¡Canas verdes! Cómo el estrés acelera el encanecimiento prematuro
Cuando algo nos irrita solemos decir que nos saca “canas verdes”. Aunque se desconoce de dónde viene lo del color verde, este dicho relaciona dos fenómenos que la ciencia confirma: el estrés produce canas.
Tarde o temprano nos llegarán a todos. La aparición de canas es inevitable a medida que nos hacemos grandes. Pero que lleguen más bien temprano –antes de los 35 o 40 años- puede ser un signo de envejecimiento prematuro.
Las causas del encanecimiento temprano son muy diversas. Desde factores genéticos, hormonales, hasta desencadenantes epigenéticos o ambientales, incluidos desbalances nutricionales, déficits de nutrientes, exceso de radicales libres, entre otros.
Hasta hace poco, se sabía por experiencias empíricas que había una relación entre el estrés y las canas. Sin embargo, no estaba claro cómo se daba esa relación a nivel molecular. Pero un estudio de las universidades de Harvard y San Pablo descubrió, casi por casualidad, cómo sucede ese mecanismo.
Problemas en la fábrica de pigmentos
En primer lugar, hay que aclarar que una cana no es un pelo pintado de blanco. Una cana es un pelo sin color. Es como un auto que sale de fábrica sin puntura.
El cabello se crea en los folículos pilosos. Allí trabajan los melanocitos, que se encargan de “colorear” el pelo con melanina, del tono que le corresponde a cada individuo. Estos melanocitos “pintores” son producidos, a su vez, por células madre que se ubican cerca de la base de los folículos.
En el estudio, los científicos estaban experimentando con ratones cuando notaron que, en los ejemplares sometidos a altos niveles de estrés, las células madre que controlan el color de la piel y el cabello se habían dañado. Estos animales se volvieron canosos en apenas unos días.
Así, los investigadores descubrieron que, en situaciones de estrés, el sistema nervioso simpático libera un neurotransmisor llamado norepinefrina, también llamado noradrenalina, cerca de las células que producen los melanocitos.
Esa norepinefrina altera el funcionamiento de las células madre y hace que abandonen el folículo piloso. ¿La consecuencia? También desaparecen los pintores encargados de colorear el pelo, que saldrá blanco, y se llamará cana.
"Después de unos pocos días, se perdieron todas las células madre regeneradoras de pigmento", explicó a la BBC Ya-Cieh Hsu, otro de los autores, y agregó que una vez que se pierden estas células madre, ya no se puede volver atrás. "El daño es permanente", sostuvo.
Remedios anticanas
Aun así, los autores del estudio, que se publicó en Nature, afirmaron que es necesario hacer más investigaciones para entender mejor cómo se da la relación estrés-canas en los humanos. Esto es fundamental para, eventualmente, identificar métodos que puedan interrumpir o revertir esa relación.
Pero en general, los especialistas recomiendan aumentar la ingesta de antioxidantes, tener un consumo adecuado de hierro, cobre, vitamina B12 y vitamina D3, y estimular la actividad de las células madre para que puedan reponer los melanocitos productores de pigmento. Y por supuesto, reducir el estrés, para preservar la salud capilar y general.
¿Arrancar canas genera más canas?
Una creencia popular dice que “si arrancas una cana, siete más vienen a su entierro”. La frase se refiere a la subrepticia aparición de más canas en el sitio donde una de ellas fue arrancada.
No hay ningún fundamento científico que respalde esto. “Quizá la perpetuación de esta creencia se deba a que cuando encontramos la primera cana visible es porque llegamos a la edad en la que nuestros melanocitos capilares han empezado a fallar y a producir menos melanina por algún motivo. Con lo cual, a partir de ese momento, cada vez tendremos más cabellos sin pigmentar y los veremos más seguido dando la impresión de que se han multiplicado”, sostiene el sitio de verificación Chequeado.