Temporada récord de huracanes está relacionada con el cambio climático

Se trata de una historia humanitaria. Centenares de muertos en Centroamérica y millones de afectados por dos huracanes consecutivos que podrían ser tres en los próximos días. El cambio climático potencia este tipo de fenómenos cada vez más intensos.

Eta
A un mes del invierno del hemisferio norte, el huracán Eta llevó destrucción y muerte a Centroamérica. Pocos días después la misma zona fue arrasada por el poderoso huracán Iota.

El huracán Eta dejó un saldo de muerte y destrucción sobre parte de América Central. Los fallecidos superaron a un número de 260 personas, y afectó a seis países. Honduras, junto a Nicaragua fueron los más afectados, y allí el 20 % de la población de las zonas arrasadas por el ciclón quedaron sin techo para vivir. Las inundaciones afectaron a más de 2 millones de personas. Solo en Guatemala los afectados superan las 600 mil personas.

Pero cuando todavía se están buscando cadáveres en lo que dejó Eta, otro huracán más poderoso se formó y alcanzó categoría 5 antes de impactar casi en el mismo lugar. Por estas horas los números de la tragedia deben estar aumentando de tal manera que algunos países verán cómo sus economías se retraen en lo equivalente a varios años de producción.

Eta, y ahora Iota son dos huracanes aún peores que Mitch, el más desvastador que vivió la zona en 1998. Literalmente enterraron la zona de producción de un área inmensa. Y para peor, por detrás de Iota, otra área de inestabilidad puede convertirse en una nueva amenaza, ya que podría derivar en otro huracán con un recorrido similar. Sería un récord absoluto de destrucción. Y muchos científicos señalan que este golpe sin precedentes está ligado a la crisis climática, según lo publicado por The Guardian.

Un huracán sobre otro

Uno de los datos más llamativos es que tanto Eta como Iota pasaron de ser una depresión tropical a un huracán mayor en muy poco tiempo. A Eta ese proceso le llevó sólo 36 horas, y fue más allá de las primeras previsiones. En el caso de Iota, fue más allá porque alcanzó la máxima intensidad con categoría 5 con viento por encima de los 250 km/h. Algunas zonas de Nicaragua y Honduras estarán recibiendo dos aportes de 1000 milímetros. Y si se formara un tercero sería aún peor.

NHC
En la misma zona que se desarrollaron Eta e Iota aparecen indicios de que un tercer ciclón tropical podría desarrollarse.

Justamente lo que evidencia la influencia del cambio climático no es tanto el récord de 30 tormentas tropicales en el Atlántico en lo que va de este año, sino que más lo es la fuerza, la rápida intensificación y los acumulados de precipitación total de estos sistemas. A más energía disponible, los océanos tienen más capacidad de brindar mayor combustible para el desarrollo de estos monstruos. Y es un escenario que podrá verse cada vez con mayor frecuencia. Tanto como el desarrollo de una mayor cantidad de perturbaciones tropicales cercanas a la península ibérica.

El doctor Jeff Masters, meteorólogo y colaborador de Yale Climate Connections declaró a The Guardian que “se espera que las aguas oceánicas más cálidas que trae el cambio climático hagan que las tormentas más fuertes sean más fuertes y que se intensifiquen rápidamente con más frecuencia y a un ritmo mayor. Estas cosas ya se han observado, especialmente en el Atlántico, y lo serán cada vez más en las próximas décadas".

Una gran crisis humanitaria en camino

Centroamérica, la misma región que ahora es afectada por estos poderosos huracanes, también ha sido muy golpeada por gigantescas y recurrentes sequías, al punto que se define a una parte de ella como el corredor seco. “El calor es energía”, dijo Masters en el mismo informe. "Dependiendo de las condiciones climáticas predominantes, intensificará esas condiciones".

Muchos agricultores de subsistencia de la región lucharon por adaptarse a la nueva realidad, pero les ha resultado imposible y se han ido. Ello ahora podrá potenciarse con la destrucción de Eta e Iota. La crisis climática, y el hambre que trae aparejado, se reconoce cada vez más como uno de los principales impulsores de la emigración de la región. Esa migración no ve un horizonte bueno en la propia región. Y es gran parte de la presión migratoria que avanza hacia los Estados Unidos.

Después del huracán Mitch una gran oleada migratoria buscó llegar a Estados Unidos. Ahora, con dos (que podrían ser tres) grandes huracanes, y la crisis generada por el COVID-19, es de esperar que la migración hacia el norte sea mucho más intensa. Según datos de la Cruz Roja, más de 2,5 millones de personas se vieron afectadas por el huracán Eta, incluidos 1,7 millones en Honduras. Y todavía falta sumar la destrucción adicional de Iota. Muchos de los que lo han perdido todo ya están considerando o haciendo planes para migrar a Estados Unidos y los grupos comienzan a organizar caravanas a través de las redes sociales según la misma agencia.