La agricultura puede transformarse de una fuente de emisión de gases de efecto invernadero, a un efectivo sumidero
El sistema alimentario es una de las fuentes más importantes de emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que reducir sus emisiones es prioritario. Un nuevo estudio marca su potencial de mitigación del cambio climático.
Para poner las cosas en su lugar, debemos recordar que las ciudades generan cerca del 70 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI), y abarcan tan sólo el 2 % de la superficie terrestre. Y de ese 70 % de GEI, el 52 % es generado por 25 megaciudades, de las cuales 23 están en China, a las que hay que sumar Moscú (Rusia) y Tokio (Japón).
El sector agroalimentario en sus distintas actividades (agricultura, ganadería, forestal y cambio de uso de la tierra) produce entre un 13 % y un 21 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Las tierras agrícolas son casi un tercio de la superficie terrestre (de las cuales casi la mitad se utilizan para la ganadería), mientras que las forestales mientras suman otro 30 %. Es decir que las ciudades, que ocupan sólo el 2 % del total de la superficie terrestre, generan casi 3 veces más GEI que toda la agroindustria, que utiliza cerca de dos tercios de la tierra firme global.
La agroindustria puede, mediante buenas prácticas agrícolas, mejorar su productividad a la par que contribuye a la mitigación del cambio climático mediante el secuestro de carbono, que es el proceso de captura y almacenamiento de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera en el suelo y las plantas de las granjas. Esto se puede hacer con costos muy atractivos tanto para los productores como para la sociedad en general, siendo esta una solución en la que ganamos todos.
Una ventana de oportunidades
El International Institute for Applied Systems Analysis (IIASA, por sus siglas en inglés), es una organización internacional independiente de investigación científica multidisciplinaria, considerado uno de los más prestigiados think tanks integrales del mundo, con base en Laxenburg, Austria.
Investigadores del IIASA exploraron el potencial del secuestro de carbono en tierras agrícolas para combatir el cambio climático, ofreciendo información sobre los efectos económicos, así como su potencial de mitigación del cambio climático, en un nuevo estudio publicado en Nature Food, revista académica mensual revisada por pares y que forma parte del porfolio de publicaciones de Nature.
Según indica el autor principal del estudio e investigador principal del IIASA, Stefan Frank, “Nos propusimos evaluar nuevas opciones de secuestro de carbono en tierras agrícolas y su dinámica en un modelo económico. Hasta la fecha, estas opciones sólo se evaluaron en estudios de ingeniería ascendentes y, por lo tanto, no se consideraron en las vías de estabilización climática basadas en el Modelo de Evaluación Integrada que sustentan los capítulos prospectivos de los informes del Panel Intergubernamental sobre el cambio climático (IPCC)". El diferencial de este estudio es que se analizaron las interrelaciones entre las opciones de mitigación, los sectores económicos y las regiones del mundo, lo que puede proporcionar información valiosa sobre los efectos de estas opciones en todo el sistema.
Acción climática + mejora de productividad
Como método efectivo de secuestro de carbono los agricultores pueden, por ejemplo, utilizar técnicas como plantar cultivos de cobertura, utilizar biocarbón (un tipo carbón vegetal elaborado a partir de residuos orgánicos), o practicar la agrosilvicultura (plantar árboles junto a cultivos o pastos), para absorber dióxido de carbono del aire y almacenarlo en el suelo o en las plantas de sus granjas convirtiendo así sus tierras agrícolas en un sumidero de carbono.
El secuestro de carbono en tierras agrícolas no sólo es importante para los esfuerzos de mitigación del cambio climático, sino que también puede mejorar la productividad agrícola y la resiliencia al cambio climático, y podría ayudar a la agricultura y la silvicultura, y los sectores de uso de la tierra lograrán cero emisiones netas a nivel mundial para 2050 a costos bastante bajos, entre US$ 80 y $ 120 por tonelada de CO2 equivalente, informa el estudio.
A pesar del gran potencial de mitigación a un costo bastante bajo, los potenciales de secuestro de carbono agrícola se encuentran principalmente en el Sur Global, lo que merece cautela ya que existen varias barreras estructurales, sociales o institucionales. Es prioritario entonces, implementar rápidamente los incentivos políticos necesarios
Para 2050, estas prácticas agrícolas podrían reducir tantas emisiones de gases de efecto invernadero como la plantación de nuevos bosques, particularmente en regiones como el África subsahariana y América del Sur.
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