Así afecta el cambio climático a la salud menstrual
Son muchos los factores que pueden modificar la duración del período menstrual, entre ellos las condiciones ambientales. ¿Cómo afectará a la menstruación vivir en un mundo más cálido?
Se considera que la duración normal y saludable de un ciclo menstrual es de 28 días, pero también puede ser de tan solo 21 días o más de 35. Hay infinidad de factores (ambientales, emocionales, etc.) que pueden alterar el delicado equilibrio de hormonas que desencadenan el período, haciendo que un ciclo menstrual sea más corto o largo por unos días.
Según la evidencia científica, si bien los cambios en la temperatura pueden no afectar de manera directa los ciclos menstruales, pueden disparar algunos procesos que sí los afectan. Y en este contexto de cambio climático, que parecería no tener relación directa con la duración de los ciclos menstruales, puede tener efectos directos e indirectos sobre la menstruación.
La menstruación regular suele ser indicio de una buena salud reproductiva de la mujer, ayudándolas a entender y también, a supervisar su fertilidad. Si esto no es así, y el cambio climático la afecta, puede plantear riesgos para la continuación misma de nuestra especie.
Impacto del cambio climático
A medida que la temperatura media global aumenta, y los fenómenos meteorológicos extremos son exacerbados por el cambio climático haciendo que sean más frecuentes e intensos, el cambio climático puede motivar cambios en los patrones hormonales y alterar la regularidad de los ciclos menstruales.
Eventos de olas de calor, que serán más frecuentes, intensos y prolongados por la crisis climática, pueden afectar el hipotálamo, una pequeña sección del cerebro que regula la producción de hormonas, y esa variación en la participación hormonal puede alterar el ciclo menstrual.
El cambio climático puede aumentar la frecuencia e intensidad de los desastres que son consecuencia de inundaciones o sequias. En un desastre, se puede ver afectado el acceso a condiciones de agua segura y de saneamiento adecuado, dificultando que las mujeres manejen sus períodos de manera segura e higiénica.
La consecuencia directa es un aumento en el riesgo de infecciones y otros problemas de salud relacionados con la menstruación.
Adelanto de la primera y de la última menstruación
La menarquía o primera menstruación se considera normal a los 13 años, aunque suele darse entre los 10 y los 16 años. Una adecuada alimentación influye de manera determinante en la menarquía.
Cuando hablamos de “inseguridad alimentaria” nos referimos a la situación que ocurre cuando alguien no tiene acceso o no puede comprar suficientes alimentos o suficientes alimentos nutritivos para su salud y bienestar general. La inseguridad alimentaria, exacerbada por el cambio climático, está contribuyendo a que esa primera menstruación ocurra a una edad cada vez más temprana.
Es que el ciclo menstrual afecta a muchas funciones importantes del organismo, pudiendo influir en el riesgo de enfermedades y en la salud futura de las niñas, no sólo física sino también emocional.
La menopausia, el momento que marca el final de los ciclos menstruales, suele producirse entre los 40 y 50 años. Como con la menarquía y la regularidad del ciclo menstrual, la falta de acceso a agua segura, la inseguridad alimentaria y los desastres y problemas ambientales derivados del cambio climático, están despertando las alarmas en expertos que observan que las mujeres tienen un periodo menstrual muy irregular y, en muchos casos ya se están registrando casos de mujeres menores de 40 años de edad que están presentando la menopausia.
(In) Justicia climática
Si bien el cambio climático nos amenaza a todos, es un problema de injusticias, ya que quienes menos han contribuido con esta crisis, son los más afectados. Y las mujeres y las niñas son quienes suelen sufrir sus consecuencias más duras y violentas: presentan una menor esperanza de vida por los desastres, una mayor incidencia de depresión, ansiedad y estrés postraumático; en muchas partes del planeta tienen acceso reducido a la atención médica para tratar afecciones tales como desnutrición, anemia, problemas menstruales e infecciones del tracto urinario.
En medio de una inundación, los problemas relacionados con la menstruación no son de las mayores preocupaciones por parte de los tomadores de decisión o de los equipos de respuesta. Y me animaría a decir que tampoco forma parte de sus menores preocupaciones.
El problema es que, en muchos países, especialmente aquellos de regiones tropicales, no es necesario un evento extremo de precipitaciones para que ocurra una inundación. Los eventos de baja intensidad y alta frecuencia, como los períodos de persistentes precipitaciones, suelen provocar pérdidas equivalentes a un desastre, y a su vez, ocasionar problemas de salud e higiene menstrual.
Por eso es importante que los planes de respuesta a emergencias consideren la problemática de la salud menstrual, para no dejar a mujeres y niñas en un riesgo mayor de contraer enfermedades e infecciones.
Y es necesario mejorar nuestro conocimiento sobre las relaciones entre menstruación, alimentación y cambio climático, para aportar a un mejor desarrollo integral para nuestra sociedad.