Buena noticia: la concentración de ozono en el Ártico alcanzó niveles récord

Los niveles de concentración de ozono sobre el Ártico lograron un promedio mensual récord en marzo de este año, mientras que los valores se mantuvieron elevados en los meses siguientes. Más allá de la situación en particular es un escenario positivo porque se ven los resultados del Protocolo de Montreal.

Ozono comparativa
Comparación de la concentración de Ozono en el Ártico entre marzo de 2020 y marzo de 2024. Imagen: NASA

Las concentraciones de ozono sobre el Ártico alcanzaron un promedio mensual récord en marzo de 2024 de acuerdo a datos que fueron dados a conocer por NASA a través de Earth Observatory. La respuesta está asociada a los sistemas meteorológicos a gran escala que perturbaron la atmósfera superior durante el invierno de 2023-2024. Esto generó que más ozono se desplazara y persistió en la estratosfera sobre el Ártico más que en cualquier otro momento en el registro satelital.

"Este récord probablemente fue resultado de la disminución de las sustancias que agotan la capa de ozono y el aumento de los gases de efecto invernadero. De lo contrario, habría sido solo un año alto y no un récord. Llamo a este año un presagio del futuro". Paul Newman, científico jefe de ciencias de la Tierra en el Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA

Un equipo de científicos de la NASA y la Universidad de Leeds (Reino Unido) informó sus hallazgos en un artículo de septiembre de 2024 en Geophysical Research Letters. "Dada la ausencia de ozono alto en el Ártico desde la década de 1970", escribieron los autores, "el récord de marzo de 2024 debe considerarse un presagio positivo de la futura capa de ozono del Ártico". Más allá de muchos índices preocupantes a nivel climático, el comportamiento del ozono está demostrando que el Protocolo de Montreal de 1987 está dando sus frutos.

Entre diciembre de 2023 y marzo de 2024, una serie de ondas a escala planetaria se propagaron hacia arriba a través de la atmósfera y desaceleraron la corriente en chorro estratosférica que circula alrededor del Ártico. Cuando eso sucede, el aire de las latitudes medias converge en el polo, enviando ozono a la estratosfera del Ártico. Además de la entrada de ozono, hubo muy poca disminución de la capa de ozono causada por sustancias como el cloro, dijo Paul Newman, científico jefe de ciencias de la Tierra en el Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA y autor principal del estudio. “Fue un invierno muy dinámico y activo en el hemisferio norte”, dijo.

Datos positivos

Un dato que hay que subrayar es que la presencia de más ozono estratosférico es positiva para la vida en la Tierra. La capa de ozono estratosférico es un protector solar natural que absorbe la dañina radiación ultravioleta (UV). Los autores calcularon que, entre abril y julio de 2024, el índice UV fue entre un 6 y un 7 por ciento más bajo en el Ártico y entre un 2 y un 6 por ciento más bajo en las latitudes medias del hemisferio norte. Menos radiación UV significa menos daño al ADN de las plantas y un menor riesgo de cataratas, cáncer de piel y sistemas inmunológicos debilitados en humanos y animales, tal como indica Earth Observatory.

La actividad en marzo de 2024 contrasta marcadamente con marzo de 2020, cuando las concentraciones de ozono estratosférico alcanzaron niveles extremadamente bajos. Sin interrupciones por eventos de ondas atmosféricas superiores, los vientos circumpolares constantes impidieron que el ozono de otras latitudes reabasteciera la estratosfera ártica. El vórtice polar estable también creó condiciones más frías que el promedio, favorables para que se produjeran reacciones que agotan el ozono.

Los mapas al inicio de la nota muestran las concentraciones de ozono sobre el Ártico en marzo de 2020 del lado izquierdo, versus marzo de 2024 del lado derecho. Esto ilustra la gran cantidad de variación posible. Los promedios mensuales fueron calculados por el equipo Ozone Watch de la NASA y se basan en datos adquiridos por el OMPS (Ozone Mapping Profiler Suite) en el satélite Suomi-NPP de la NASA-NOAA.

Las diferencia con la Antártida

A diferencia de lo que ocurre sobre la Antártida, donde se forman agujeros de ozono cada año, la concentración de ozono sobre el Ártico es muy variable y está sujeta al comportamiento anual del clima en la troposfera y la estratosfera. Hay una correlación directa entre el comportamiento del viento y la concentración final de ozono. Los fuertes eventos desde finales de diciembre de 2023 hasta principios de marzo de 2024 dieron como resultado los aumentos en la concentración de ozono.

Grafico Ozono en el Artico
Comportamiento de la concentración de ozono en el Ártico entre 1979 y 2024. Fuente: NASA

Los niveles de ozono alcanzaron su punto máximo en marzo, como suele suceder, y luego se mantuvieron muy por encima del promedio. Mayo, junio, julio y agosto también establecieron nuevos récords para las concentraciones promedio mensuales de ozono. "Este es realmente un período de verano extraordinario en el norte", dijo Newman. En cuanto a lo que podría haber causado el inusual clima estratosférico, los autores analizaron una variedad de factores sin encontrar una respuesta clara. El efecto del cambio climático, por ejemplo, es difícil de cuantificar. Con respecto a otros patrones atmosféricos más amplios como El Niño y la Oscilación Cuasi-Bienal, los meteorólogos indicaron que podría ser posible, pero la contribución es relativamente pequeña.

Es allí donde tiene peso el Protocolo de Montreal que eliminó gradualmente la producción de clorofluorocarbonos (CFC) y halones que agotan la capa de ozono. Los resultados están a la vista ya que los niveles de ozono se han ido recuperando lentamente. Sin embargo, como los CFC persisten en la atmósfera durante décadas, no se espera que el ozono ártico promedio regrese a los niveles de 1980 hasta aproximadamente 2045.

Referencia de la noticia:
Newman, P. A., Lait, L. R., Kramarova, N. A., Coy, L., Frith, S. M., Oman, L. D., & Dhomse, S. S. (2024). Record high march 2024 Arctic total column ozone. Geophysical Research Letters, 51, e2024GL110924. https://doi.org/10.1029/2024GL110924