférica, con ese humo que tanto molesta en Manaos. Alrededor del yacimiento observamos mucha basura. Hay que cuidar mejor este yacimiento, con el apoyo del IPHAN, de las instituciones. Podríamos tener un gran campo de investigación para comprender mejor la historia de Manaos", afirma el activista y educador medioambiental Valter Calheiros.