Años luz, la medida que rompe con todos los esquemas y nos ayuda a imaginar lo inimaginable
El universo es tan inmenso que nos hace sentir pequeños e insignificantes. Y algo tan fascinante como el Cosmos, requiere sus propias medidas.
Las unidades de medida estuvieron dentro de las primeras herramientas inventadas por la humanidad. Nuestros antepasados las necesitaron para muchas de sus tareas: crear ropa, construir hogares, seguir una receta en la cocina o para construir otras herramientas o máquinas. Los pesos y medidas son tan importantes que los aprendemos en nuestra infancia.
Sin embargo, con la exploración del universo nos encontramos con la necesidad de crear nuevas unidades que nos permitan comprender las distancias colosales que hay entre estrellas y galaxias. Y esta nueva medida, tenía que ser tan maravillosa como el mismo Cosmos.
El año luz: la distancia medida con el tiempo
Es una de las medidas más esenciales y extraordinarias de la astronomía. Un año luz no es una medida de tiempo, como su nombre podría sugerir. En realidad, se trata de una unidad de distancia. Se define como la distancia que recorre la luz en un año terrestre. ¿Y por qué la luz? Porque la luz es rápida, y nada se mueve más rápido que ella.
La velocidad de la luz es de aproximadamente 300.000 kilómetros por segundo (km/s). Así, en el transcurso de un año, la luz viaja cerca de 9.46 billones de kilómetros. Para ponerlo en perspectiva, la luz del Sol tarda solo 8 minutos y 20 segundos en llegar a la Tierra. Sin embargo, para alcanzar la estrella más cercana a nuestro sistema solar, Proxima Centauri, la luz necesita viajar durante 4 años luz.
Las unidades de medida tradicionales, como los kilómetros o metros, resultan ineficaces para medir distancias en el ámbito espacial. Expresar la distancia a Andrómeda, la galaxia más cercana a la nuestra, en kilómetros. ¡Sería un número descomunal e impráctico!
Importancia del año luz en la astronomía
El año luz no solo facilita la comprensión de las distancias en el espacio, sino que también permite a los astrónomos calcular el tiempo que tarda la luz en viajar desde un objeto celeste hasta nosotros.
Este concepto es fundamental para entender que cuando observamos estrellas o galaxias, estamos viendo luz que ha viajado durante muchos años, lo que significa que estamos observando el pasado.
Por ejemplo, la luz del Sol tarda unos 8,3 minutos en llegar hasta nosotros. Esto significa que siempre vemos el Sol como era hace unos 8,3 minutos. Lo mismo sucede con otras galaxias. La gran galaxia más cercana a nosotros, Andrómeda, está a 2,5 millones de años luz de distancia. Entonces, vemos a Andrómeda como era hace 2,5 millones de años.
En 2016, el Telescopio Espacial Hubble de la NASA observó la galaxia más lejana jamás vista, llamada GN-z11. Está a 13.400 millones de años luz de distancia, por lo que hoy podemos verlo como era hace 13.400 millones de años. Esto es sólo 400 millones de años después del Big Bang y es una de las primeras galaxias jamás formadas en el universo.
Por lo tanto, poder ver el pasado y aprender sobre las primeras galaxias que se formaron después del Big Bang, como ésta, nos ayuda a comprender cómo era el universo primitivo.