Sur de Madagascar: hambruna y la peor sequía en 4 décadas
La sequía en el sur de Madagascar no da tregua, y todo parece empeorar. A la peor sequía en 40 años se le sumó la invasión de langostas y tormentas de arena sin precedentes. Las huellas del cambio climático en este panorama desolador pero tan oculto para occidente.
Mientras el norte de Madagascar y Mozambique han sido golpeados por fuertes ciclones tropicales en los últimos años, el sur de Madagascar vive una crisis producto de una profunda sequía, con más de un millón de personas que se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria. Es la peor sequía en 40 años. Por ello el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) piden ayuda urgente a la comunidad internacional.
Al menos 14.000 personas se enfrentan a una hambruna severa, y debido a la sequía implacable, hay muchas vidas en juego a medida que el hambre avanza en la región. De acuerdo a lo reportado por Climate Home News, por primera vez desde que se introdujo en 2016 una metodología para clasificar las amenazas a la seguridad alimentaria, se han registrado personas en la categoría de "catástrofe", el nivel más alto de la escala de cinco pasos que describe a las personas que han agotado sus estrategias de supervivencia.
Theodore Mbainaissem, jefe de la oficina del PMA en Ambovombe, en el sur de Madagascar, relató a este medio que en el espacio de unos pocos meses, la situación ha empeorado "de manera exponencial". El futuro parece "aún más catastrófico", añadió. La población de las zonas más meridionales de la isla ha recurrido a comer insectos, raíces silvestres y una mezcla de arcilla blanca con zumo de tamarindo, dijo.
Comer insectos y raíces silvestres
Claro que comer insectos, raíces o lo que esté disponible en ese medio constituyen alimentos para nada nutritivos, “pero la gente los está comiendo sólo para llenarse y no morir de hambre", dijo Mbainaissem. La crisis está afectando sobre todo a los niños, que no reciben los nutrientes necesarios para desarrollarse adecuadamente. En algunos pueblos se han registrado decenas de muertes, añadió Mbainaissem.
En cinco de los últimos seis años se han registrado precipitaciones por debajo de la media en el extremo sur del país. La gravedad de la actual sequía no se veía desde 1981 y ha ido aumentando en los últimos tres años. Se espera que la cosecha de este año de cultivos como el arroz, el maíz, la yuca y las legumbres sea inferior a la mitad de la media de cinco años, según el PMA y la FAO.
Las previsiones se han ido cumpliendo, ya que se esperaba que con la crisis climática aumentara la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos en Madagascar, como las sequías en el suroeste y los ciclones en el sureste del país. Las proyecciones indican que el sur del país es el más vulnerable al aumento de las temperaturas, la reducción de las precipitaciones en la estación seca y el aumento de la variabilidad en la distribución de las lluvias, una combinación que se suma a los problemas de seguridad alimentaria.
Invasión de langostas y tormentas de arena
En el distrito de Amboasary Atsimo, donde tres cuartas partes de la población carecen de alimentos, el 27% de las personas sufren desnutrición aguda, niveles "alarmantes" que ya están causando "daños irreversibles a los niños", según el PMA y la FAO. La Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria prevé que el número de personas en la categoría de "catástrofe" se duplique durante la temporada de escasez, entre octubre y diciembre, cuando las reservas de alimentos suelen ser bajas. El número de personas en situación de seguridad alimentaria aguda podría alcanzar casi la mitad de los 2,7 millones de habitantes de la región del Gran Sur de Madagascar.
Madagascar tiene uno de los índices de pobreza más altos del mundo y está clasificado como la cuarta nación más vulnerable a los impactos climáticos en el Índice de Riesgo Climático Global 2020. Alrededor del 80% de sus 28 millones de habitantes viven en zonas rurales. La mayoría de los habitantes del sur del país dependen de la agricultura de secano a pequeña escala para sobrevivir.
En el último año, los arroyos, ríos y pequeñas presas construidas para el riego se han secado. Los que pudieron plantar yuca y patatas las están desenterrando antes de tiempo, desesperados por conseguir alimentos o ingresos, ya que los precios en el mercado se disparan. En algunas zonas, la invasión de langostas ha destruido los campos de maíz.
Años de deforestación y erosión del suelo han acelerado la desertificación de las tierras que antes producían alimentos. A principios de este año, unas tormentas de arena sin precedentes arrasaron amplias zonas agrícolas, cubriendo los campos de arena e impidiendo el crecimiento de las semillas, un fenómeno que en el pasado afectaba a zonas mucho más pequeñas. Los expertos afirman que los suelos más secos y las temperaturas más altas causadas por el cambio climático, junto con la deforestación, podrían haber contribuido a este fenómeno.