Verano: el peligro de las noches tropicales
Un nuevo estudio internacional refleja cuánto aumenta la mortalidad en la población cuando las temperaturas se mantienen elevadas durante la noche e impiden el tan necesario descanso diario.
Desde hace años, los científicos y profesionales de la salud vienen advirtiendo que las olas de calor incrementan la mortalidad y que este problema se verá agravado con el cambio climático. Pero pocos estudios se habían centrado en analizar cómo es que afectan las temperaturas elevadas cuando perduran durante las noches. ¿Son también un factor de riesgo? ¿Qué consecuencias tienen? Estas preguntas fueron contestadas por un estudio internacional realizado en localidades del sur de España y publicado en la revista científica Epidemiology, coordinado por el investigador de la Universidad de Santiago de Compostela, Dominic Royé.
La conclusión fue reveladora: el calor nocturno excesivo constituye por sí solo una causa directa de mortalidad, al margen de lo que ocurre el resto del día. El impacto del ambiente térmico en la salud, el confort y el rendimiento es uno de los problemas de salud pública más críticos relacionados con el cambio climático. Las altas temperaturas nocturnas pueden provocar un estrés térmico prolongado que se ve agravado por el hecho de que nuestro cuerpo no puede descansar adecuadamente durante la noche. El estudio encontró evidencias contundentes de que la mortalidad diaria está asociada con temperaturas nocturnas superiores a los 20 ºC y en menor medida, con la duración, independientemente de las temperaturas que sucedan durante el día.
Mientras que la temperatura mínima del día, que se de al alba, puede ser no tan elevada y rondar los 20-22°C, a la hora de irse a la cama, entre las diez y las doce de la noche, hace mucho más, de 32º a 34º. En el caso de las noches tropicales, supone dormirse a más de 25º. “Acostarse a tan altas temperaturas tiene efectos muy nocivos para la salud”, porque producen un “estrés térmico prolongado'', al impedir que el cuerpo descanse y se recupere del estrés térmico sufrido por el día. Para entrar en la fase de sueño profundo, el cuerpo necesita bajar el pulso, pero no puede hacerlo porque está trabajando para bajar su temperatura ”.
Investigación y resultados
El trabajo aborda la mortalidad por causa específica -respiratoria o cardiovascular- entre el sur de Europa relacionado con las temperaturas nocturnas. Recoge datos de 11 ciudades de España (Bilbao, Barcelona, Madrid y Sevilla), Portugal (Lisboa y Oporto), Francia (Marsella, Montpellier, Niza y Toulouse) e Italia (Roma) de 2001 a 2014. Conscientes de que no es lo mismo pasar un par de horas a más de 20º que toda la noche a 27º, el equipo de Royé ha analizado dos parámetros, la duración de la noche cálida, es decir, durante cuánto tiempo los termómetros están por encima de 20º, y el exceso, cuántos grados hace de más por encima de dicha cota
A mayor duración del calor nocturno, los peores efectos se observaron en Portugal, con un aumento de mortalidad del 29%. Sin embargo, “en España, Francia e Italia no parece tener consecuencias relevantes”, resume Royé. No obstante, los resultados específicos por ciudades sí muestran un incremento considerable en Madrid, del 12%. A mayor intensidad, de nuevo la peor parte se la lleva Portugal, con un 37% de media. En España, el incremento medio es del 16%, en Francia del 12% y en Italia del 25%. Por ciudades, en el caso de España el exceso de calor dispara las muertes un 26% en Madrid, un 14%, en Bilbao, un 13% en Sevilla y un 6% en Barcelona. En Oporto se registra el peor dato, con un 63%.
Los investigadores apuntan a que la población de Portugal no está tan aclimatada a estas noches tropicales como en el resto de los países estudiados, al sufrirlas en menor medida. Además, el uso del aire acondicionado es mucho menor. “En España, el riesgo relativo de exceso de muertes por calor se redujo del 3,54% al 2,78% gracias a una mayor penetración en los hogares del aire acondicionado”, apunta el climatólogo, que espera que los resultados de este estudio ayuden a mejorar los sistemas de alerta así como a tomar medidas para combatir la pobreza energética.