La impresionante foto del atardecer desde la Luna que ayudará a develar viejas incógnitas sobre nuestro satélite

El atardecer, inmortalizado por el módulo Blue Ghost, podría ser la clave para entender la misteriosa neblina verdosa que las misiones Apolo y Surveyor ya habían visto hace décadas.

astronomía
El Sol, la Tierra y Venus, desde el módulo Blue Ghost en la Luna.

Por primera vez en la historia, una cámara robótica de alta definición capturó la puesta del Sol detrás del horizonte lunar. La fotografía fue tomada por el módulo Blue Ghost, de la empresa Firefly Aerospace, como parte de una misión conjunta con la NASA que busca desentrañar algunos de los secretos mejor guardados de nuestro satélite natural.

La imagen muestra al Sol apenas rozando el horizonte, envuelto en un halo verdoso. Arriba, y casi tan grande como el Sol, aparece nuestro planeta. Y la pequeña luz que aparece entre ambos, como un pequeño destello, es Venus.

La belleza de la vista no es lo único que entusiasma a los expertos. Esta puesta de Sol podría ayudar a resolver un misterio que nació con las misiones Surveyor y Apolo, en las décadas de 1960 y 1970, cuando se detectó este extraño "resplandor verdoso en el horizonte" lunar.

Luna
Amanecer lunar, otra de las fascinantes imágenes que tomó la misión Blue Ghost.

La principal hipótesis es que el polvo del regolito se carga eléctricamente por la radiación ultravioleta. Esto haría que las partículas se eleven y se dispersen, creando esa neblina brillante que todavía hoy continúa sin una explicación definitiva.

Joel Kearns, administrador de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA, anticipó que los expertos analizarán las imágenes junto con los datos del campo magnético y la radiación, para investigar y comprender el halo verde, mecanismo llamado 'levantamiento de polvo”.

Innovación y hallazgos que abren el camino a la próxima era lunar

Blue Ghost aterrizó el 2 de marzo en Mons Latreille, una formación volcánica dentro de la cuenca Mare Crisium, en la cara visible noreste de la Luna. Estuvo activo durante 14 días, hasta el 16 de marzo, cuando las temperaturas extremas de la noche lunar pusieron fin a la misión.

Durante su estadía, transmitió a la Tierra 119 gigabytes de datos, incluyendo 51 gigabytes de datos específicamente científicos, que serán clave para refinar futuras misiones Artemis y las próximas fases de Blue Ghost-2 y Blue Ghost-3, ya en preparación.

Además del atardecer, logró captar un eclipse solar total desde la Luna el pasado 14 de marzo. Ambas tomas forman parte de una ambiciosa campaña de exploración enmarcada en la iniciativa CLPS (Servicios de Carga Lunar Comercial), mediante la cual la NASA colabora con empresas privadas para reducir costos y preparar el terreno para el programa Artemis, que busca llevar de nuevo astronautas a la superficie lunar y, en el futuro, a Marte.

La misión Blue Ghost puso a prueba varias instrumentos. Una sonda térmica robótica perforó el suelo lunar hasta casi un metro de profundidad, algo inédito hasta ahora, y tomó mediciones de temperatura a distintas profundidades.

Por primera vez, un receptor especial captó y rastreó señales de satélites como el GPS y Galileo mientras viajaba hacia la Luna y ya estando en su superficie. Esto abre la puerta a que en el futuro se puedan usar estas señales para ayudar a navegar en la Luna.

Una computadora especialmente diseñada para resistir la radiación espacial funcionó sin problemas tanto en el viaje, atravesando los cinturones de Van Allen, como durante la noche lunar. Esto es clave para que las futuras misiones sean más seguras y económicas.

Una sombra en la superficie de la Luna. Crédito: Firefly

Un escudo contra el polvo logró limpiar con éxito el regolito de las superficies usando fuerzas eléctricas, algo que podría ser vital para mantener limpios los equipos en próximas expediciones.

Además, una serie de sensores enterrados en el suelo lunar comenzaron a estudiar el interior profundo de la Luna, hasta más de 1.100 kilómetros de profundidad, para entender mejor su estructura interna.

Otro instrumento capturó imágenes de rayos X para estudiar cómo interactúan el viento solar y el campo magnético de la Tierra, y comprender cómo estas fuerzas afectan a nuestro planeta.

También se probó un retrorreflector que devolvió con éxito señales láser enviadas desde la Tierra, y que ayudó a medir con precisión la distancia entre nuestro planeta y la Luna.

Durante el descenso, una cámara especial tomó cerca de 9.000 fotos que permitirán entender mejor cómo los motores de los módulos afectan la superficie lunar al aterrizar. Además, un brazo robótico recogió muestras de suelo usando gas a presión, demostrando una técnica sencilla y liviana para futuras misiones de recolección.

Australia desde la órbita terrestre. Crédito: Firefly

El éxito de Blue Ghost marca un hito no solo para Firefly Aerospace, sino para toda la nueva generación de exploración espacial, donde la colaboración entre agencias públicas y empresas privadas está cambiando las reglas del juego.

Esta misión representa un salto científico. Cada experimento allana el camino para que el ser humano vuelva a pisar la Luna y, eventualmente, llegue a Marte.