Vegetación de Nueva York absorbe la mayor parte de sus emisiones de carbono
Un estudio reciente determinó que la vegetación urbana en la ciudad de Nueva York absorbe la mayor parte de sus emisiones de carbono. Estos resultados señalan la importancia subestimada de la vegetación en el ciclo del carbono.
Un estudio desarrollado sobre la vegetación de la ciudad de Nueva York y algunas zonas adyacentes densamente pobladas ha descubierto que, en muchos días de verano, la fotosíntesis de los árboles y la hierba absorbe todas las emisiones de carbono producidas por automóviles, camiones y autobuses, y algo más.
El sorprendente resultado, basado en nuevos mapas hiperlocales de vegetación, señala la importancia subestimada de la vegetación urbana en el ciclo del carbono. El estudio acaba de publicarse en la revista Environmental Research Letters. Según indica Science Daily, se utilizaron mapas de vegetación muy detallados, y los investigadores documentaron grandes cantidades de vegetación no reconocida hasta entonces, dispersa en pequeños puntos incluso en zonas muy urbanizadas.
Con este nuevo enfoque de la información se logró descubrir que la vegetación urbana juega un papel enorme en el intercambio de gases atmosféricos. Llegaron a estas conclusiones modelizando la absorción de carbono de cada trozo de césped y dosel arbóreo, y estudiando los datos de torres de instrumentos que miden continuamente el contenido de dióxido de carbono en el aire.
Resultados aplicables a todas las ciudades
Los resultados obtenidos son importantes porque las zonas urbanas son responsables de más del 70% de las emisiones humanas de dióxido de carbono; y la ciudad de Nueva York es la principal emisora de Estados Unidos y la tercera del mundo. Dandan Wei, investigador postdoctoral del Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Escuela del Clima de Columbia señaló que "hay mucha más vegetación de la que pensábamos, y eso es lo que nos lleva a la conclusión".
Este estudio permite saber que el ecosistema es relevante, y si es válido para una ciudad lo será para cualquiera. La mayoría de los estudios anteriores habían calculado la absorción de carbono de la vegetación teniendo en cuenta principalmente las extensiones contiguas de bosques y praderas, pero éstas sólo representan alrededor del 10% del área metropolitana.
Ahora, gracias a las nuevas imágenes aéreas de radar de la ciudad de Nueva York, que cartografían la vegetación en cuadrículas de 15 centímetros, Wei y sus colegas incluyeron las zonas urbanizadas, el otro 90% de la región, que la mayoría de los modelos omiten. Con esta información tan detallada pudieron identificar árboles callejeros, pequeños jardines, terrenos baldíos cubiertos de maleza y otros pequeños elementos. Las zonas periféricas más allá de los cinco distritos, aproximadamente un tercio de los 2.170 kilómetros cuadrados del área de estudio, se dividieron en cuadrículas de 30 metros, lo que sigue siendo una resolución relativamente fina.
El valor de cada árbol
Roísín Commane, químico atmosférico e integrante del equipo de científicos dijo que "la mayoría de la gente ha asumido que Nueva York es sólo una caja gris, que está biogénicamente muerta. Pero que haya una acera de hormigón en algún lugar no significa que no haya también un árbol que le esté dando sombra". El estudio toma real dimensión porque permite confirmar que cada árbol que agregamos, cada jardín que cuidamos con vegetación es vital para hacer más sano el ambiente en el que vivimos. Y el aire se purifica con cada acción.
Los investigadores determinaron que las copas de los árboles cubren unos 170 kilómetros cuadrados de la ciudad de Nueva York, es decir, el 22% de su superficie; el césped ocupa otros 94 kilómetros cuadrados, el 12%. Para averiguar cómo interactuaba la vegetación con las emisiones de carbono, analizaron los meses de junio a agosto de 2018, cuando el área metropolitana emitió un total de unos 14,7 millones de toneladas de dióxido de carbono.
Las mayores fuentes de emisión fueron la industria eléctrica y la energía para edificios; el transporte por carretera representó alrededor de 1,2 millones de toneladas. Los niveles medios mundiales de CO2 son actualmente de unas 417 partes por millón, pero alrededor de Nueva York alcanzan habitualmente 460 o más, aclaró Commane. Los científicos observaron que los niveles de dióxido de carbono aumentaban por la mañana con el tráfico y otras actividades, y disminuían por la tarde, cuando la hierba y los árboles se ponían a trabajar.