Cazadores de paleotormentas prueban una nueva herramienta para detectarlas y analizarlas
El uso de plomo-210, un isótopo radiactivo natural del plomo ayudaría a documentar tormentas tropicales del pasado. El método está en su primera fase, pero aparece como prometedor para quienes estudian el pasado de estos fenómenos atmosféricos.
A veces las cosas se atan de tal forma en ciencia, que instrumentos que fueron creados para un fin, terminan siendo útiles para otros muy diferentes. Ahora, un método utilizado habitualmente para datar sedimentos resulta prometedor para documentar las tormentas tropicales a lo largo de la historia. Esta información es necesaria para futuras proyecciones de la actividad tormentosa, tal como lo indica Eos.
Las tormentas tropicales generan mucho daño cuando hacen contacto con tierra. Pero más allá de eso, también dejan su impronta. Más allá de su destrucción inmediata, las tormentas también pueden dejar huellas más sutiles en el paisaje que revelan cuándo y dónde golpearon. Un estudio reciente ahora indica que el plomo-210, un isótopo radiactivo natural, podría utilizarse como marcador químico de antiguas tormentas enterradas en el registro geológico.
Los datos sobre tormentas pasadas ayudan a prever cómo podrían cambiar las tormentas en el futuro, y su conocimiento aporta mucho más herramientas para comprender ese proceso. Hay pocos datos para definir cómo el cambio climático puede impactar sobre el desarrollo de las tormentas tropicales. Pero si se puede buscar en el pasado esta información que permita comprender la historia en el comportamiento de las tormentas tropicales.
Las huellas que dejan las tormentas tropicales
Los paleotempestólogos son los especialistas en el estudio del comportamiento de las tormentas tropicales en el pasado. Ellos son los que estudian las huellas que han dejado estos eventos meteorológicos en el tiempo. Una capa de arena conservada en el barro del fondo de los lagos costeros, por ejemplo, suele ser un claro indicador de una tormenta tropical pasada. Los fondos de los lagos suelen estar llenos de lodo de grano fino porque las aguas tranquilas permiten que las diminutas partículas se asienten fuera del agua; en cambio, la arena de grano grueso es arrastrada al lago cuando las mareas de tormenta superan las barreras naturales de la costa, como las dunas.
Un dato saliente es que estas capas arenosas sólo son depositadas por las tormentas más fuertes, por lo que basarse en ellas puede suponer subestimar la frecuencia de las tormentas. En los últimos diez años, los paleotempestólogos han trabajado en la búsqueda de indicadores que, a partir de sutiles pruebas geoquímicas, puedan arrojar luz sobre las tormentas e inundaciones prehistóricas de menor magnitud.
El plomo-210 se ha utilizado para calcular las tasas de acumulación de sedimentos porque se forma como resultado de la desintegración del gas radón en la atmósfera terrestre. Las partículas de plomo-210 vuelven a la superficie terrestre, donde se adhieren a los sedimentos acuáticos y se descomponen lentamente con el tiempo. Tiene una vida media de 22,3 años, por lo que las mediciones a intervalos a lo largo de un perfil sedimentario pueden indicar cuándo se depositó un horizonte sedimentario. Normalmente, cuanto más profundo es el sedimento, menos plomo-210 contiene porque el isótopo ha tenido tiempo de desaparecer.
Queda un largo camino por delante
El estudio comenzó de manera casual cuando los investigadores intentaban averiguar si la construcción de presas en el río Chao Phraya, que atraviesa Bangkok, en Tailandia, había obstruido el suministro de sedimentos a la costa, haciéndola más vulnerable a la erosión. Allí siguieron el rastro del plomo-210 para poder entender el proceso, y pudieron ver que era útil para hacer un seguimiento temporal del impacto de las tormentas tropicales.
El lugar de estudio de los investigadores en la orilla del delta del río Chao Phraya es especialmente vulnerable a las tormentas tropicales. En los últimos 2.000 años, el delta había ido avanzando hacia el golfo de Tailandia, pero en la década de 1950 empezó a retroceder. Ahora es uno de los tramos de costa que más rápido se erosiona del mundo y el impacto de las tormentas ha sido decisivo.
Los investigadores han este método de datación de una forma diferente, tal como lo explicó William Burnett, participante del proyecto. “El plomo-210 funciona como indicador de paleo tormentas porque éstas recogen sedimentos más antiguos de la costa en retirada y los arrojan al mar”, explicó. El sedimento más antiguo tendrá una firma deficiente de plomo-210 y entrega información sobre el comportamiento de tormentas en el pasado. Todavía queda un camino de más pruebas para aplicar este método de manera global.