Textiles tóxicos: cómo los químicos de nuestra ropa afectan nuestra salud y el medio ambiente
La fabricación de los tejidos que vestimos y de las telas que cubren nuestros muebles y ventanas implica a menudo el uso de sustancias químicas que pueden tener efectos nocivos tanto para la salud humana como para la naturaleza.
El impacto de la fabricación de nuestros tejidos es alarmante, dado su uso generalizado y contacto constante con la piel, lo que pone de relieve la urgencia de regular y minimizar su uso.
Por tanto, es necesario un debate para promover métodos de producción más sostenibles y seguros para el consumidor y el planeta. Pero… ¿podemos encontrar textiles saludables?
Formaldehído en la ropa
En la industria textil, los productos químicos contaminantes, que se entiende que tienen efectos nocivos para la salud y el medio ambiente, se utilizan por diversas razones. Mientras que los tintes dan a las telas colores vibrantes y duraderos, los acabados aportan características adicionales, como resistencia al agua o a las arrugas. Por último, los suavizantes mejoran la textura y hacen que las prendas sean más fáciles de manejar y más cómodas de usar.
Entre los compuestos que más preocupan se encuentra el formaldehído -utilizado en resinas para acabados permanentes-, que puede provocar graves irritaciones y alergias. Los ftalatos, utilizados para aumentar la flexibilidad de los plásticos en las cortinas de baño y la ropa impermeable, son disruptores endocrinos que pueden afectar los sistemas reproductivos.
Problemas de salud y medio ambiente
Además, los metales pesados como el plomo y el cadmio, frecuentemente presentes en los tintes, son altamente tóxicos y pueden acumularse en el cuerpo humano y en el medio ambiente, provocando desde daños neurológicos hasta problemas renales y óseos, especialmente en los trabajadores de la industria textil. También se han relacionado con alergias e irritaciones.
Además, cuando el color no está bien fijado, puede desprenderse durante el uso con el sudor o la saliva, así como al lavarlo. Esto implica la contaminación del agua, el suelo y los ecosistemas, no sólo durante la fase de producción, sino también durante el mantenimiento.
La necesidad de implementar formas sostenibles de fabricación
Ante este escenario, la industria textil está adoptando alternativas menos tóxicas para minimizar su impacto ambiental y mejorar la seguridad de sus productos. Así, el uso de tintes naturales, derivados de plantas, minerales y otros recursos biológicos, está ganando popularidad debido a su menor toxicidad en comparación con los sintéticos.
Al mismo tiempo, los procesos de fabricación sostenibles, como el uso de agua reciclada, energías renovables y técnicas de producción que reducen los residuos químicos, están ganando terreno gradualmente.
Desde una perspectiva legislativa, la Unión Europea, a través del reglamento REACH, ha tomado la iniciativa en la regulación de sustancias químicas peligrosas, exigiendo pruebas rigurosas y la eliminación progresiva de las sustancias más nocivas. Estas regulaciones fomentan una mayor transparencia y responsabilidad y obligan a la industria a buscar formas más seguras de avanzar.
Consumidores informados
Europa tiende a utilizar menos productos tóxicos en los textiles debido a regulaciones más estrictas, pero no se puede decir lo mismo de otros países con estándares más relajados. Este es un dato que los ciudadanos deben tener en cuenta a la hora de analizar el lugar de origen o fabricación del tejido que adquieren.
Para los consumidores, elegir textiles menos tóxicos significa estar informados sobre los materiales y procesos utilizados para fabricarlos. Una de las claves es optar por prendas certificadas por etiquetas como Oeko-Tex, que garantizan bajos niveles de sustancias nocivas.
Este tipo de certificación puede hacer referencia a la composición del producto (Standard 100) o al proceso de fabricación (Made in Green), entre otros aspectos. Apoyar a las empresas que practican la sostenibilidad y exigir mayor claridad en el etiquetado de los productos también puede contribuir significativamente a promover un consumo más responsable y consciente.
La ropa no tóxica puede ser más cara
Una prenda no tóxica significa que respeta la salud humana y el medio ambiente. Puede resultar más costoso debido al uso de procesos de producción éticos, el uso de materiales orgánicos, el cumplimiento de certificaciones estrictas, salarios justos y la implementación de medidas para garantizar la transparencia en toda la cadena de suministro.
Estos costos adicionales reflejan una inversión en prácticas ambientales responsables y condiciones de trabajo justas, valoradas por compradores conscientes. Si como consumidores nos preocupamos por las características de un teléfono, televisión, etc., ¿por qué no los textiles?
La conciencia social obligará a los productores a aumentar la oferta de textiles certificados y dejará en nuestras manos la decisión de invertir en opciones responsables que protejan la salud y el medio ambiente.
Referencia de la noticia:
Rizzi M., Cravello B., Tonello S., et al. Formaldehyde solutions in simulated sweat increase human melanoma but not normal human keratinocyte cells proliferation. Toxicology in Vitro (2016).
Annamalai J., Namasivayam V. Endocrine disrupting chemicals in the atmosphere: Their effects on humans and wildlife. Environment International (2015).