Volvió la viruela del mono y declaran alerta internacional: qué pasa en Argentina

La propagación de la enfermedad podría complicar el receso de verano para quienes estaban pensando en viajar. Resurge el temor por una nueva pandemia. ¿Puede complicarse la situación en Argentina?

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La cooperación internacional, el acceso equitativo a las vacunas y una vigilancia eficaz son las herramientas clave para evitar que esta enfermedad se propague a nivel mundial.

La viruela del mono, también conocida como mpox, vuelve a ser motivo de preocupación mundial desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió en las últimas horas nuevas alertas sobre su propagación. Este virus, que es endémico en algunas regiones de África, se expandió a otros continentes con lo cual muchos países debieron implementar medidas de vigilancia y control.

La mpox es similar a la viruela humana, pero menos letal. La alerta mundial surge en respuesta a la situación crítica en la República Democrática del Congo, donde ya se reportaron más de 15,600 casos y 537 muertes en lo que va del año.

Por ahora, la viruela del mono no fue declarada una pandemia y las medidas adoptadas por la OMS buscan evitar que se convierta en una. El temor radica en que las tasas de letalidad del mpox en algunas regiones son significativamente más altas que las del SARS-CoV-2, lo que subraya la gravedad del riesgo, especialmente en zonas con sistemas de salud frágiles y limitada capacidad de respuesta.

Lo que hay que saber sobre el virus

La viruela del mono es una enfermedad viral zoonótica. Esto significa que puede transmitirse de animales a humanos; pero también se transmite de persona a persona.

El antecedente más cercano nos lleva hasta 2022, cuando un brote inesperado se reportó en varios países fuera de África, incluyendo el Reino Unido, España, Portugal, y Estados Unidos. Esta fue la primera vez que se detectó la transmisión sostenida de persona a persona en diferentes continentes.

Formas de contagio y síntomas

Uno puede infectarse por contacto estrecho con alguien que tenga síntomas, normalmente entre las primeras dos y cuatro semanas. Son particularmente infecciosos los fluidos y las costras de las erupciones en la piel, y en las mucosas orales y genitales; también el contacto con objetos contaminados como vestimenta, ropa de cama, toallas o utensilios para comer.

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La erupción aparece en forma de ampollas o lesiones en la piel, y puede afectar a la cara, las palmas de las manos, las plantas de los pies, la ingle y las regiones genitales o anales.

Los síntomas incluyen fiebre, dolores musculares, y una erupción característica en la cara, manos, y pies. Existen dos tipos de este virus: el clado I, con una tasa de letalidad de hasta un 10 %, y el clado II, menos mortal, con una tasa cercana al 1 %.

La diferencia en la gravedad de estos clados está relacionada con su distribución geográfica, siendo el clado I predominante en África Central y el clado II en África Occidental.

    El diagnóstico se realiza a través de la identificación del virus en muestras de piel, fluidos corporales o biopsias. Las técnicas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) se utilizan para confirmar la presencia del virus, mientras que las pruebas serológicas pueden ayudar a determinar la exposición previa al virus.

    Tratamiento y prevención

    Aunque no existe un tratamiento específico para la viruela del mono, se utilizaron antivirales para reducir la severidad de los síntomas en casos graves. El manejo de la enfermedad se enfoca principalmente en el alivio de los síntomas y la prevención de complicaciones secundarias.

    La vacunación contra la viruela humana demostró ofrecer cierta protección cruzada contra la viruela del mono. Sin embargo, dado que la vacunación masiva contra la viruela se detuvo en la década de 1980, la mayoría de la población actual no posee inmunidad, lo que contribuye a la propagación del virus.

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    En la mayoría de los casos, los síntomas desaparecen por sí solos en unas semanas con tratamientos sintomáticos, como medicamentos para el dolor o la fiebre.

    Recientemente, una nueva variante -conocida como Clado Ib- se detectó en África, lo que generó preocupación debido a su capacidad de transmisión sostenida y su afectación a un rango etario más amplio, incluyendo niños. Aunque esta variante no se detectó en América, la OMS emitió una alerta para que los países intensifiquen sus medidas de vigilancia y control.

    La enfermedad en Argentina: ¿debemos preocuparnos?

    Después de la advertencia emitida por la OMS, el Ministerio de Salud de Argentina decidió elevar las medidas de vigilancia, detección y prevención. Se envió información detallada sobre el virus a las autoridades encargadas de los controles en los puntos de ingreso al país, como aeropuertos y pasos fronterizos.

    El principal desafío es prevenir la entrada y propagación de nuevas variantes del virus, que podrían complicar la situación epidemiológica en el país.

    Hasta el 4 de agosto de este año, se detectaron cinco casos confirmados de viruela del mono: tres de estos casos fueron importados, mientras que los otros dos permanecen en estudio. Los casos se distribuyen en diferentes regiones del país: uno en la provincia de Buenos Aires, dos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, uno en Santa Fe y uno en Río Negro.

    ¿Cómo nos cuidamos de la viruela del mono?

    La falta de una vacuna específica limita las opciones de prevención. La vacuna de la viruela tradicional, efectiva en la erradicación de la viruela en 1980, no está disponible actualmente por eso cobran especial importancia las medidas de control y vigilancia.

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    Por ahora no existe una vacuna específica para la viruela del mono, sin embargo los laboratorios mantienen líneas de investigación para dar con la cura que neutralice el virus.

    Por ahora no hay evidencia de que los monos argentinos puedan transmitir el virus, ni participar en el ciclo de transmisión. En realidad, el contacto cercano con personas infectadas es el factor de riesgo más importante.

    Es fundamental mantener la vigilancia y la cooperación entre las diferentes agencias gubernamentales. Entre todos, debemos minimizar los riesgos y responder de manera efectiva a cualquier eventualidad relacionada con este virus.