Agua que haz de beber… ¡puede contener antibióticos!

La presencia de fármacos en arroyos, ríos, lagos es un problema global que puede llegar hasta nuestro grifo. La problemática de los “contaminantes de preocupación emergente” y los riesgos para la salud humana.

Agua grifo
Se han detectado en arroyos, ríos y lagos, fármacos que pueden generar resistencia a los antimicrobianos (RAM). Esos fármacos no pueden ser eliminados en las plantas potabilizadoras.

Es muy probable que muchos de los lectores de este artículo desconozcan que el agua que consumimos, puede contener fármacos.

Los productos farmacéuticos son sustancias químicas de origen sintético o natural que pueden encontrarse en medicamentos de venta libre o con receta, ya sea para uso en humanos o con fines veterinarios. Sus ingredientes activos han sido diseñados y dosificados para prevenir, diagnosticar, tratar o aliviar los síntomas de una enfermedad o afección, y se encuentran regulados por las autoridades nacionales.

El problema es que los fármacos pueden introducirse en las fuentes de agua a través de las aguas residuales, que transportan los excrementos de personas y pacientes que han consumido estas sustancias químicas, de la eliminación irresponsable de medicamentos al arrojarlos al inodoro o en los lavamanos y de los vertidos industriales sin un control adecuado., pero también por la escorrentía de origen agropecuario que comprende el estiércol del ganado, o incluso de nuestras mascotas.

Contaminantes de preocupación emergente

Estos compuestos están surgiendo como una preocupación para la salud pública debido a su potencial para llegar al suelo y al agua potable, y de allí a nuestro cuerpo. Es que, con el avance de las técnicas e instrumental, están siendo ampliamente detectados en ellos suelos y los cuerpos de agua, con el potencial de impactar negativamente sobre el ambiente, sobre la salud animal y la salud de las personas.

Entre los contaminantes de preocupación emergente se pueden encontrar sustancias que son los principios activos de analgésicos, ansiolíticos, antibióticos, antihipertensivos, hormonas, para uso humano o veterinario, y drogas ilícitas. Pero también se pueden hallar trazas de componentes de productos de cuidado personal, de plaguicidas, fertilizantes y retardantes de llama, entre otros.

Numerosos estudios han detectado su presencia a nivel global, en mínimas concentraciones, pero suficientes como para transformar los suelos y cursos de agua en el caldo de cultivo ideal para el desarrollo de bacterias superresistentes, haciendo que enfermedades comunes sean difíciles de tratar con la dosificación tradicional, obligando a que los pacientes vean aumentadas sus dosis o a tomar fármacos más potentes y agresivos con el organismo, derivando en una serie de efectos secundarios indeseados, en algunos casos con serias consecuencias.

Enfermedades pulmonares
Las superbacterias suponen una gran amenaza para la salud humana, al hacer que enfermedades comunes como la neumonía sean difíciles de tratar,

La resistencia a los antimicrobianos (RAM) hace más difícil tratar las infecciones, aumentando el riesgo de propagación de enfermedades, favoreciendo la aparición de formas graves de enfermedades con el consecuente incremento del riesgo de muerte y haciendo que antibióticos y otros medicamentos antimicrobianos se vuelven ineficaces.

En el agua del grifo

El agua es escasa y por lo general, las fuentes están lejos de las ciudades. El agua desempeña un papel vital en la salud pública, el crecimiento económico y la sostenibilidad del medio ambiente, aunque apenas el 0.01 por ciento del agua en nuestro planeta es potable, y esa cantidad se reduce año tras año debido a la contaminación.

Alrededor del 36 % de la población mundial, unos 2.800 millones de personas, viven en regiones con escasez de agua y el 52 % experimentará una severa escasez de agua hacia el año 2050.

En Argentina, más del 80 % de la población obtiene el agua para beber de un sistema público de depuración y abastecimiento de agua. En Estados Unidos, cerca del 90 % y en España el 95 %. Pero disponer de agua potabilizada no garantiza que el agua que bebamos esté libre de fármacos.

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Análisis en el agua de ríos y arroyos de la provincia argentina de Córdoba, han identificado varios tipos de contaminantes como ibuprofeno, paracetamol, diclofenac, amoxicilina y anticonceptivos.

De hecho en los Estados Unidos en 2015, unos 21 millones de personas estuvieron expuestas a agua potabilizada que no cumplía con las directrices federales, con niveles inseguros de patógenos (bacterias y virus), nitratos, arsénico y subproductos nocivos de desinfectantes como el cloro.

Es que aún cumpliendo con las normativas actuales, las plantas convencionales de tratamiento de agua carecen de la tecnología necesaria para eliminar por completo estos contaminantes. Por eso es necesario desarrollar tecnologías o implementar soluciones basadas en la naturaleza (SbN) que permitan su eliminación.

Desarrollando nuevas tecnologías, o copiando la naturaleza

En España, investigadores del Instituto IMDEA Energía (Madrid) y de la Universidad de Granada, han desarrollado una familia de catalizadores denominados IEF-22, capaces descomponer estos antibióticos en agua con ayuda de la luz solar. Han logrado eliminar la sulfametazina (un antibiótico ampliamente utilizado en la industria ganadera) en aguas residuales reales en tan solo 3 horas de irradiación con luz visible.

Camalote UNL
Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral de Argentina, hallaron que el camalote o Jacinto de agua (Eichhornia crassipes) puede absorber hasta el 94 % de los fármacos en humedales.

Un grupo de investigación multidisciplinario de la Universidad Nacional del Litoral (Santa Fe, Argentina), está estudiando la eficacia de humedales construidos para la eliminación de antibióticos, utilizando plantas (Eichhornia crassipes, conocida como "Camalote o Jacinto de agua") como herramienta de bioacumulación y depuración. Este proyecto innovador, se inició en 2021 y ha logrado tasas de eliminación superiores al 94% en sistemas que incorporan sedimentos y plantas, de la enrofloxacina (ENR), un antibiótico de amplio espectro utilizado en medicina veterinaria y presente en residuos de aves de corral y aguas residuales.

Estas investigaciones dan un poco de luz hacia la comprensión y mitigación de los efectos nocivos de los residuos farmacéuticos el agua que bebemos y en los ecosistemas acuáticos, señalando la importancia de adoptar enfoques innovadores para la gestión sostenible de un bien tan escaso como el agua.

Referencias de la noticia:

Pharmaceuticals in drinking-water. World Health Organization. ISBN 978 92 4 150208 5, 2012

Rubén Serrano-Nieto, Sergio Carrasco, Samuel Morales-Cámara, Antonio Rodríguez-Diéguez, Catalina Biglione, Pablo Salcedo-Abraira, Yolanda Pérez, Sara Rojas, Patricia Horcajada, Novel pyrene phosphonate metal-organic frameworks to efficiently degrade sulfamethazine in wastewater, Journal of Environmental Chemical Engineering, Volume 13, Issue 2, 2025, 115647, ISSN 2213-3437

Teglia, Carla Mariela; Hadad, Hernán Ricardo; Uberti Manassero, Nora Graciela; Siano, Alvaro Sebastían; Repetti, María Rosa; et al.; Removal of enrofloxacin using Eichhornia crassipes in microcosm wetlands; Springer; Environmental Science and Pollution Research; 31; 10; 1-2024; 14845-14857