Aves marinas mueren de hambre en temporales del hemisferio norte

Cada año, miles de cadáveres de aves desnutridas terminan muertas en las playas europeas. Las causas se deberían a la falta de presas o la imposibilidad de atraparlas durante los ciclones en invierno, según un estudio publicado recientemente en la revista científica Current Biology.

Aves marinas
Los frailecillos fueron encontrados muertos en una playa en Sainte-Marie de Ré, Francia, después de una tormenta invernal. Fuente: afp_tickers

Cada invierno, a lo largo de las costas de Europa y América del Norte se encuentran miles de cadáveres de aves marinas desnutridas. Este escenario es consecuencia de los intensos ciclones en el Atlántico Norte en invierno, ciclo natural que acaba de develar un estudio reciente.

Un equipo internacional siguió el rastro de más de mil aves para ver qué sucedía durante todo el viaje de migración y el resultado se presentó en la revista científica Current Biology: sugieren que las aves no pueden alimentarse durante los ciclones, y eventualmente mueren de hambre. El Océano Atlántico Norte es escenario de numerosos ciclones cada invierno y los más fuertes ocasionalmente provocan la muerte de miles de aves.

Según David Grémillet, coordinador de la investigación, las condiciones meteorológicas en los ciclones invernales son tan adversas que las aves marinas no tienen la capacidad de alimentarse.


Cada año, frailecillos, colimbos y araos abandonan sus nidos en la zona ártica para trasladarse más al sur hasta la costa de Terranova, Islandia o Noruega. Las condiciones son más benévolas, con temperaturas más altas y mayor disponibilidad de comida. Sin embargo, estas áreas están en la trayectoria de fuertes ciclones, que pueden durar días. Algunos ejemplares terminan muriendo durante el viaje y sus cadáveres acaban en las playas.

En esta investigación, los científicos equiparon a más de 1500 ejemplares de estas especies con sensores electrónicos de ubicación en sus patas y en diferentes sitios de anidación durante el verano, antes de la migración en invierno.

Loro de mar
Frailecillo, una de las aves marinas seguidas por el equipo de investigación.

Durante una década, estos dispositivos permitieron estudiar la trayectoria de las aves. También fue posible combinar los datos de estas rutas con las grandes depresiones atmosféricas de los inviernos en el hemisferio norte.

Un modelo matemático creado específicamente para medir el gasto de energía en medio de las condiciones climáticas descubrió algo inesperado: las aves ya no consumen energía cuando llegan los ciclones. No mueren de frío ni de fatiga. Según David Grémillet, coordinador del estudio e investigador del Centro Francés de Investigaciones Científicas (CNRS por sus siglas en francés), las condiciones climáticas son tan adversas que las aves no pueden alimentarse por sí mismas.

Es necesario imaginar vientos de hasta 120 km/h, olas de 8 metros, y turbulencias en la columna de agua que perturban el plancton y los bancos de peces de los que se alimentan. Como no pueden escapar, necesitan capear la tormenta tanto como sea posible, sin tampoco poder zambullirse en el mar para pescar. Estas aves tienen muy poca reserva de grasa y pueden morir en pocos días sin comer, lo que explica la delgadez de sus cuerpos cuando llegan a las playas.

El rol del cambio climático

En este estudio aún no está claro qué impide que las aves marinas se alimenten durante los ciclones, sin embargo hay sospechas: una de las posibilidades es que los ciclones aumenten la turbidez del agua, disminuyan la intensidad de la luz debajo de ella y esto perturbe el conglomerado de presas y sus movimientos en la columna de agua.

Según Manon Clairbaux, investigador del CNRS, es importante comprender los peligros que amenazan a las aves marinas, dado que su población mundial se ha reducido a la mitad desde la década de 1970.

Con estos eventos extremos relacionados al cambio climático, las aves marinas pueden volverse más vulnerables a los ciclones. Se espera que los ciclones más intensos sean más frecuentes y se espera que las rutas de las tormentas se muevan más al norte debido a los cambios en el clima.

También se prevé que la distribución de las aves marinas en invierno se traslade más al norte, también debido al cambio climático. Manon Clairbaux, investigador, menciona que es importante comprender los peligros que amenazan a las aves marinas, entre otras razones, ya que su población mundial se ha reducido a la mitad desde la década de 1970.