Utilizarán residuos de los molinos de viento para pavimentar una calle en la ciudad de Burgos en España
Los residuos que generan aerogeneradores que salen de circulación serán utilizados para generar pavimento en Burgos, España. Para 2030, la mitad de los molinos de viento saldrán de circulación al completar su vida útil, lo que representa 65.000 toneladas de desechos.
La noticia es novedosa porque en la ciudad de Burgos, capital de la comunidad autónoma de Castilla y León, se utilizarán los residuos de los molinos de viento para hormigonar calles. De acuerdo a lo que indica El Periódico de España, un equipo de la Universidad de Burgos desarrolla un hormigón que incluye las fibras, espumas y maderas de las palas de los aerogeneradores.
Esta posibilidad es relevante ya que para 2030 se tienen que sacar de dar de baja a la mitad de los molinos de viento de España tras cumplir su vida útil. España es uno de los países de Europa que tiene una mayor proporción de generación de energía con sistemas sustentables. Por eso, en 2023 la energía eólica aportó el 23,5 % de toda la energía que consumió el país.
La vida útil de los molinos de viento se calcula de entre 25 y 30 años. Es por eso que se sabe la cantidad de relevos que se deben cumplir para el final de la presente década. Es por ello que sugrne preguntas respecto del uso que se dará a las palas que sean desactivadas, lo mismo que las torres. No es un dato menor, porque este recambio implica cerca de 65.000 toneladas de desechos.
Reutilizando desechos
Ante esta realidad, un equipo de investigación de la Universidad de Burgos (UBU) lleva unos dos años años trabajando para poder dar solución a este tema. Ahora, tal como describe El Periódico de España, y tras numerosos ensayos y pruebas, lograron elaborar exitósamente un hormigón que incorpora el material de las palas de los aerogeneradores. Y ahora viene la parte de llevarlo a la práctica.
En concreto, antes del verano europeo, una calle de la ciudad tendrá tramos pavimentados con este novedoso hormigón que tiene en su composición las resinas poliméricas con fibras de vidrio, la madera de balsa, las espumas de poliuretano con la que se construyen las palas. Esta realidad surge por necesidades compartidas: el hecho del recambio, y la necesidad de las empresas de dar salida a esos desechos.
Vanesa Ortega, directora, en conjunto con Juan Manuel Manso del grupo de investigación SUCONS (Sustainable Construction Research Group) de la UBU indicó que "fueron las propias empresas las que debido a su necesidad de desmantelar y reciclar los parques se pusieron en contacto con nosotros". El equipo de trabajo no es nuevo en estos tema. Es que ya tiene experiencia de éxito en reciclados de otro tipo de residuos, como las escorias siderúrgicas de horno eléctrico de arco o el árido reciclado de hormigón.
La prueba un una calle
El proceso que se eligió partió de un corte selectivo de las palas para luego hacer "un triturado mecánico". Con esta decisión se dejaron de lado procesos como solvólisis y pirólosis porque resultan ser técnicas caras y que necesitan de más trabajo. El método elegido permite obtener un triturado de pala de aerogenerador, pero sin recurrir a una separación de los diferentes componentes, lo que reduce ostensiblemente los costes de producción.
Recarpa, una empresa burgalesa que se dedica a la gestión de residuos ha colaborado con el trabajo. Pero el mayor esfuerzo se hizo en el taller de grandes estructuras de la Universidad, donde cuentan con un equipamiento científico muy importante a escala de laboratorio. El material resultante cumple las condiciones para ser usado en distintas aplicaciones, como hormigón prefabricado, para un papel de una fachada o para una acera.
Antes de las vacaciones de verano se probará el nuevo hormigón, de entre 15 y 20 centímetros de espesor y que contiene hasta un 3 % de residuos de los aerogeneradores, y se han llegado a hacer pruebas de hasta un 10 %. La prueba se hará en 200 metros cuadrados de la calle elegida. Antes, el hormigón final saldrá de una planta de hormigonado, donde se dará el salto a escala de la prueba desarrollada en laboratorio.