¿Y si pintar los techos de blanco para evitar el calor no fuera tan buena idea?

Investigadores de la Universidad de Harvard han destacado recientemente los efectos nocivos que puede tener pintar los techos de blanco en una zona determinada.

Techos blancos
Pintar los tejados de blanco ayuda a reflejar los rayos del sol y limitar la acumulación de calor en una zona determinada, pero podría tener consecuencias más negativas para regiones vecinas.

La técnica de geoingeniería climática consistente en pintar los tejados de blanco para reflejar los rayos solares y limitar así la acumulación de calor puede no tener efectos positivos en una zona determinada, según un estudio reciente de la Universidad de Harvard.

Enfriar un sector para calentar otro

La idea de esta técnica de geoingeniería es sencilla. Las superficies blancas tienen un albedo alto porque reflejan más calor, así que pintar los techos de blanco y utilizar materiales más ligeros para revestir las carreteras en las zonas urbanas debería ayudar a limitar la acumulación de calor en las ciudades y mantener a los residentes más frescos durante las olas de calor del verano.

Este enfoque de "gestión radiativa del suelo" ha sido objeto de una atención creciente en los últimos años, dada su aparente eficacia y "simplicidad" sobre el papel. Ya se han realizado varios estudios al respecto, sobre todo utilizando modelos climáticos a gran escala para evaluar el impacto de esta técnica en el clima. Hasta ahora, estos estudios de modelización a gran escala parecían llevar a la comunidad científica a ponerse de acuerdo sobre los beneficios potenciales de este método de reducción del calor urbano.

Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) prefirieron simular los cambios localizados en la circulación atmosférica provocados por la pintura blanca de los tejados, y sus resultados distan mucho de ser favorables a este método.

Los científicos descubrieron que el aumento del albedo en las zonas cubiertas por la medición iba acompañado, en el borde de la zona pintada de blanco, de un fenómeno de convección más intenso, del mismo modo que se forman brisas donde el mar se encuentra con la tierra.

En las simulaciones realizadas, este fenómeno de convección localizada modifica la nubosidad de la región circundante, lo que provoca una reducción de las precipitaciones pero, paradójicamente, un aumento de las temperaturas en la periferia de la zona de alto albedo. Los resultados de este estudio plantean, pues, nuevos interrogantes sobre la utilización de esta técnica a gran escala.

Un riesgo exacerbado de desigualdades climáticas

El primer problema se refiere al clima global. En efecto, el calentamiento inducido en la periferia por este fenómeno de convección localizada parece anular el enfriamiento obtenido en la zona de alto albedo. Por tanto, utilizar esta técnica de geoingeniería a gran escala podría resultar inútil e incluso contraproducente, ya que enfriar una zona para calentar otra no aporta nada en la lucha contra el calentamiento global.

La segunda cuestión se refiere a la calidad de vida de los habitantes de las regiones afectadas. Por ejemplo, si los barrios ricos adoptaran este método para reducir el calor, los barrios pobres de los alrededores sufrirían las consecuencias, con temperaturas cada vez más altas y menos lluvia. Esto agravaría las desigualdades climáticas.

Los autores del estudio utilizaron un ejemplo concreto para ilustrar su punto de vista. Si a una región del tamaño de Trafford, una zona acomodada del Gran Manchester (Inglaterra), se le pusieran carreteras y tejados blancos, la franja de un kilómetro a su alrededor -una zona urbana habitada por 300.000 personas- experimentaría un "calentamiento excesivo".

Según este estudio, la gestión radiativa del suelo dista mucho de ser una buena idea para luchar contra el calentamiento global. Por un lado, no resolvería en absoluto el problema a gran escala y, por otro, podría generar grandes desigualdades climáticas entre las zonas capaces de aplicarla y las regiones vecinas.


Referencia de la noticia:

Unexpected Warming From Land Radiative Management, Geophysical Research Letters (19 novembre 2024), Yu Cheng, Kaighin A. McColl