Cómo manejar los "hassles", esos pequeños contratiempos que pueden desencadenar "un día de furia"

Con frecuencia nos enfrentamos a eventos negativos que parecen ser insignificantes, pero que lentamente van haciendo que acumulemos estrés sin que seamos conscientes de ello... hasta impactar nuestra salud física y mental.

Pequeños contratiempos
La acumulación de pequeños contratiempos que experimentamos a diario, puede minar nuestro estado de ánimo. Si no identificamos y actuamos sobre los hassels, nuestra respuesta puede ser desproporcionada.

En la película “Un día de furia” (Joel Schumacher, 1993), el personaje interpretado por Michael Douglas -un gris oficinista recientemente divorciado y despedido de su trabajo- tiene una serie de pequeños contratiempos que lo van sumiendo en una espiral de violencia que se convierten en el detonante de una explosión mayor.

Eso solo pasa en Hollywood”, podría decir algún distraído.

Pero el agotamiento emocional es un concepto con el cual podemos encontrarnos con mayor frecuencia de la esperada: demoras en el tránsito, una salpicadura accidental en la ropa, una momentánea recarga de trabajo o discusiones con el jefe, son inconvenientes con los que convivimos a diario.

Parecen insignificantes, pero su acumulación a lo largo de un día, semanas o más tiempo, puede hacer que terminemos como William Foster: explotando en un día de furia.

Pero tranquilos… también podemos manejarlos para evitar llegar a los extremos.

Estrés y procesos cognitivos

En 1984, los psicólogos estadounidenses Richard Lazarus y Susan Folkman, publicaron un libro llamado “Stress, appraisal, and coping” ("Estrés y procesos cognitivos" en español), donde definen el concepto de “estrés” como el resultado de las interrelaciones que se producen entre la persona y su contexto, aquél en el que está inserto.


Además, introducen el concepto de “afrontamiento (coping) del estrés”, como aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales cambiantes para manipular el problema en sí, y que sirven para regular las respuestas emocionales. En esta investigación, Lazarus y Folkman establecieron las diferencias entre los hassles -esos pequeños contratiempos que nos agotan emocionalmente- de los uplifts, las pequeñas experiencias positivas que levantan nuestro ánimo.

En su trabajo, estos psicólogos proponen que si bien los estresores o eventos traumáticos mayores tienen un impacto obvio, es la suma de aquellos aparentemente insignificantes contratiempos, lo que nos desgasta en forma gradual, pudiendo disparar una situación de estrés mayor, en particular si ocurren a diario.

Estar preparados

Aquellos eventos imprevistos para los que no estamos preparados, son los que pueden hacer que nuestras reacciones no sean las adecuadas o proporcionadas. Por ello, los pilotos de aeronaves se enfrentan a simulaciones de situaciones de conflicto, para poder responder en la manera indicada, o los bomberos y rescatistas realizan simulacros para actuar en forma idónea.

fiestas año
La llegada de las fiestas de fin de año pueden hacer aumentar nuestro nivel de estrés.

Pero por lo general, la vida no nos da la oportunidad de ensayar respuestas. Son tantas las circunstancias y diferentes la sensibilidad de los individuos que esos pequeños actos frustrantes que experimentamos con el tráfico -fuente inagotable de hassles-, con la tecnología -como quedarse sin señal o sin batería en el celular-, o enfrentarse con algún conflicto interpersonal, por más insignificante que parezca, puede desencadenar un ciclo de estrés que afecta nuestra atención, disminuye la productividad y genera sensaciones de descontrol al alterar nuestros planes. Esto puede minar nuestro estado emocional y, especialmente cuando se suman a otras preocupaciones, pueden ser el disparador de una respuesta desproporcionada… como la del personaje de Michael Douglas.

Entonces, la acumulación de eventos negativos menores puede tener más impacto en nuestro estado de ánimo que aquellos que son más significativos, en parte porque no estamos mentalmente preparados para enfrentarlos.

En mente y cuerpo

Las consecuencias de estas pequeñas molestias no solo pueden afectar a nuestra salud mental (ataques de pánico, depresión), sino que tienen el potencial de afectar la memoria y la capacidad de concentración, dificultando aún más la tarea de gestionar el estrés.

Estudios han demostrado que los hassles prolongados pueden contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas, afectando el sistema inmunológico haciendo que sea mayor la susceptibilidad a infecciones y problemas inflamatorios. La acumulación de este tipo de estrés aumenta el riesgo de hipertensión y otras afecciones cardiovasculares, sobre todo en personas con estilos de vida sedentarios, o quienes ya afrontan altos niveles de estrés, como aquellas personas con profesiones demandantes.

hassles prolongados
Los hassles prolongados pueden contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas, aumentar el riesgo de hipertensión y otras afecciones cardiovasculares,

Y la liberación de hormonas relacionadas con el estrés, puede generar un círculo vicioso: se altera el sistema inmunológico, se afecta la calidad de sueño, la presión arterial y la salud cardiovascular; al estar agotados, nuestra tolerancia al estrés disminuye, lo que hace que nuevos contratiempos sean aún más difíciles de manejar.

Afrontamiento del estrés

Desde Lazarus y Folkman a la fecha, se han establecido diferentes estrategias para gestionar los hassels de manera práctica y efectiva. Entre ellas, destacamos:

Afortunadamente, existen estrategias prácticas y efectivas para gestionar los hassles respaldadas por la evidencia científica, como las siguientes:

  • Mindfulness. Técnica que permite que las personas observen sus emociones sin reaccionar automáticamente ante ellas, lo cual disminuye el impacto emocional de los estresores diarios.
  • Regulación emocional. Es la habilidad de gestionar nuestras respuestas emocionales, también, asociada con menores niveles de hormonas del estrés (cortisol) y mayor bienestar general.
Meditar y controlarse
Destinar tiempo a meditar, relajarse y desconectarse puede hacer que los hassles no nos afecten tanto.
  • Relajarse y desconectarse. Destinar tiempo a ello puede hacer que los hassles no nos afecten tanto, ya que estamos más preparados mentalmente para abordarlos.
  • Organización y priorización. Planificar y organizar el día puede ser una estrategia simple pero efectiva para reducir el número de “contratiempos”. Nos ayuda a tener una sensación de control sobre el tiempo y nuestras obligaciones.
  • Apoyo social. Contar con amigos o familiares a quienes recurrir durante momentos de estrés puede disminuir la percepción del impacto de los hassles, ayudando a restar importancia a esos pequeños problemas diarios.

Identificar y poder responder de manera adecuada a los hassles, hará que mejoremos nuestra salud mental y calidad de vida, haciéndonos más resilientes a los retos diarios.

Referencia de la noticia:

Pequeños contratiempos, grandes consecuencias: el impacto de los ‘hassles’ en la salud