Científicos debaten las críticas de los negacionistas del cambio climático: “Se basan en desinformación y manipulación"
A pesar de las abrumadoras pruebas científicas y de los récords climáticos establecidos en 2024, persiste el negacionismo del cambio climático, alimentado por la desinformación y los intereses económicos.
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El año 2024 se ha convertido en el más caluroso de los últimos milenios, según datos del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, y ha estado marcado por fenómenos meteorológicos extremos en todo el mundo.
El calor abrasador en muchas regiones, las inundaciones devastadoras y la pérdida de hielo en el Ártico han puesto de relieve la urgencia de la crisis climática. Sin embargo, en algunos sectores de la sociedad, principalmente vinculados a movimientos ultraconservadores y grupos económicos con intereses en los combustibles fósiles, la negación de esta evidencia continúa siendo generalizada.
Los mitos del negacionismo climático: la ciencia responde con evidencias
Algunos científicos y expertos han refutado vigorosamente los argumentos negacionistas, señalando la manipulación y la desinformación como las principales áreas de crítica.
Entre los principales argumentos que utilizan los negacionistas destacan tres ideas recurrentes: que el clima siempre ha cambiado; que no existe consenso científico; y que el dióxido de carbono (CO2) no es un contaminante. Sin embargo, los expertos aclaran que estas afirmaciones no resisten un escrutinio riguroso.
En primer lugar, es cierto que el clima del planeta ha sufrido cambios naturales a lo largo de milenios. Sin embargo, la velocidad del calentamiento actual no tiene precedentes en la historia geológica conocida.
Respecto al supuesto “desacuerdo científico”, estudios internacionales revelan que más del 97 % de los climatólogos coinciden en que el cambio climático es causado por la actividad humana. A pesar de ello, documentos como “World Climate Declaration”, firmado por personalidades de renombre, han sido utilizados para alimentar la duda pública. Sin embargo, muchos de los firmantes no tienen formación en climatología y sólo una pequeña fracción ha publicado artículos sobre el clima.
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Finalmente, el argumento de que el CO2 no es un contaminante es una simplificación engañosa. Aunque es esencial para la vida en la Tierra y no es tóxico en concentraciones normales, su exceso en la atmósfera provoca el efecto invernadero y calienta el planeta. Por esta razón, acuerdos internacionales como el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París lo clasifican como contaminante climático.
Desinformación e inacción: el costo humano y económico de la crisis climática
El impacto de esta desinformación tiene consecuencias concretas, a saber, el retraso en la adopción de medidas urgentes para reducir las emisiones y mitigar los efectos de la crisis climática. El informe “Counting the Cost 2024”, de la organización Christian Aid, revela que los diez desastres climáticos más costosos del año superaron los 4.000 millones de euros cada uno. Los huracanes Milton y Helene, en EE.UU., Cuba y México, causaron daños superiores a 115.000 millones de euros y se cobraron cientos de vidas.
La pérdida de hielo en el Ártico es otro símbolo dramático del cambio climático. En septiembre de 2024, la extensión del hielo marino alcanzó su séptimo valor más bajo desde que comenzaron los registros satelitales, acercando un verano sin hielo a 2030, según un estudio publicado en la revista Nature Communications.
La solución pasa por acelerar la transición hacia las energías renovables y financiar a los países más afectados.
De hecho, las consecuencias de la crisis climática son cada vez más visibles y exigen a la sociedad confiar en la ciencia y exigir acciones concretas a los responsables políticos. Las decisiones que tomemos hoy determinarán el futuro de las generaciones futuras.
Referencia de la noticia:
Heuzé, C., & Jahn, A. (2024). The first ice-free day in the Arctic Ocean could occur before 2030. Nature Communications, 15, 10101.